Texto de Germán Peña Córdoba.
La política colombiana tiene una faceta triste
y a la vez folclórica; a ella confluyen personajes que por suerte o por casualidad
llegan a tan altas dignidades, pues la laxitud del sistema electoral los
habilita para tal efecto; son elegidos dentro de una democracia que
infortunadamente los acepta así. Aterrizan a la política, figuras
caricaturescas, cantinflescas y farragosas que, sin ninguna formación académica,
hacen parte de la toma de grandes y trascendentales decisiones, que nos afectan
a todos por igual. A veces se elige mal, pero la inadecuada elección es
subjetiva por tanto es respetable. Es por lo anterior, que me impresiona cuando
escuchó decir: "yo no me meto en política, porque todos los políticos
son iguales y, si yo no trabajo no como". Como le encanta a la hirsuta
ultraderecha escuchar frases como esta. La expresión se oye a diario es pan de
cada día entre la gente.
Desde luego, que, si esta situación no fuera parte de
nuestra tragedia nacional, me causaría risa, pero es inevitable, porque son
proclives a convertirse en personajes risibles por su elementalidad y carencia
de gracia. Estos chisgarabises remembren Polo Polo, o el tal JP, se
caracterizan por su ausencia de convicciones y su poquedad intelectual. En este
contexto el chiquilicuatre Jonatan Tamayo Pérez más conocido como
"Manguito” llegó al Congreso en el año 2018.
"Manguito" por aquella época, era un tipo
desconocido, relativamente joven, delgado, provinciano, que portaba un
sombrerito gacho que asemejaba al bobo del pueblo. Así y todo, salió elegido
senador de la república, con el aval de la lista La Decencia, una coalición de
la Colombia Humana, la Unión Patriótica y la Alianza Social Independiente Asa.
Manguito cayó en paracaídas a un mundo desconocido para él, pero llego a ser
flamante Senador de la Republica hasta el 2022.
Al día siguiente de elegido, y sin sonrojarse y sin que nadie se
opusiera a ello, "Manguito" ya militaba en las toldas de la
ultraderecha, gracias a los votos del Progresismo y el, aun siendo pueblo. En
un abrir y cerrar de ojos el crápula "Manguito", ya defendía con
ardor a los que históricamente han sido sus opresores.
Esta es la génesis a tener presente, allí es donde nace
el apelativo "Manguito", que corresponde a todo aquel, que con
astucia infinita se infiltra en el movimiento social, que propugna por un
cambio. Casi siempre, y una vez el "Manguito" se instala en la curul,
a los tres minutos traiciona. Existe por allí mucho "Manguito"
rondando, y si el movimiento social se descuida pone el ratón a cuidar el
queso.
Esta funesta experiencia es la que hay que tener en
cuenta para no repetirla al confeccionar las listas del nuevo Congreso que se
avecina ¡No más "Manguitos" en nuestras filas! El comentario es que
ya están infiltrados algunos. todavía se tiene tiempo para depurar las listas
del Progresismo, con miras al nuevo congreso, que tendrá la magna
responsabilidad de sacar adelante la Constituyente.
¿Vamos a repetir esta experiencia? ¡No más Manguitos!
Germán
Peña Córdoba
Arquitecto-UNIVALLE


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