Texto de Germán Peña Córdoba.
El Nobel de paz para merecerlo, se
convirtió en un hecho demagógico, más que contribuir a una real construcción de
paz. Alfred Nobel, con un loable propósito inventó la dinamita, pero todo uso
se pauperiza y termina por desvirtuarse, el fin y el propósito muta a una
implementación inadecuada. La dinamita usada en la minería y la construcción de
vías en zonas agrestes, fue en su momento un gran avance, pero con los vientos
de guerra fue conducida a tomar otros rumbos, que con el paso del tiempo se
empleó en los conflictos bélicos, dándole así un uso no deseado por su creador.
El señor Alfred Nobel, reflexionó sobre el papel de la
dinamita, y trató de enmendar su legado como inventor de ella. Su deseo central
fue beneficiar a la humanidad y ese deseo, lo inspiró en dejar su fortuna para
dedicarla a la creación del premio, destinado a todos aquellos, que con su
trabajo ayudarán a fomentar la confraternidad entre las naciones, colaborar al
desarme y a la promoción de procesos de paz en el mundo. ¡Ese sería el objetivo
del galardón! El premio no serviría para
enaltecer la promoción y el pedido de invasiones a su propio país y al Caribe,
ni para propugnar por sanciones económicas a su territorio y mucho menos
cohonestar con el cruel genocidio en Gaza.
Hoy, el premio se otorga, no por lo que el nominado
haya realizado de manera tangible en beneficio de la paz mundial, si no por lo que
pueda hacer por ella, después de otorgado; consiste en guardar a futuro una
expectativa que como toda expectativa es lóbrega e incierta. Hoy el premio es
otorgado sin que el ganador muestre un hecho tangible y reconocido globalmente,
y que este hecho haya impactado y beneficiado a un país o a una comunidad de
manera real y comprobable. Después de haber surtido el efecto la labor del
postulado se debe entrar a considerar. en qué forma trascendió en la búsqueda
de la paz en el mundo.
Juan Manuel Santos -que no es santo de mi devoción
cuando ganó merecidamente el premio Nobel de la Paz tenía para mostrar un hecho
tangible. Santos, hay que reconocerlo, había firmado un acuerdo de paz con la
guerrilla más antigua del mundo como lo fueron las Farc, que firmaron la paz después
de 60 años de conflicto armado. La poca implementación o que haya surgido a
posteriori unas disidencias inducidas por la derecha perversa, en cabeza del
exfiscal Néstor Humberto Martínez es otra cosa. Pero a Santos hay que abonarle
que si no pacífico el país, si contribuyó enormemente a desarmar una de las máquinas
de guerra más efectivas del planeta. Fue por eso que a Juan Manuel Santos le
fue otorgado el premio Nobel de paz.
Hoy, recibimos la noticia, como cada primer viernes del
mes de octubre se recibe y nos dice que la ganadora del Nobel de Paz es María
Corina Machado. Eso está bien y la felicito. Pero no dejo de preguntarme lo
siguiente: que ha hecho la señora Machado para lograr la paz en Venezuela
aparte de pedir invasiones y sanciones económicas. Pienso que el premio con
María Corina entra en una especie de disonancia cognitiva, que hace que las
acciones de la persona premiada, no corresponde al espíritu del premio y esto
hace que juntos sean dinamita. Con lo anterior, el premio loablemente creado
termina dinamitado en su esencia. La dinamita que creo su inventor paradójicamente
hoy sirve para volar en mil pedazos su loable espíritu.
Ojalá no se trate de hacer la más fácil: descalificar, estigmatizar
y decir que uno está defendiendo un régimen, que evidentemente tienen unas
falencias, en gran parte por algo que casi nunca se menciona, ni se tiene en
cuenta en el análisis: las severas y perversas sanciones económicas que muy
vehementemente la señora Machado a propugnado por mantener e incluso pide que se
profundicen. Ojalá para la señora Machado el premio le sirva, para trabajar en
la esencia por el cual fue creado por Alfred Nobel y, no para reforzar su
disonancia cognitiva en la búsqueda del poder y no la búsqueda de la paz política,
que con urgencia necesita el país hermano, libre de sanciones económicas.
Germán
Peña Córdoba
Arquitecto-UNIVALLE