Juntos son dinamita.

11 de octubre de 20250 COMENTARIOS AQUÍ

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Texto de Germán Peña Córdoba. 

El Nobel de paz para merecerlo, se convirtió en un hecho demagógico, más que contribuir a una real construcción de paz. Alfred Nobel, con un loable propósito inventó la dinamita, pero todo uso se pauperiza y termina por desvirtuarse, el fin y el propósito muta a una implementación inadecuada. La dinamita usada en la minería y la construcción de vías en zonas agrestes, fue en su momento un gran avance, pero con los vientos de guerra fue conducida a tomar otros rumbos, que con el paso del tiempo se empleó en los conflictos bélicos, dándole así un uso no deseado por su creador.  

El señor Alfred Nobel, reflexionó sobre el papel de la dinamita, y trató de enmendar su legado como inventor de ella. Su deseo central fue beneficiar a la humanidad y ese deseo, lo inspiró en dejar su fortuna para dedicarla a la creación del premio, destinado a todos aquellos, que con su trabajo ayudarán a fomentar la confraternidad entre las naciones, colaborar al desarme y a la promoción de procesos de paz en el mundo. ¡Ese sería el objetivo del galardón!  El premio no serviría para enaltecer la promoción y el pedido de invasiones a su propio país y al Caribe, ni para propugnar por sanciones económicas a su territorio y mucho menos cohonestar con el cruel genocidio en Gaza.

Hoy, el premio se otorga, no por lo que el nominado haya realizado de manera tangible en beneficio de la paz mundial, si no por lo que pueda hacer por ella, después de otorgado; consiste en guardar a futuro una expectativa que como toda expectativa es lóbrega e incierta. Hoy el premio es otorgado sin que el ganador muestre un hecho tangible y reconocido globalmente, y que este hecho haya impactado y beneficiado a un país o a una comunidad de manera real y comprobable. Después de haber surtido el efecto la labor del postulado se debe entrar a considerar. en qué forma trascendió en la búsqueda de la paz en el mundo.

Juan Manuel Santos -que no es santo de mi devoción cuando ganó merecidamente el premio Nobel de la Paz tenía para mostrar un hecho tangible. Santos, hay que reconocerlo, había firmado un acuerdo de paz con la guerrilla más antigua del mundo como lo fueron las Farc, que firmaron la paz después de 60 años de conflicto armado. La poca implementación o que haya surgido a posteriori unas disidencias inducidas por la derecha perversa, en cabeza del exfiscal Néstor Humberto Martínez es otra cosa. Pero a Santos hay que abonarle que si no pacífico el país, si contribuyó enormemente a desarmar una de las máquinas de guerra más efectivas del planeta. Fue por eso que a Juan Manuel Santos le fue otorgado el premio Nobel de paz.

Hoy, recibimos la noticia, como cada primer viernes del mes de octubre se recibe y nos dice que la ganadora del Nobel de Paz es María Corina Machado. Eso está bien y la felicito. Pero no dejo de preguntarme lo siguiente: que ha hecho la señora Machado para lograr la paz en Venezuela aparte de pedir invasiones y sanciones económicas. Pienso que el premio con María Corina entra en una especie de disonancia cognitiva, que hace que las acciones de la persona premiada, no corresponde al espíritu del premio y esto hace que juntos sean dinamita. Con lo anterior, el premio loablemente creado termina dinamitado en su esencia. La dinamita que creo su inventor paradójicamente hoy sirve para volar en mil pedazos su loable espíritu.

Ojalá no se trate de hacer la más fácil: descalificar, estigmatizar y decir que uno está defendiendo un régimen, que evidentemente tienen unas falencias, en gran parte por algo que casi nunca se menciona, ni se tiene en cuenta en el análisis: las severas y perversas sanciones económicas que muy vehementemente la señora Machado a propugnado por mantener e incluso pide que se profundicen. Ojalá para la señora Machado el premio le sirva, para trabajar en la esencia por el cual fue creado por Alfred Nobel y, no para reforzar su disonancia cognitiva en la búsqueda del poder y no la búsqueda de la paz política, que con urgencia necesita el país hermano, libre de sanciones económicas.

Germán Peña Córdoba

Arquitecto-UNIVALLE

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