Texto de Guillermo Salazar Jiménez
Durante la campaña, una vez electo y en su
discurso de posesión, el pasado 20 de enero, Donald Trump enunció sus
prioridades como presidente número 47º de los Estados Unidos, manifestó Juanita
Lectora, coherente con su ideología conservadora y neoliberal afectará en poco
tiempo al mundo y, particularmente, a América latina, dado el poder económico,
político, cultural y militar de dicho país. Así será, comentó Rusbel Caminante,
arrasará derechos conquistados y desaparecerá organizaciones esenciales para la
convivencia comunitaria.
Como lo afirmó Trump, construirá una nueva
historia de país, pero Rusbel creyó que el progreso democrático quedará
detenido en el tiempo hasta que nuevas fuerzas sociales recuperen su sitio y
presionen por los cambios que aún se avizoran. Las prioridades establecidas
chocarán contra la tradición de lucha por los derechos de los trabajadores y
bienestar de los discriminados, predijo Juanita, y por los derechos que
protegen la dignidad de los pueblos latinos que sostienen la economía y
enriquecen a los ricos estadounidenses. No dudo, agregó, que la prioridad de
Trump se concentrará en la búsqueda de la riqueza empresarial a costa de
explotar y empobrecer a millones de trabajadores inmigrantes.
La prioridad de tal presidente, comentó Juanita,
resulta de la coherencia entre su pensar retrógrado y lo que sería fundamental
en su vida: hacer más ricos a una minoría y más pobres a una mayoría. Por ello,
dedicó su tiempo, energía y recursos a volver a la presidencia. Se apoyó en sus
cualidades de empresario y comunicador de masas, expuso Rusbel, para
transformar las exigencias del pueblo estadounidense en mercancías culturales,
en solo productos para consumir sin cuestionar las causas básicas de la
desigualdad social. Trump redefinió las prioridades de tal suerte que las
luchas por la igualdad y la justicia las diluyó en el ámbito de la falsa
comunicación y en el impacto negativo del consumismo.
“Cuando las prioridades están claras, las
decisiones se hacen fáciles”, lo recordó Juanita para afirmar que las ideas de
Trump encajaron bien dentro del nuevo orden económico y político mundial; la
prioridad de Rusia es Crimea, Taiwán de China y, claro, el Caribe y América
Latina de Estados Unidos. Así es Juanita, reconoció Rusbel, por ello dicho
presidente enunció medidas antipopulares que resonarán entre nosotros y tendrán
eco en la mayoría de países neocapitalistas. Trastocó la prioridad del consenso
sobre las prioridades, añadió, para fijarlas según sus intereses.
Juanita Lectora recordó al filósofo y escritor
español Fernando Savater en Ética para Amador, argumentó que Trump será incapaz
de establecer prioridades sociales y de tener en cuenta la jerarquía entre lo
que es necesario para los ciudadanos olvidados y lo que él quiere. Definió sus
prioridades de manera egoísta, no tuvo en cuenta el origen y significado
histórico de prioridad: lo que va primero. Claro Juanita, replicó Rusbel si la
educación es prioridad en Latinoamérica comenzaremos a transitar un camino
diferente, concluyó con el filósofo y escritor alemán Wolfgang von Goethe, “Las
cosas que más importan nunca deben estar a merced de las que importan menos.”