Texto
de Guillermo Salazar Jiménez
Las
agrias críticas y las respuestas impulsivas recrean una apremiante realidad
política de un país que reniega del buen trato entre nuestros dirigentes, opinó
Rusbel Caminante, signado por odios contra los cambios y que crea disputas
descompuestas o disculpas banales ocasionadas por la falta de convivencia.
Triste reconocerlo, respondió Juanita Lectora, existe una profunda sed por
defender cada quien sus razones y tratar de ganar la opinión de los
colombianos. Se preguntó Juanita: ¿Es mejor imponer los acuerdos por medio del
poder político, con argumentos violentos? ¿O con razones de parte y parte, a
través de un proceso de persuasión, de igual a igual, para descartar el
tradicional poder?
Entiendo
el persuadir como la capacidad de influir en el otro con el fin de cambiar su
actitud o puntos de vista, respondió Rusbel, sobre la base de la discusión
lógica y argumentos válidos según las necesidades del país y no de acuerdo con
los privilegios de los potentados de siempre. Como información válida para
motivar la discusión, Rusbel citó a Paulo Freire: En el fondo, la ideología
tiene un poder de persuasión indiscutible. El discurso ideológico amenaza
anestesiar nuestra mente, confundir la curiosidad, distorsionar la percepción
de los hechos, de las cosas, de los acontecimientos.
Contrario
a persuadir, tratar de convencer al otro con mentiras y desdén, expuso Rusbel
con el escritor portugués José Saramago que las pretensiones por convencer es
una mayúscula falta de respeto porque son pretextos para colonizar al otro.
Cierto Rusbel, intervino Juanita, recordó a la filósofa y escritora rusa Ayn
Rand, quien planteó dos formas de tratarse los hombres entre sí: Las armas o la
lógica; la fuerza o la persuasión. Y sentenció con Rand, “Aquellos que saben
que no pueden ganar utilizando la lógica, siempre han acabado por recurrir a las
armas.”
Juanita
Lectora recordó a Esopo, con su fábula de Bóreas y Helios, donde encontró
respuesta a sus preguntas anteriores. Con su habitual estilo sencillo y breve,
el griego Esopo narra la historia de la disputa entre el viento –Bóreas- y el
sol –Helios- para reconocer al más fuerte, capaz de desnudar a un caminante.
Bóreas sopló varias veces, cada vez más fuerte, mientras el viajero se cubría
con sus ropas. Cansado le cedió el turno a Helios. Este calentó gradualmente el
ambiente, mientras el caminante se despojaba poco a poco de su ropa, hasta
desnudarse y bañarse en un río. Excelente enseñanza, agregó Rusbel, resulta más
efectivo y útil convencer al otro con pausa e inteligencia que a la fuerza. El
problema del cambio en Colombia sería: Viento o sol.
Rusbel Caminante añoró la persuasión como estrategia pedagógica para adelantar los cambios que necesita Colombia, salir del atraso y derrotar la discriminación. Total, la libertad de los colombianos terminará cuando aceptemos las ideas mendaces de los opositores al cambio como propias a cambio de nuestra dignidad. Juanita concluyó con el escritor español Rafael Barrett, “…si alzas el palo, sobran los discursos. Con las armas no se afirma la realidad: se la viola.”