Comentario diario al Evangelio
El Evangelio de hoy: Marcos 12, 16. 22-26:
El primer
día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús
sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» Él
envió a dos discípulos, diciéndoles: «ld a la ciudad, os saldrá al paso un
hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre,
decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a
comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el
piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí» Los discípulos
se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon
la Pascua. Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y
se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.» Después, tomó el cáliz,
pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: «Esta
es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que
no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en
el reino de Dios». Después de cantar el himno, salieron para el monte de los
Olivos.
Antífona del salmo:
¡Alzaré la copa la salvación, invocando tu Nombre, Señor!
Tenemos en este domingo una de las fiestas
más entrañables de nuestra fe: Corpus Christi, el Cuerpo y la Sangra del Señor…
Es la fiesta de la Eucaristía. Hay un bello principio de la teología que nos
dice. “La Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia”. Es tan
real y profundo que vale la pena pensar cuánto estimamos y frecuentamos la
Santa Misa, especialmente cada domingo. No se puede comprender la Iglesia sin
la Eucaristía, pues, es evidente, desde la Sagrada Escritura, cómo el Señor
quiso celebrar la Pascua con sus discípulos y dejarles el mandato de “hagan
esto en conmemoración mía”; más aún, en los Hechos de los Apóstoles se nos dice
que los Apóstoles eras asiduos a la Fracción del Pan (primitivo nombre de la
Eucaristía. Leer Hechos de los Apóstoles 2,42). También, recorriendo los textos
cristianos más antiguos (La Didajé del año 70 después de Cristo, San Justino,
del año 165 después de Cristo), encontramos que la Eucaristía ocupa un lugar
central en la vida de la comunidad cristiana. De este modo, recordamos que la
Eucaristía tiene dos grandes momentos: La Liturgia de la Palabra y la Liturgia
de la Eucaristía. Son como dos “manjares” que se nos sirven en abundancia y nos
nutren de la mejor manera. Por todo, vale la pena repensar cómo estamos
viviendo la Santa Misa. Dios nos ama siempre, siempre, siempre y se da
generosamente en cada Eucaristía.
P. Rodrigo
Gallego Trujillo,
Párroco de la Catedral san Pedro de Buga