¿A salvarnos de qué?

30 de agosto de 20250 COMENTARIOS AQUÍ

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Texto de Germán Peña Córdoba. 

Existe un aforismo de origen árabe, igualmente atribuido a Eleonor Roosevelt, esposa del presidente Norteamericano Franklin Delano Roosevelt, que reza así: "si te engañan por vez primera la culpa es de quien te engaña, pero si te engañan una segunda vez, la culpa es tuya" ¡Solamente tuya! Básicamente significa que la víctima no aprendió ni corrigió el desacierto cometido. El afectado cayó de nuevo en el craso error.

La histórica frase enfatiza que la primera vez que alguien nos engaña, la responsabilidad recae en el mentiroso y falsario engañador, pero si permitimos que nos sigan engañando, la responsabilidad es nuestra, por no haber aprendido de la experiencia y no habernos asegurado de no caer de nuevo en la misma celada. Si a pesar de haber sido engañado por un crápula y tramador se cae de nuevo, significa que no se tomaron los correctivos y precauciones debidas y no se obró de manera cautelosa. El damnificado definitivamente no aprendió la lección.

Extrapolemos el caso: nada más aplicable a la realidad social y política de Colombia.

 Sociedades enteras repiten el mismo yerro y son conducidas por falsos liderazgos en contubernio con medios comunicación abyectos al poder dominante, que adoctrinan y guían para repetir una historia de autoritarismo e inducir a recorrer el mismo camino que se suponía ya superado. La desmemoria es enorme tanto así, que se olvida el tramo recorrido, que luego es aprovechado por los profetas del desastre, que como aves agoreras venden el miedo y el terror para luego venir a ofrecer "seguridad"; pero no seguridad integral sino aquella de las tristemente célebres botas aleves y el famoso "plomo es lo que hay". Plomo solo para los pobres.

Los que ejecutan dichas estrategias, saben previamente que la gente fácilmente olvida.

Grandes capas de la sociedad, son conducidos a repetir el error y a transitar hacia él, como los ríos presurosos se dirigen al mar. Todo lo pretérito se olvida, todo lo pasado queda atrás. Luego los perpetradores fungen de salvadores de lo mismo que ellos han ocasionado, y exultantes y sin sonrojarse dicen: "vamos a recuperar el país", "vamos a salvar a Colombia". Nada de esto es creíble, si nos atenemos a la simple lógica del aforismo árabe: ¿de qué me va a salvar el que tradicionalmente ha causado daño y engaño? ¿Me va a volver a engañar? Lo importante es no volver a caer porque la culpa seria mía.

 Si lo anterior sucede y se repite en las elecciones del 2026, a Cámara y Senado, donde nos ha tocado presenciar en vivo y en directo la traición a las reformas sociales, que benefician directamente al pueblo...la culpa será enteramente nuestra como electores, por volver a caer en el craso error. Esto también es válido para las próximas elecciones presidenciales. Es por eso que el primer fallo condenatorio debe darse en las urnas.

El engañó, como el fraude electoral siempre han estado presente.

La manida frase que se repite constantemente y a la derecha colombiana le causa risa, habla de los "200 años de gobiernos de derecha" que en realidad son exactamente 206 años. Con ello se quiere expresar que no ha habido durante este tiempo otra mirada diferente en el espectro político contrarío al derechismo.

 Después de la batalla de Boyacá el 7 de agosto 1819 en el Congreso de Angostura nació La Gran Colombia territorio conformado por la Nueva Granada y Venezuela que como Republica duro hasta 1831. A partir de este año, fue cuando emergió la Republica de la Nueva Granada que duró hasta 1886, año en el cual definitivamente fue cuando nació la Republica de Colombia con la constitución de 1986 y desde esta fecha el poder ha sido ostentado hasta nuestros días por el acérrimo bipartidismo: hegemonía Conservadora y Liberal.

En esencia no ha habido un movimiento pendular o alternancia por fuera del círculo vicioso Liberal-Conservador.  Son la excepción la llegada de facto al poder del General José María Melo 1854, en remplazo del presidente José María Obando. El General Melo ha sido el único presidente de origen indígena. Fue derrocado a los pocos meses y se exilió en México donde murió fusilado. La otra excepción fue Juan José Nieto de origen afro que llego al poder por un periodo de inestabilidad política en remplazo del presidente Mariano Ospina Rodríguez 1861. Son dos casos con un mínimo tiempo en el poder: 8 y 4 meses respectivamente

Cuando uno observa este generalizado contexto histórico se da cuenta que un gobierno progresista que lleva tan solo tres años, no se le puede endilgar todo el lastre que viene de atrás y, menos cuando a la nefaria ultraderecha no se le ha cumplido sus pronósticos de ave de mal agüero. Si la caverna no han sido solución a los ingentes problemas de desigualdad social que aqueja a Colombia, creado por ellos mismos, en todo un largo periodo de gobierno de más de dos siglos ¿por qué creerles ahora?

Me resisto creer. que las bases sociales caigan en engaños otra vez, porque como dice el antiguo Proverbio Árabe: ¡la culpa sería mía!

Germán Peña Córdoba

Arquitecto-UNIVALLE/79

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