Texto de Germán Peña Córdoba.
En la próxima contienda electoral la
esperanza representada como deseo alcanzable, y el cambio representado en la
continuidad a favor de una justa causa, serán los máximos protagonistas y por
ende los favorecidos por la voluntad popular, traducida en una realidad
mayoritaria de votantes en favor del gran anhelo centenario. Que difícil será expresar, ¡somos la
esperanza!, cuando se ha sido agente del poder durante siglos y no se ha
hecho nada por resolver los problemas básicos de una gran mayoría marginada y
excluida. Que difícil será encarnar la libertad, cuando se propugna por la
inequidad y el desconocimiento del movimiento campesino, hoy sujeto de derechos
y ávidos de una Reforma Agraria que va por buen camino: 2'500.000 hectáreas
repartidas otras formalizadas y adjudicadas.
Pero en el caso de ganar las elecciones los
representantes del retroceso, seguramente "echaran para atrás"
lo alcanzado. El hipotético regreso de la caverna, causaría un incendio de
dimensiones inconmensurables, en un país históricamente proclive a las guerras
civiles. Si el espectro político de derecha tiene un sector que contemple cierta
moderación, este debería pensar, que elegir al "destripador", sería
un suicidio colectivo.
A veces pienso, que deliberadamente se desconoce que la
gente despertó e igualmente ignoran, que esa misma gente sabe identificar quienes
sufren de aporofobia, y quienes eternamente han conculcado sus derechos. "destripar"
al contrario no es una sana opción, y menos en un país que busca pasar la página
de la tragedia ocasionada por las causas objetivas que han generado la
sempiterna violencia colombiana. Solo un candidato con total desconocimiento de
la historia política del país, se atreve a proponer semejante locura extrema,
de retornar a las aciagas épocas del paramilitarismo.
La derecha colombiana comete un gran error al no
hacerse querer del pueblo, y cuando hacen algún fingido esfuerzo por tratar de
llegar a él, no se nota la espontaneidad necesaria. Están convencidos que el
desprecio por el pobre, la frialdad frente a su estado de postración y la
insensibilidad por su condición de pobreza, es un activo político electoral.
Hoy se ve con claridad meridiana, quien profesa por los más vulnerables una
profunda preocupación de ir directamente a lo medular del problema de la
desigualdad. Hoy existe una genuina preocupación por desterrar, corregir y
enmendar deudas históricas acumuladas, que provocaron traumas fundacionales,
como la esclavitud y la discriminación en sus múltiples manifestaciones.
Pero en esto, no faltarán pobres que adhieren a la
causa que los oprime. Unos porque se olvidan de dónde vienen: alcanzan "el
éxito" para luego ponerse en contra de lo que fue su origen; otros
porque la desinformación que les inoculan diariamente causa estragos en su
prexistente disonancia cognitiva. Bien lo decía Groucho Marx el humorista y
comediante norteamericano, mas no hermano de Carlos Marx como usualmente se le
confunde. Decía Groucho: "el ser humano califica y valora la situación
del otro ser humano desde la condición material en que vive". Quiere
decir: si yo estoy bien materialmente, difícilmente entenderé la situación de
quien se encuentra mal.
Precisamente, ese es el norte que no se puede perder y,
menos si se es un político, un estadista. un presidente, un gran empresario o
un líder de masas. Excepcionalmente Gustavo Petro e Iván Cepeda no han perdido
su norte y, por eso seguirán siendo exitosos electoralmente: ¡se hacen querer
del pueblo! Lo anterior no es gratuito, eso va en consonancia con la
congruencia: es poner a coincidir lo que se piensa, con lo que se dice y se
hace.
Desde los noticieros de los poderes facticos, que son
los heraldos de la mentira y la felonía, se seguirá cultivando el odio hacia
todo aquello que proponga un cambio y genere esperanza. Mañana, se arremeterá
con falsedades y diatribas contra Iván Cepeda. La justicia y las altas cortes,
altamente ideologizadas atentarán en su contra, con una fortalecida guerra
jurídica hoy llamada "Lawfare"; en las próximas elecciones el
ex- coloso del norte, intervendrá a favor de los apátridas, cipayos y asustados
derechosos. Las narrativas y falsos relatos imperaran. Pero hoy, la gente está
preparada para no tragar entero, la ostensible mentira que vomitan a diario
sobre el tapete, les tocará regurgitarla porque el infinito amor del pueblo
estará allí presente, aguardándolos y cuidándolos, para manifestarse el día
señalado: el 8 de marzo del 2026 ¡Ese día será clave!
Germán Peña Córdoba
Arquitecto-UNIVALLE.


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