Todo apunta a que en las elecciones del próximo domingo 13 va a expresarse una gran mayoría a favor de los candidatos del Pacto Histórico, tanto en corporaciones como en consultas presidenciales. Por lo menos las muchedumbres, hijas del paro nacional, en varias ciudades —incluidas algunas que hace poco eran adversas al progreso— auguran la victoria de los honorables y los necesarios para instalar al país en la contemporaneidad y salirnos de esta parroquia franquista. El rey de la trácala, a cuya “eternidad” le llegó ya su fecha de vencimiento, llega ahora a una que otra ciudad en condición de clandestino, para evitarse abucheos, habla con algunos feligreses en voz baja y le da una vuelta a la manzana repartiendo volanticos. Por ahí se le ha visto invitando a votar por un Enrique Cabrales, cuñado de su hijo Tomás, quien también ha aparecido en TikTok y Facebook haciendo lo mismo, sin aclarar ni su parentesco con Kike ni que este ya estuvo ahí, en el período 2018-2022, haciendo bulto y caminando por el Capitolio en puntillas. Esa campaña familiar es muy tierna porque muestra al ex caudillo y a su primogénito en estado terminal, resteándose.
Las listas del Pacto Histórico en sus diversas modalidades, en cambio, ofrecen una baraja de celebridades hiperactivas e intachables en las causas más sensibles. Senado: Aída, Clara, Isabel Cristina, Gloria, María José, Piedad, Iván, Wilson... Cámara: Alirio. Consulta: Arelis, Camilo, Francia, Gustavo…
No serán los únicos que serán ungidos por el voto. Hay gente de relevo a la que no distingo, y quizá por eso no acude a mi memoria, pero eso es lo interesante de las fuerzas en crecimiento, que construyen una comunidad de desconocidos cohesionada por afinidades. Eso no era lo usual en la izquierda, en la que todos sabíamos quién era quién, por lo poquitos. Obvio que me hacen falta en las listas nombres que pude considerar imprescindibles: Ángela María, Juana, Sara... Habrá entre los que sean elegidos quien falle, obviamente, pero en proporción exigua. Los manguitos forman parte del equilibrio en la política y la naturaleza.
Por las toldas sombrías, en cambio, veo mucha antropofagia. En el CD hay pugnas intestinas que más bien parecen purgas y deserciones. Los únicos visibles son ese par de piratas: Miguel Uribe y la Cabal, que no se pueden ver entre ellos. ¡Cómo habrán hecho para llenar los otros renglones!: ¿con gente como Kike? Los de la Esperanza y los del Equipo por Colombia se confunden en sus respectivos centros, el centro-centro y el centroderecha. Aunque Juan Manuel dice que él es de centroizquierda, y sí, es posible. Demasiado centro hasta para ellos. Barguil, de no ser por la sentencia sobre el aborto, se hubiera quedado sin tema, aunque el hombre es carreta brava: palabras, palabras, que es lo que fluye cuando no hay ideas. Óscar Iván es el que está hecho, porque hace campaña es para Yo me llamo. Con Alicia Eugenia pueden lograr un buen dueto Pimpinela. En cuanto a Íngrid, hay que ser del Liceo Francés para entenderla. Y a propósito: ¿qué pasó con Humberto de la Calle, ya con las elecciones encima?
Si tuviera inscrita mi cédula en el Valle, votaría por Julián Rodríguez para la Cámara. Un juglar de la política y la música, con buena hinchada, sobre todo de niños, con los que viene armando conciertos de centenares de voces hace 20 años. Es el 113 de la lista Verde en el Valle.
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