El “boom” de la queratina

4 de febrero de 20220 COMENTARIOS AQUÍ

 Texto de Lisandro Duque Naranjo

La llamada “Gran Prensa”, en tiempos en que acaparaba la hegemonía de la información —en TV, radio y medios escritos—, imponía su visión del mundo, sus prioridades temáticas, lo políticamente conveniente... sin obstáculos, pues las causas opuestas —lo disidente, lo antiestablecimiento, lo transgresor y demás— debían resignarse a lo marginal y, en el mejor de los casos, a lo alternativo. En la actual era tecnológica, sin embargo, la subordinación persevera, porque a través de las redes sociales —en las que cualquiera, supuestamente, tiene su propio canal de TV, o el potencial de comunicarse visualmente o por escrito, rompiendo la homogeneidad de lo oficial— de todas maneras el nuevo individuo digital también es gregario y reproduce en alto grado las representaciones culturales de las clases altas. Y algunos, con un léxico de patio de cárcel que se pretende “popular”. Hay una cantante de despecho, versión rústica de una señora de Buga, que es campeona en exabruptos y ha encontrado un nicho en el que le celebran sus dislates de albañal. No es la única: se cuentan por montones los que con sus supercherías y odios les echan travesía por los celulares a unos usuarios insaciables buscando desesperadamente likes. Y los obtienen. Qué bueno que también hay usos libertarios y muy notables.

Los chats que le llegaron a Semana con motivo de la audiencia y condena de Jhonier Leal íntegros en su totalidad pedían la pena de muerte o la cadena perpetua. Para resultado tan nimio no hubiera hecho falta comunicación satelital. De una deliberación represada durante siglos no podía esperarse, pues, propiamente ecuanimidad. Ni el placer de ser anónimo, que la gente no soporta. Cuando pasan 15 días sin que un youtuber (algunos son ocasionales) comparezca ante el ciberespacio, algo debe hacer para no ser ignorado: pega una bailadita —en estos días vi una muy voluptuosa, casi ahorcando a un gato para forzarlo a ser su pareja—. La prueba de que el salto tecnológico dejó ilesa la ideología premoderna —no veo por qué no hubiera sido así, disculpen la perogrullada— es que el insulto, la violencia y el bullying se enseñorean de las redes. El candidato Rodolfo Hernández, verbigracia, ya se dio cuenta de los votos que le ganan sus puñetazos “anticorrupción” en las encuestas, razón por la que Petro no debiera preocuparse, para enfrentarlo, por modificar su estrategia comunicativa. Al bumangués hay que dejarlo solo con sus gazaperas y madrazos. Y al de El Ubérrimo. La gente sabe distinguir.

Para que no sea inútil tanto progreso, bastaría con relajarse y esperar a que quienes lo utilizan con bajezas de viejas edades sobresaturen el espectro y vayan desapareciendo del interés de los consumidores virtuales. Creo que el Centro Democrático ya está mostrando fatiga de metal. Si hasta en los medios tradicionales se libran contiendas despiadadas por el poder de las audiencias: a Néstor, por ejemplo, que madruga tanto, lo están arrasando las mujeres comandadas por Camila Zuluaga desde las 10:30 a.m., aunque a Valeria Santos se le hubiera ido la luz en estos días con ese cuento de que Petro viajó a España a cuadrar lo del fraude electoral con el software de Podemos. ¿Qué le pasó, joven? Usted es mejor que eso.

Comparta esta nota :
Todos los derechos reservados
Alirio Acevedo Sánchez
 
Con el apoyo de : Alirio Acevedo Sánchez | Amparo López Otálvaro | Juan David Acevedo Jímenez
Copyright © 2015. Sevilla Valle del Cauca - | Webmaster Alirio Acevedo Sánchez | Todos los Derechos Reservados.
Creado por Creating Website Publicado por Mas Template
Con la tecnología Blogger