Para Orlando Almanza, que me enseñó a leer.
Por: Edgar Alzate Díaz
La región de la Orinoquía colombiana,
comúnmente conocida como los Llanos Orientales, es una inmensa región que
abarca los departamentos del Meta, Vichada, Arauca, Casanare, con una extensión
aproximada de 300.000 Kilómetros cuadrados.
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Ubicación de Puerto Gaitán |
El pueblo indígena Sikuani que se localiza en
el municipio de Puerto Gaitán, departamento del Meta, habita en nueve (9)
resguardos. Un Resguardo Indígena es una Institución legal y sociopolítica de
carácter especial, conformada por una comunidad o parcialidad indígena, que,
con un título de propiedad comunitaria, posee su territorio y se rige para el
manejo de éste y de su vida interna, por una organización ajustada al fuero
indígena o a sus pautas y tradiciones culturales. El total de la población
Sikuani en Puerto Gaitán es de 16.000 personas.
Hasta hace unos 60 años atrás, los Sikuani eran
un pueblo nómada que se desplazaba por las sabanas de la Orinoquía en grupos
familiares liderados por un abuelo y su grupo de hijos, hijas y yernos. El
Suegro o ”Aju” era el responsable del grupo. Una vez se terminaban los recursos
alimenticios al cabo de tres o cuatro años, se dirigían hacia otro lugar.
Los Sikuani se identifican como gente de la
sabana en contraposición a la gente de la selva, la mayor parte de su sustento
proviene del río y de la selva de galería. Los Sikuani tumban y queman pequeñas
áreas en los bosques cerca de sus caseríos. Las chagras indígenas consisten en
tumbados en la selva de en promedio algo más de media hectárea. Siembran
generalmente en forma circular desde el perímetro hacia el centro para
facilitar la recuperación del bosque. Se siembran decenas de variedades de yuca
amarga, yuca dulce, piñas, batatas, caña, ají, frutales como chontaduros,
merey. Después de un uso intensivo luego de dos o tres períodos de cosecha al
cabo de 4 a 5 años el conuco se visita para cosechar frutales y como lugar de
cacería de roedores y otros animales que frecuentan los rastrojos. La chagra
indígena es un motor de biodiversidad al exponer el suelo a la actividad humana
y a la dispersión de semillas por parte de aves, murciélagos, mamíferos, etc.
La roza, tumba, quema, siembra y cosecha de las chagras se rige estrictamente
por los calendarios ecológicos y astronómicos.
Los árboles de mango son indicadores de un caserío Sikuani, pues donde
hay más de tres árboles de mango, hay o hubo familias indígenas Sikuani
asentadas allí. La cacería y la pesca son igualmente fuente esencial de su
dieta. Las mujeres siembran y cosechan los productos de la chagra, y recogen
insectos y pepas de monte. La mujer es la encargada de elaborar el mañoco y el
casabe, derivados de la yuca amarga, fuente esencial de la alimentación
Sikuani. (Foto: Mujeres preparando la torta de casabe, principal alimento del
pueblo Sikuani).
Cuando se recorren las sabanas de la Orinoquia
del municipio de Puerto Gaitán, comienzas a ver una enorme manta verde de
pastos naturales en los que se alternan pequeños cerros y ondulaciones
atravesadas por bosques delgados y extensos que se conforman como latigazos
naturales en este espacio y que técnicamente son denominados como bosques de
galería. También los ojos capturan en este paisaje, unas aglomeraciones de
palmeras que son los morichales, es decir, palmeras de moriche, sitios sagrados
para los indígenas, donde se encuentran nacimientos de aguas cristalinas, muy
usadas por los animales de la sabana y del bosque para tomar agua, bañarse y
alimentarse pues estas palmeras arrojan frutos que alimentan a todas las
especies, incluido el ser humano.
Para los Sikuani todo es sagrado, desde el
espacio atmosférico donde residen sus espíritus buenos, creadores del mundo y
protectores de los humanos. El espacio del medio o el suelo, donde se
encuentran los bosques, las aguas, lagunas, ríos, montes y selvas, piedras,
animales y peces. Y el mundo del subsuelo, donde habitan los seres dañinos y la
gran culebra sagrada.
El mundo Sikuani se constituye desde lo sagrado
soportado en los espíritus denominados como Ainawi, seres que nos protegen y castigan
y con los que hay que tener reconocimientos y rezos para lograr nuestra
protección dirigidos estos rezos por los médicos tradicionales. Hay cuatro
espacios donde habitan los Ainawi: El agua, el aire, la flora y la fauna. Estos
seres invisibles, representan para los miembros de las comunidades Sikuani,
seres a los cuales hay que respetar, pedir permiso para realizar ciertas
actividades y cuidar, dado que ellos son los dueños de los animales y ejercen
control sobre los animales para cacería, pesca y plantas utilizadas para
consumo y/o fabricación de remedios, entre otros.
En
su sistema de salud, la curación la realizan los Dopatuwinü o el hombre que
inhala yopo y el Penajorobinü o rezandero, son los médicos tradicionales. Ellos
emplean el polvo de Dopa o yopo (Anadenanthera Peregrina SP), un árbol
leguminoso, cuyas vainas tienen las semillas de la Dopa que son maceradas y
convertidas en polvo por los médicos tradicionales. El Yopo o Dopa, es un polvo
alucinógeno muy utilizado en los diferentes espacios públicos del mundo
Sikuani. Se utiliza en todas las reuniones y en los diferentes eventos festivos
de la comunidad. Los médicos tradicionales lo utilizan junto con la corteza del
bejuco Capi (Banisteriopsis capi) para incrementar y combinar su efecto alucinatorio. También se encuentran los rezanderos o
Pematawajibunü quien reza el pescado para los niños y niñas. Los Médicos rezan
el pescado, los dolores de estómago, dolores de hueso, picada de culebra, los
huesos rotos, el dolor de cabeza, y a los niños y niñas cuando nacen o cuando
están en su pubertad para alejar los ainawi y los yagés.
Cuando ingresé por primera vez al territorio de
los Jiwi Sikuani (gente Sikuani), aproximadamente en el año1.996, las FARC con
sus Frentes de guerra 16 y 39, era la organización armada que dominaba la
región. Cierto día salí de Puerto Gaitán
en el campero que teníamos para transportarnos por las comunidades. Aquel día
iba solo, pues casi siempre viajaba acompañado de varios maestros indígenas
conocedores de la zona. A unos treinta minutos de recorrido cuatro guerrilleros
de las FARC me hacen señal de pare. “Compañero, me dicen, para donde va. Voy
para el resguardo El Tigre, (ubicado a seis horas de recorrido). Necesitamos
que nos lleve, me ordenan. Como no compañeros, les contesto”. Se suben los
guerrilleros, todos muy jóvenes, bien armados con sus fúsiles y sus morrales de
guerra. Yo pensaba, y ahora de que les hablo. Ah, pensé, les voy a conversar
mal del gobierno. Y así fue, nos fuimos conversando, mientras mi nerviosismo se
centraba en el hecho de que, por aquella época, comenzaron a llegar los
helicópteros del ejército que descendían en cualquier parte para requisar los
camiones y vehículos que pasaban por la región. Menos mal no pasó esto. Al cabo
de varias horas de recorrido y ya llegando a mi destino, los guerrilleros me
ordenan parar para descender. Los jóvenes entran en un monte donde seguramente
tenían su campamento. Esa madrugada, a las cinco de la mañana, fueron
bombardeados y murieron casi todos los guerrilleros que estaban en ese
campamente. Cuando me enteré, pensé inmediatamente: “ahora me van a culpar de
sapo”. Salí de la zona, pero afortunadamente no me ocurrió nada. Así es el
trabajo en las regiones donde existe la guerra en Colombia.
Los Sikuani conservan un modelo de organización
territorial y familiar por clanes y grupos totémicos y de acuerdo con esta
pertenencia conservan algunas características que constituyen el carácter del
grupo clànico de que se trate. Se encuentran los del clan Maja o Guacamaya,
caracterizados por ser de buena conversación, alegres y bulliciosos. Hay otras
clasificaciones clanicas como los Tigre o Neutomomowi o clan del Tigre, Makibü
momowi o clan del caimán, también hay los Sardinita, los Murciélago, Dantas,
micos, Kawiri (caníbales) etc. Cada grupo tiene un nombre, un territorio y
algunas particularidades lingüísticas, y es independiente respecto a los demás.
En esta estructura observamos la estrecha relación cultural que existe entre la
sociedad Sikuani y la naturaleza.
No podemos dejar de mencionar en este artículo
uno de los principales rituales de la vida Sikuani, como es el “El rezo del
pescado”, un ritual generalizado en los grupos indígenas llaneros el cual se
desarrolla con ocasión del comienzo del destete de los bebés antes de su primer
año y con ocasión de la primera menstruación femenina. Con este ritual, la
joven mujer, aprende los valores femeninos, los que le son transmitidos por la
abuela (akue) para su desempeño en la nueva vida como mujer adulta. Pero lo más
interesante del rezo del pescado es que es Bakatsolowa, el espíritu de la mujer
pez, quien puede ocasionarle daño a la mujer púber que inicia su vida social
activa. Este espíritu del agua, es el más poderoso del agua y de los peces.
Para ella es que se realiza este rezo y nuevamente aparece la articulación del
mundo Sikuani con el mundo de la naturaleza y de los seres sobrenaturales y la
intermediación del Chaman para evitar las sanciones que pueden venir si no se
cumplen los ritos de pasaje que van a controlar y a calmar a los Espíritus
ancestrales.
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Joven mujer preparándose para el rezo del pescado |
Como toda Colombia, en la región de la
Orinoquía los paisajes que se encuentran en la naturaleza, con las extensas
sabanas, sus ríos agrestes y profundos, ricos en alimentos, las playas
veraneras, los morichales que con su impresionante garbo le dan al ser humano
alimento, hojas para los techos de las viviendas, corteza para paredes, frutos
para las bebidas, agua para la sed. Sus atardeceres multicolores y las noches
repletas de estrellas, cóncava su atmosfera donde la vía láctea serpentea en
una bruma de estrellas, los montes y su vegetación, así como las grandes
lagunas que traen los peces y los espíritus que cuidan la naturaleza y se
transforman a través del yopo alucinatorio en tigres y dantas y feroces
animales que el chamán maneja desde la estela invisible de la vía láctea.
Hermosas culturas que van desapareciendo por la actividad de las empresas
petroleras, de la violencia de este país, del hambre y la miseria.
En alguna ocasión llegó a Puerto Gaitán, un
antropólogo amigo mío, a dar unas charlas para la organización indígena,
enviado por la Organización Nacional Indígena de Colombia. Mi amigo, había
trabajado con los indios Emberá del departamento de Córdoba, cuando
construyeron la hidroeléctrica de Urra, famosa porque para su construcción
inundaron miles de hectáreas del territorio Emberá. El antropólogo en mención,
intervino fuertemente a favor de los Emberá, pero allí el grupo paramilitar de
Carlos Castaño, defendía a la hidroeléctrica. El antropólogo fue amenazado y
declarado objetivo militar por Carlos Castaño, teniendo que huir de esa región.
Un día, yo salía hacia Villavicencio, cuando el amigo antropólogo me solicitó
el favor de llevarlo. Con gusto lo recogí y saliendo del pueblo, vi cómo dos
carros utilizados por las Autodefensas en Puerto Gaitán, venían en el horizonte
de la carretera. Uno de los carros se detuvo a más o menos 200 metros y salió
un hombre extendiendo su fusil hacia nosotros, el otro carro, se dirigió
directamente a nosotros y uno de los paramilitares, pues eran paramilitares, se
colocó detrás del auto con su fusil, otro descendió y se dirigió a nosotros.
Yo, me puse blanco como pared y el tipo me dijo: “Tranquilo, somos
autodefensas”, yo pensaba, “pues por eso estoy asustado”. Adentro del carro se
quedaron otros paramilitares y uno de ellos se reía a carcajadas, jajaja, como
se ríen los malos de las películas, al verme tan asustado. Yo seguía pensando,
“ya nos van a bajar y acá traigo a Efraím y si nos piden la cédula, somos
cadáveres”. Pues ellos cargaban listas de las personas que declaraban como
objetivos militares. El autodefensa nos miró, miró el carro, y nos dijo: Pueden
seguir. Efraím, el antropólogo se río de mi susto, y yo le dije, pues claro, si
usted viene acá conmigo y es objetivo militar de Carlos Castaño.
Escribir acerca del pueblo Sikuani sería muy
extenso, y no hay espacio suficiente. Presento brevemente algunas de sus
características culturales, con el deseo de que no hayan sido muy técnicas para
lograr la adecuada comprensión de los lectores no expertos; así como algunas
anécdotas en estos trabajos, para mostrar un país desconocido para la mayoría
de colombianos, con el ánimo de que respetemos y fomentemos las diferencias
étnicas y culturales que se encuentran en Colombia, de las cuales podemos
aprender mucho en este mundo de guerras y epidemias.
Hombre joven Sikuani, mostrando la guapa para guardar
las tortas de casabe. Los hombres elaboran los objetos necesarios para la familia.