Juntos, caminemos juntos.

7 de agosto de 20250 COMENTARIOS AQUÍ

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Texto de Germán Peña Córdoba. 

Siempre he considerado que la canción "Mi hijo y yo", es de las mejores letras del fallecido maestro Jairo Varela y el Grupo Niche, la magnífica agrupación caleña. La canción, después de un riguroso análisis de su letra, los acuciosos detractores del maestro, encontraron que en cada estrofa había una letra que al final formaba el nombre del capo Caleño José Santacruz Londoño, alias "Don Chepe", o mejor: "El Estudiante", como se le conocía cuando era un aventajado alumno de Ingeniería Mecánica. El Acróstico como se le llama a esta figura literaria, sirvió para especular y estigmatizar al gran maestro Jairo Varela. Profundizar en este tema no es objeto de este escrito, pero sí, reivindicar la letra y la música de esta magnífica canción.

Si el título de esta columna la extrapolamos a nuestra realidad política, resultaría casi imposible aplicar este loable anhelo. Caminar juntos y tener un proyecto común de país sería lo ideal, para lograr un crecimiento sostenido y una convivencia pacífica. Pero algo que es un propósito de toda comunidad civilizada, para nosotros se nos convierte en algo imposible de lograr que muta a ser una talanquera difícil de superar. En Colombia desde tiempos inmemorables, la disputa entre fuerzas políticas han sido batallas irreconciliables, y a consecuencia de ello, nos hemos vistos avocados a una guerra sin final, donde las partes se devoran entre sí, en un frenesí que siempre tiene como epílogo la irracional autodestrucción.

Pero mientras se nos extingue una guerra, en el interregno se incuba otra, el círculo vicioso del sempiterno conflicto, continúa en imparable espiral de emociones, que asciende al infinito y se pierde en la desesperanza. En un mundo polarizado y atizado por unos protervos noticieros que le ponen los pelos de punta a cualquier oyente, pasan y pasan generaciones de jóvenes pobres matándose entre sí, mientras los hijos de la selecta minoría que agencia la guerra no van a ella y más bien, se preparan en las mejores universidades, para seguir gobernando con la inequidad de siempre. ¡Que difícil entender tan elemental engaño!

Los mal llamados lideres políticos poco ayudan a revertir la situación, no interpretan el sentir de la mayoría de la población porque puede más su codicia y su interés personal que la solución de los problemas de sus cautivos votantes. Lo anterior no es exclusivo de la derecha: algunos lideres de la izquierda (no todos), traicionan principios y han caído permeados por la ambición personal e incurren en los mismos defectos que dicen con demagogia combatir. Las oligarquías establecidas durante siglos, no quieren ceder un ápice de sus privilegios, pues ya están acostumbrados a la obsecuencia de sus gobernados y a la manipulación y normalización desde los micrófonos. En el juego, muchos caen y son conducidos con facilidad a movilizaciones emotivas, cuyas causas no se ajustan a la solución real de sus necesidades. si no, que los invitan a continuar por la misma senda. ¡que nada cambie!

 Así las cosas, caminar juntos por una causa común que cambie las circunstancias de la tradicional inequidad es una imperiosa necesidad difícil de lograr, pero, aun así, nunca se debe claudicar en su búsqueda.

Se pueden lograr cosas interesantes por fuera de la rigidez legislativa, con base a decretos de aplicación directa e inmediata, y de hecho, en este gobierno se han ejecutado en el tema salud, pero conseguir un equipo que se la juegue de manera vehemente por el cambio, es más difícil aun, pues armar equipo cómplice, arroparse con la misma cobija, y actuar en contubernio para que todo siga igual y nada cambie, es demasiado fácil. Es por eso que un gobierno que se comprometa con el cambio profundo, chocará con barreras infranqueables, diseñadas para instituciones que no permitirán se desarrollen reformas que cambien la vida de la gente. Pero con todas las vicisitudes que nos brinda la vida, la férrea oposición para que nada cambie, los inconvenientes que no faltan, siempre habrá tiempo para soñar con caminar juntos.

Germán Peña Córdoba

Arquitecto-UNIVALLE.

 

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