Texto de Guillermo Salazar Jiménez
Quejas, reclamos e inculpaciones escucha Juanita
Lectora de los maestros sobre las dificultades que enfrentan en su tarea
diaria. Unos enuncian problemas pedagógicos o sicológicos, otros plantean que
los estudiantes centran sus intereses personales en la tecnología, como el uso
de los medios electrónicos. Varios argumentan que algunos estudiantes arrastran
problemas familiares, del barrio o de amigos a las aulas. Juanita concluyó que
a dichos maestros les resulta difícil su tarea porque buscan las causas lejos
de la realidad pedagógica medida por la interacción maestro-alumno.
Rusbel Caminante apreció la distancia que existe en el
enseñar exitoso cuando un maestro centra el trabajo en su saber supuestamente
especializado, desecha las capacidades particulares del estudiante para
construir su método de trabajo en correspondencia con las experiencias
vivenciales. Como lo afirma Paulo Freire: el alumno es un ser activo, capaz de
construir su propio conocimiento a través de la interacción con el mundo que lo
rodea. Y, al tiempo, agregó Rusbel, el buen maestro debe aceptar que sus alumnos
son seres en constante proceso de formación, por tanto, dialogar con ellos será
el inicio del compartir ideas y conocimiento con compañeros, amigos del barrio
y el mundo circundante.
Juanita Lectora aprovechó lo anotado por Rusbel para
enfatizar que muchos alumnos prefieren guardar silencio pues no esperan que lo
escuchado de su maestro incluya el placer de aprender o instantes de relación
con sus condiciones de vida. Creyó que dichos alumnos asisten a clase sin
motivación, ausentes, sin atender las palabras de poco significado y
desconectadas de la realidad social y educativa. O sentimientos adversos
cargados de odio contra una pedagogía alienante. La desatención por el maestro
se transforma en odio contra la escuela, la educación y la sociedad.
En dicho contexto resulta claro que enseñar se
convierte en tarea difícil cuando no imposible, adicionó Juanita Lectora,
porque educar es una tarea académica pero también política. Retomó las palabras
de Freire con motivo de una entrevista titulada La lucha no se acaba donde
planteó que el maestro debe tener clara su posición política y, en
correspondencia, decidido a cambiar sus maneras de enseñar y también ser
coherente entre su discurso y la acción. Por ello, dice Freire, „la primera
pelea que un docente progresista debe dar es consigo mismo. Éste es el comienzo
del cambio”.
Rusbel Caminante coincidió con Juanita y expuso lo
difícil que resulta a un maestro enseñar a pensar, conocer, crear, imaginar, si
no se aparta de los contenidos rutinarios o de las guías y cuestinarios
exigidos. Sin crítica ni adaptación a la realidad, menos aún, sin confiar en el
valor que representa arriesgarse para inovar. Aseguró con Freire que no existe
una relación pedagógica con objetivos centrados solo en el aula y el patio de
recreo, siempre estará conectada a concepciones de vida, maneras de ver el
mundo y a hacer realidad anhelos y útopias. Enseñanza para aquellos que niegan
el error como búsqueda del saber, porque ciertamente la equivocación es fuente
del aprender.