Texto de Guillermo Salazar Jiménez.
“Por mi método de trabajo no podría llegar al punto de
la creación literaria sin contradecirme, rectificarme y equivocarme
permanentemente…”
frase de García Márquez que tomó Juanita Lectora para
asegurar la importancia que tiene para el escritor la tarea de corregir sus
obras. Tal enseñanza la celebró con motivo de la exposición que visitó el
pasado 8 de mayo para apreciar el homenaje de Bogotá y la Biblioteca Nacional a
Gabo De casi 500 objetos y escritos Juanita apreció las distintas correcciones
hechas por el nobel a sus escritos.
La lección de corregir paralela a la de escribir
ejemplifica la vitalidad con la cual Gabo mostró su método de trabajar afirmó
Rusbel Caminante. Recordó aquella célebre frase, “Todos somos aprendices en un
oficio en el que nunca se llega a ser un maestro”, como indicación para
corregir y avanzar la calidad literaria de los escritos. Tomó como ejemplo el
original exhibido de Crónica de una muerte anunciada donde Gabo elimina el
párrafo de la página 58 y lo reemplaza con su puño y letra, así, “Santiago Nazar
tenía un talento casi mágico para los disfraces, y su diversión predilecta era
trastocar la identidad de las mulatas”. O en la página 79 donde se lee el nuevo
párrafo agregado a mano en la margen de la hoja: “Era como estar despierto dos
veces”. Esa frase me hizo pensar que lo más insoportable para ellos en el
calabozo debió ser su lucidez.
Juanita Lectora agregó que en el manuscrito del General en su laberinto Gabo corrigió la palabra “pelota” por “ingenio” en la frase: cualquier ingenio sideral que fuera bastante terrorífico para causarle un vértigo de eternidad. O las palabras “de las cuatro de la tarde” por “crepuscular” en la frase, “mientras él aspiraba el aliento crepuscular de Manuela Sánchez …” De igual manera el cambio con las palabras escritas a mano de “en la soledad eterna de este mundo sin ti…” por la frase: …en el resto de los larguísimos años de su poder volvió a encontrar a Manuela Sánchez de mi perdición…
El valor de apreciar las correcciones hechas por Gabo a
su obra, deja la sensación del arduo trabajo soportado para corregir paralelo
al de leer y escribir, comentó Rusbel Caminante, recordó su máxima: todos los
escritores que conozco tienen problemas para escribir. Copió de la novela Del
amor y otros demonios el cambio de varias palabras en la frase “Un día
Abelarda preguntó si de veras había visto al diablo…” para dejarla
definitivamente así: Abelarda preguntó si era cierto que estaba poseída por el
demonio. Sierva María le dijo que sí, y lo describió…
Si bien es cierto que las siete salas de la exhibición
contienen aspectos centrales de la vida personal y literaria de Gabo, aseguró
Juanita Lectora que las muestras de las correcciones hechas a mano de sus
escritos dejan la huella de su responsabilidad con los lectores, por ello
remató con su reconocida frase, “El deber revolucionario de un escritor es
escribir bien”.