Hoy gritan libertad los que siempre la han tenido.

9 de abril de 20250 COMENTARIOS AQUÍ

Texto de  Germán Peña Córdoba.

La derecha, hábilmente se ha apoderado de la palabra libertad, la cual no les pertenece en su acepción y aplicación ideológica. La palabra libertad, tiene múltiples interpretaciones, pero lo puntualmente referido, por su condición histórica y material, libertad es sinónimo de romper las cadenas que atan a todos aquellos que han permanecido esclavizados en diferentes formas y subyugados por grandes poderes a través de la historia.

Así las cosas, hoy piden libertad los que siempre la han tenido, en detrimento de los que siempre la han perdido, hoy piden libertad los que desde el poder conculcan los derechos y además han abusado de ella. Su uso claramente político es un contrasentido puesto que la ideología de derecha privilegia el orden y el militarismo antes que la libertad. El presidente Donald Trump decreta "el día de la liberación" en la mayor potencia mundial, igual lo hace Javier Milei que en Argentina, pide libertad para abolir lo que no le gusta y así toda una corriente de derecha solicita libertad para que reine la arbitrariedad.

Cuando en estos tiempos nos toca ver a líderes mundiales (y aquí en nuestro terruño también lo vemos) haciendo eco y consumo interno del pedido de libertad, recuerdo al expresidente Alfonso López Michelsen cuando expresaba ¡Vivir para ver!  Vivir para contarlo, decía Gabriel García Márquez y con esto habría otro espacio de interpretación de la palabra libertad. La abuela Petrona Oliveros mi Alter Ego, espetaría en el rostro de su interlocutor: "este pedido de libertad está más raro que una perra a cuadros".

Con lo anterior las derechas internacionales y las derechas internas, intuyen que apoderarse de la palabra libertad (más no la aplicación real de ella) produce réditos políticos al victimizarse donde  son ellos, claramente  los victimarios. Concebir la libertad para obtener una patente para que el opresor implemente el Neoliberalismo a ultranza, sería libertad de unos pocos en detrimento de una gran masa tradicionalmente oprimida y marginada.

Se Macartiza cuando se pide más Estado. El Neoliberalismo propugna por la reducción del Estado a favor del sector privado. La anti gestión que muchas veces se hace ex profeso, nos hace ver un Estado ineficiente y corrupto; en algo les asiste razón y hay mucho por corregirse. Se ha instalado la idea Neoliberal que la intervención del Estado en la economía es un pecado, cuando su deber es garantizar el pleno empleo.

Los resultados de 30 años de Neoliberalismo se ven a la vista: más pobreza y más desigualdad. Para comprobarlo allí está el coeficiente Gine, que mide el nivel de desigualdad en el mundo. La medianía y eclecticismo que dice "el Estado hasta donde sea necesario el mercado hasta donde sea posible" trata de regular las posturas extremas que se presentan.

Pedir libertad desde la opulencia, no es creíble, es buscar la continuidad, habilitación y aprobación del reiterado abuso; pedir libertad desde el arribismo político como lo es el caso Argentino, acentúa mucho más las desigualdades que hoy sufren los pensionados y el pueblo en  general. 

En este momento en Colombia no existe libertad para expresarse en las urnas sobre la Consulta Popular. Es claro que tiene que surtir algunos trámites constitucionales, pero los que piden libertad buscan deconstruir el derecho del Constituyente Primario  expresarse. Por todos los medios lo tratan de evitar. Su aprobación en el senado será la prueba reina; aunado a lo anterior  podremos observar el comportamiento de los que buscan archivar la reforma laboral, como actuarán en el proyecto de rebajar el sueldo de los congresistas, que es 30 veces mayor al salario mínimo de los trabajadores ¡Un verdadero dislate!

En este orden, le digo, si a la libertad de conciencia, si a la libertad de vivir una vida digna, si a la libertad de educarse, si a la libertad de tener un servicio de salud excelente, si a vivir sin ser discriminado, por el color de piel, religión o ideología política. Pero resulta, que los que tradicionalmente han conculcado los derechos, hoy de manera oportunista quieren cooptar segmentos de la población para lograr hacerlos de su lado, donde siempre han practicado claramente la Oporofobia

Aun así, la libertad no tiene límites para solicitarla. Son libres de reclamar libertad donde objetivamente no se aprecia lo justo, porque la libertad necesariamente tiene que ser referida a la justicia y, si nos atenemos al concepto de justicia, que es darle a cada quien lo que le corresponde, los tradicionalmente conculcadores de derechos, mientras están en el poder, los desatiende y en el mayor de los casos los arrebatan y los violan.

Germán Peña Córdoba

Arquitecto-UNIVALLE

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