Texto de Germán Peña Córdoba.
Con cierta regularidad los que nos consideramos "creadores de opinión"
amanecemos con el "síndrome de la hoja en blanco" ¡Es algo
normal! Esta afectación pasajera se experimenta de forma periódica y consiste
en la ansiedad o bloqueo mental que impide enfrentar la pantalla del computador
o la hoja de papel que tenemos a disposición y así comenzar a escribir una
columna de opinión, o cualquier otro tipo escrito.
¿Qué
estás pensando?
Es
lo primero que me pregunta la página de Facebook al abrirla en su sección de
publicaciones. En el momento, no existe respuesta a la pregunta, pues el atasco
continúa.
Con
la inoportuna obstrucción mental no fluyen las ideas, quedamos aislados, los
temas se escapan, la incomunicación persiste, la mente se nubla y cierta frustración
nos invade. Poco a poco y, de manera inesperada, Aladino brota de la
maravillosa lámpara donde se encontraba confinado y nos conduce con su generosa
mano a la creatividad deseada.
¿Qué
estás pensando?
Me
pregunta de nuevo "el face".
Lo
más fácil sería mirar para otro lado y no pensar en nada. Ejercer el común
oportunismo de no comprometerse y posar de neutral es algo inocuo. Siendo
neutro se evita los incomodos riesgos, pero no hay mayor riesgo que no pensar
nada. Así las cosas, no voy a dejar que los tóxicos y sesgados noticieros
piensen por mí. Hoy la situación amerita salir del clóset que confina la
neutralidad, tomar claro partido y participar en la búsqueda de soluciones.
¿Qué
estás pensando?
Y
pensándolo bien, Santiago de Cali está resurgiendo.
El
atraso era evidente, nos estaban dejando atrás ciudades como Medellín,
Barraquilla e incluso Bucaramanga. Estas ciudades capitales han tomado un auge
inusitado. Nos quedamos atrás, relegados y conformes con el valioso pero
insuficiente título de capital mundial de la salsa. Algunas mega obras se han
realizado, en administraciones de pasadas, pero el desarrollo urbanístico se quedó
en la obsolescencia: un sector tan representativo como el centro de Cali urge
su recuperación.
Después
de ser Santiago de Cali la capital deportiva de América y la capital cívica por
excelencia, la ciudad vivió décadas perdidas. Cali se convirtió en una ciudad
atomizada por el estigma que nos generó el narcotráfico. El auge narco desde
los años 70's, se convirtió para los Caleños en un trauma fundacional que parecía
imposible de superar.
Hoy Cali renace, hoy comienza la resurrección
con un evento de talla universal: La COP-16.
Nuestra
ciudad no se le referenciaba por la calidez y simpatía de sus gentes, si no,
por el nefario narcotráfico y el liderazgo dañino de sus carteles en el oscuro
negocio de la droga. La ciudad permanecía estancada, en el ostracismo, el
último evento de gran importancia había sido los VI Juegos Panamericanos de
1971.
Ante
tal marginalidad, desempleo, falta de oportunidades, el fenómeno social se
convirtió en una bomba de tiempo, especialmente en zonas de laderas y en los
barrios del oriente caleño
La frustración social acumulada, obligó a Cali
ser protagonista de la resistencia a nivel nacional. Y se dio, lo que tenía que
darse, cuando desde el mismo estado se propugna por la desigualdad: el llamado
estallido social cuya génesis fue la diabólica reforma tributaria de
Carrasquilla ministro de hacienda y crédito público del gobierno Duque.
La
juventud marginada lanzo un grito herido de inconformidad social, que se regó
por todo Colombia, y obligó a las alternativas de poder para el 2022, plantear
un urgente cambio en la política. Con un mandato popular de once millones y
medio de votos ganó el programa que ofrecía preservar la vida y la paz con la
naturaleza, por encima de cualquier opción represiva y la prolongación de la
sempiterna guerra y la violencia endémica.
Hoy
Cali es recompensada y gana notoriedad. La dinámica de los hechos y el tema
mundial del cambio climático, la preservación de la selva amazónica como pulmón
planetario, la transición a energías limpias, el no al fracking, el cambio de
mentalidad de la economía extractivista, son temas que arrollaron a la
ultraderecha colombiana y por ende al gobierno local y departamental. La fuerza
de los hechos superó a una evidente mentalidad anquilosada y conservadurista,
que por conveniencia u oportunismo les tocó adherir con pragmatismo político.
La inteligencia se mide en la capacidad de adaptabilidad a los cambios a la
practicidad y a la Realpolitik. Mi abuela Petrona Oliveros acuñó la frase
precisa que cae como anillo al dedo: "a la tierra que fueres haz lo que
vieres".
El
hecho significativo y plausible que el alcalde Alejandro Eder y la gobernadora
Dilian Francisca Toro se adhieran con entusiasmó a esta noble causa, no nos
hace perder de vista, quien es el auténtico precursor de esta temática y por
quien fue adjudicado este Magno evento para la ciudad de Cali, llamado COP-16.
Indudablemente el cambio es un hecho tangible.
Germán Peña Córdoba
Arquitecto-UNIVALLE