Texto de Germán Peña Córdoba
Es
recurrente que los triunfos deportivos, asumidos como nuestros, en los
Juegos Olímpicos, Juegos Panamericanos, Juegos Nacionales, o fútbol, casi
siempre nos los proporcionan muchachos de "origen humilde", muchachos
de extracción popular. Los éxitos que tan alegremente festejamos, son obtenidos
por jóvenes muy pobres, que les ha tocado luchar, pasar necesidades, hambre y
caminar kilómetros para llegar a su escuela.
En
algunos casos, son muchachos sin infancia, que les ha signado trabajar duro
desde niños, en múltiples oficios, que interfieren en el desarrollo de sus
estudios básicos. En estas circunstancias, les es muy difícil lograr un buen
nivel educativo, entonces lo mejor, es proyectarse para triunfar en el deporte
como modus vivendi.
Estos
jóvenes, que hoy ganan medallas, en ocasiones no tuvieron los tres golpes
asegurados, y solo ellos prestan el servicio militar obligatorio; ellos van a
una guerra, en defensa de los privilegios de unos pocos, que no van a ella.
Solo ellos, van a las cárceles cuando su injusta condición los empuja a
delinquir, solo ellos, fueron catalogados hace poco como vándalos y terroristas,
cuando manifestaban sus inconformidades y, como respuesta les enviaron el ESMAD,
a que murieran o les sacarán los ojos.
Los
logros obtenidos hoy en los Olímpicos de Paris, me demuestra una vez más, que
aguantar necesidades en la vida sirve para forjar el carácter y la resiliencia.
A estos deportistas, las adversidades no los detuvo, los fortaleció; estos
muchachos cuya alimentación en la niñez fue precaria, paradójicamente, son los
que logran las medallas en estas gestas Parisinas. Es de destacar, que, con
pocas excepciones, en deportes considerados elitistas, como la natación, el
tiro y el patinaje, el caleño Diego Henao Uribe, Olga Lucía de Angulo, y Helmut
Bellingrodt, dos veces medallista Olímpico en tiro, lograron éxitos
extraordinarios, en Panamericanos, u Olímpicos. Igual Luz Mery Tristán en
patinaje, Mariana Pajón en Bici Cross. En estos deportes de elite ellos
obtuvieron sendos y valiosos triunfos.
Pero
sigamos con los muchachos que hoy cosechan triunfos.
En
sus primeras declaraciones, casi siempre dejan ver una sensibilidad, y un
sentimiento admirable por quien los trajo al mundo. Todos invariablemente
piensan en su Mamá. "Si gano le
regalo a mi Mamá su casita", dicen. Deduzco que el joven que pasa
dificultades, que sortea adversidades y desesperanza, esa misma necesidad los
hace más fuertes, conscientes, más sensibles y más solidarios con sus padres.
Aunque curiosamente, casi nunca mencionan al Papá; siempre es "mi
Mama"
A
falta de formación académica, el fútbol es una de las alternativas para
sobresalir. Muchos jóvenes tienen afincadas sus esperanzas en este deporte para
salir adelante. Detallando la composición de la selección Colombia, veo que, en
un alto porcentaje, son jóvenes afros, que desde sus regiones apartadas y
olvidadas por el estado hoy les brindan satisfacciones a todos los colombianos.
El problema que observo es, que una vez cosechado el triunfo y su situación
económica cambia igualmente cambia su mirada del mundo, y son atraídos por
estereotipos y paradigmas ajenos a sus ancestros y a su historia, es por eso
que terminan dejándose acariciar la cabeza dócilmente desde un fino caballo, en
señal de sumisión al tradicional opresor. ¡Triste!
El
admirable caso del futbolista de Bayer Múnich, Sadio Mané es diferente, y tiene
una explicación estructural: Mané es formado por comunidades Africanas
tribales, donde su cultura exige que todo lo conseguido es de todos: "soy
porque somos", una concepción filosófica de ayuda mutua e identidad
comunitaria. Desde esa óptica, Mané no se deja deslumbrar por los relojes
Rolex, ni por las hermosas mujeres, ni por los Lamborghini, ni por el voraz
apetito de individualismo; de tal manera que su éxito, es compartido con todos
los miembros de su comunidad, construyendo escuelas, hospitales, vivienda y
ayuda económica para cada uno de los miembros de su aldea. Este comportamiento,
es inconcebible para alguien formado bajo la férula de una propaganda que
propugna por el éxito individual, en consecuencia, a este gesto solidario, lo
llamarán satánicamente Socialismo, o más radicalmente Comunismo. ¡Si eso es así
bienvenido sea!
De
exitosos atletas y deportistas de extracción popular está llena la historia. En
el plano local, Antonio Cervantes, "kid Pambele", Rodrigo
"Roky" Valdez, Happy Lora, María Isabel Urrutia, Cochise Rodríguez, etc.;
estos fueron atletas destacados que le dieron grandes triunfos a Colombia. Si
el éxito lo extrapolamos a niveles más amplios, tendríamos que referirnos a
Jesse Owens, el atleta afroamericano que superó la supremacía Aria en los
Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, ad-portas de la segunda guerra mundial.
Owens superó al Nazismo en la propia cara de Adolf Hiltler, y consiguió 4
medallas de oro. Cassius Clay o Mahomed Ali, fue oro en los Olímpicos de Roma,
y además desde su privilegiada posición, envió contundentes mensajes a la
sociedad norteamericana y al mundo. Y Maradona, un joven deportista malogrado
por sus adicciones, hablo duro contra la FIFA. Diego Maradona, dijo cosas
interesantes. Edson Arantes do Nacimento "Pele", excelente
futbolista, desafortunadamente se caracterizó por su mutismo frente a las causas
sociales.
Los
hoy galardonados en París con 3 medallas de plata, y una de bronce, se caracterizan
por ser lo que en esta columna de opinión analizamos: la felicidad nos las
brindan paradójicamente, quienes vienen de abajo, y la guerra permanente en
Colombia la agencia un sector significativo de la clase política, que viene de
arriba, y que les acarician la cabeza desde las alturas, con un claro
sentimiento de segregación y desprecio.
Germán Peña Córdoba
Arquitecto- UNIVALLE.