Texto de Germán Peña Córdoba.
Es un ejército disciplinado para el ataque, todos trabajan de manera coordinada, bajo
una causa común. Son varias las disciplinas que se unen para infringir el mismo
efecto. Con instinto gregario, se agrupan contra el gobierno del cambio, como
nunca antes se había visto: se une a esta proterva causa, el nuevo partido político
opositor, representado por el periodismo; también se une parte importante del
empresariado, que propugna porque nada cambie, y todo siga igual, un congreso
filibustero, grandes contratistas, con robustos contratos de concesiones viales,
e infraestructuras, se unen los organismos de control llamados, "las
ias", los partidos políticos tradicionales, y el ala militarista en
retiro. ¡Todos de una como en Fuente Ovejuna!.
La
palabra saña, definida como una nefaria intención rencorosa y cruel, viene
acompañada de la inquina, el enojo ciego, y el furor. Hay que tener mucha
fortaleza, y una resistencia a toda prueba para no desfallecer ante semejante
avalancha, que con periodicidad aparece, orquestada por la multisaña, impetrada
por sectores llenos de viscerales posturas, contra la figura del presidente
Petro. Pero a la saña le falta algo, la saña cojea: ¡no tendrá una Fiscalía
incondicional!
Vivimos
un Deja Vu: la dirigencia de extrema derecha procura un paro, similar al que el
10 de mayo, de 1957, defenestro del poder al general Gustavo Rojas Pinilla. Así
las cosas, se actúa sin importar las catastróficas consecuencias de esta
conspiración. Ellos con saña, siguen adelante con el plan trazado. Las condiciones
de hoy, indudablemente son otras muy diferentes a las del año 1957. De pronto,
hoy nos encontramos con una resistencia más cohesionada, y consciente;
dispuesta a hacer respetar el voto depositado en las urnas, como principio básico
de cualquier democracia.
A
la saña, no le importa que lo que se esparce con esmero, prontitud y destreza,
sea verdad o sea mentira, tenga rigor periodístico o no lo tenga, sea producto
de una exhaustiva investigación o no lo sea. Da igual, si lo que se lanza al
aire sea confrontado o no sea confrontado; nada de lo anterior se hace. El fin
último es causar un efecto, que traducido en daño colateral cause desprestigio
y produzca unos réditos políticos, dirigidos a que sea asimilado, por las
incautas víctimas de la constante desinformación.
Desde
sus noticieros, sin sonrojarse irrigan falacias e inoculan dos letales dosis de
veneno diario. No importa que más adelante -como ocurre con cada escandalo- se
demuestre que el ruido no era más que eso: ruido y más adelante tengan que rectificar.
Después que la narrativa creada se derrumba y el directo afectado se mueve jurídicamente,
se obliga a rectificar. Contando con suerte el afectado, por allá, en un
rinconcito pequeño, donde nadie lo ve, aparece un avisito chiquitito,
inversamente proporcional a la espectacularidad inicial del tsunami
periodístico. La rectificación no importa, lo verdaderamente importante para
ellos es, que el daño ya está hecho. Con el avisito se cumple, pero no repara
el daño reputacional causado, por la incursión de la falsa bandera.
A eso se reduce la política hoy.
Una
política que parece que nadie piensa por fuera de defender unos intereses
personales o de clase, una política vacua, donde incursionan verdaderos
Chisgarabis movidos por aprovechar su cuarto de hora. No existen convicciones,
ni estructura política, todo lo desconocen y se enorgullecen de su ignorancia
supina. Es por eso, que celebran archivar la tan necesaria reforma a la salud,
no le encuentran ninguna importancia a la reforma de la educación, ni a la
reforma agraria, ni mucho menos a la reforma laboral y pensional.
La
draconiana disciplina de la saña sigue su curso: una nueva arista ha regenerado
en la saña. la nueva es la de los expresidentes. Estos redomados "próceres
de la patria", reaparecieron haciendo parte de la gavilla. Los
expresidentes, como muebles viejos, deben permanecer en el último rincón
destinado a los chécheres, ellos, son la tía poco agraciada y entrada en años,
que va a la fiesta y nadie la saca a bailar.
Les
convendría a los expresidentes, permanecer callados, es mejor. Ante el
desespero, han salido Pastrana, Santos, Uribe, Duque y el nefasto Gaviria, a
unirse a una insólita gavilla contra el presidente del cambio. Los mismos que
tuvieron su oportunidad, y no hicieron nada por solucionar los graves problemas
que aquejan a los colombianos, y por lo contrario ahondaron en ellos, hoy, con
la seguridad de creernos bobos, emergen creyéndose ser la solución.
Pero
alegrémonos: ¡la saña está coja!.
A
la saña le falta Fiscalía. Afortunadamente la saña, ya no cuenta con una de sus
incondicionales "ias" (Procuraduría, Contraloría y Fiscalía). Sin Fiscalía
la saña quedó coja. Una fiscal independiente ya no será la corresponsal de la
revista Semana. Tenemos una Fiscal que no busca protagonismo, permanece ausente
del interés político, y no propugna por una justicia espectáculo. ¿Se imagina
usted en esta coyuntural tesitura, encontrarnos en manos de Barbosa como
Fiscal? ¡Hágame el favor!
Germán Peña Córdoba
Arquitecto UNIVALLE.