Texto de Germán Peña Córdoba
Daniel Quintero exalcalde
de Medellín, es una figura relativamente nueva en la política colombiana, no es
un buen orador, pero tiene el tiempo a su favor, quizás, se encuentra en trance
de lograrlo. Su proyección nacional es una asignatura pendiente. Daniel
Quintero, es un tipo de hablar pausado, pero en cada palabra que pronuncia deja
ver su lealtad con la causa Progresista; recorre sus espacios en tenis y bluyín,
es esbelto, delgado, simpático y cálido. Su espontaneidad lo hace más asequible,
y la gente fácilmente puede establecer un diálogo abierto con él. Pónganle el
ojo a Daniel; en un futuro no muy lejano, lo veo como un fuerte candidato
presidencial
¿Por qué me atrevo a expresar la anterior?
Porque
Daniel Quintero, acaba de obtener el título más preciado, que pueda conquistar
alguien con aspiraciones políticas: ¡ser un perseguido! Lo graduaron de
perseguido, y de ahora en adelante y con ese título, sus innumerables
detractores políticos le ejercerán sin descanso. Así las cosas, Daniel estará
entre la Democracia y la polarización, algo esencial para brillar en la
política colombiana.
Su
movimiento político, llamado "independientes", acaba de sufrir un revés:
lo han despojado de su personería jurídica y él, con su bizarro comportamiento,
fue determinante en su decisión, y anuncia que irá por firmas; fácilmente
conseguirá las que se proponga: ¿acaso no es un perseguido? Los cooptados órganos
de control o cortes, torpemente lo subieron a la tarima, y le colgaron la
medalla que lo habilita para ser perseguido a perpetuidad. Ser perseguido por
el desacreditado establecimiento colombiano es un honor, es una condición sine
qua non, para llegar a las grandes alturas de la política, o si no que me desmienta
Gustavo Petro.
Cuando
se es perseguido con saña, como se persigue a Daniel Quintero, automáticamente
se dispara una masiva corriente de solidaridad que lo abruma. Es la condición
humana que surge de manera espontánea, y el hecho es complementado por fuerzas
que tratan de arropar al perseguido, protegerlo, para que nada le pase, y con
más veras, si la persecución viene de donde viene. Finalmente, para el
imaginario colectivo, el acoso tiene claros visos de injusticia terrenal, y al
final todo se refleja en votos.
Un
hecho claro de persecución, que se convierte en aliada del éxito político, es
la que llevo a cabo Alejandro Ordoñez siendo Procurador General de la nación,
contra Gustavo Petro; independientemente de sus ejecutorias, capacidades e
inteligencia, su trabajo legislativo por más de
20 años, en gran parte la persecución desatada por Alejandro Ordoñez lo
llevó a la presidencia de la república. De todos es sabido el éxito que logró
en la CIDH, que ordenó restituirlo de inmediato en su cargo. Esa decisión, fue
lo que inspiró una gran fuerza que robusteció su base social. En el imaginario
quedó grabado esa persecución, y me atrevo a decir, que ayudo grandemente en su
vigencia política.
Regresemos
al tema de Daniel.
Independientemente
de las naturales luchas por el poder político, sus causas, sus detalles, su intríngulis,
lo más impactante en la vida de Quintero es el desafío que se planteó, de
luchar contra grandes poderes facticos, representados por el GEA, ese
todopoderoso grupo empresarial Antioqueño, donde presenciamos en vivo y en
directo, una lucha análoga entre David y Goliat, que lo victimiza. Sus
ejecutorias son valiosas a nivel social; Daniel enfrentó con valentía grandes
poderes que como tiburones blancos lo rodearon para devorarlo, él, desafió esos
mega poderes, acostumbrados a que el estado se les arrodille.
Vendrá
una lucha intensa para la postulación del candidato del Progresismo en el 2026.
Una figura femenina se asoma a la ventana, por ella circula aire fresco, es
¡Carolina Corcho!, Carolina es brillante, de una belleza exótica y una
inteligencia superior, Carolina seria, una excelente candidata, tiene fuerza en
el hablar, y es consecuente en su ideología. Para mis amigos que me dicen que
no hay candidatos fuertes, ahí los tienen, podría nombrar otros: Guillermo
Alfonso Jaramillo, Iván Cepeda, Gustavo Bolívar, etc. Soy un convencido que el
próximo presidente de Colombia será presidenta. Curiosamente, del otro lado del
espectro es lamentable, no veo a nadie...o si veo: Vicki Dávila presidenta, y
Miguel Polo Polo, Vice.
¡Apague y vámonos!
Germán Peña Córdoba
Arquitecto- UNIVALLE