Texto de Germán Peña Córdoba
El odio
es una pasión dañina igual la envidia, el resentimiento y la
sed de venganza. Son las "Emociones Tristes" que por años ha
caracterizado a la sociedad colombiana y nos ha conducido a periodos de
violencia que se encuentran registrados en nuestra atrabiliaria historia. Estas
emociones tristes son el primer obstáculo que impide desarrollar un proyecto
común de país, el salir adelante y encontrar una reconciliación.
Cultivar
es cuidar. Cultivar odio con miras a que la cosecha esté lista para el 2026, es
el propósito y la meta fijada por el pensamiento extremo. Día a día inoculan la
dosis de veneno. El proyecto agrícola va viento en popa y si nos dejamos, por
supuesto seguirá avanzando. No se cultiva maíz, sorgo, frijol, arroz o cítricos
para la seguridad alimentaria en un ambiente equitativo y una justa distribución
de la tierra. No. Se cultiva odio, para obtener un buen número de borregos,
donde se les aprovecha su desinformación y la fragilidad de su memoria. Lo
anterior se dará, si claudicamos en la lucha y si las disputas internas
persisten en el seno mismo del Progresismo. En parte en las elecciones
regionales, la inoculación de odio dio sus frutos.
Sigamos
con la exitosa estrategia montada.
Para lo
anterior cubren todas las etapas del cultivo: preparan la tierra, riegan la
semilla, durante todo el tiempo, la irrigan con sus noticieros y permanecen
pendientes del control de plagas con sus organismos abyectos que por su
naturaleza deberían ser independientes: Procuraduría,
Fiscalía, Consejo de Estado y así, finalmente ver crecer la matica de odio que
estará lista para el 2026, fecha que tienen previsto que el cultivo rinda los
frutos deseados. No es macumba, el antecedente existe por eso contemplan
seguros el éxito: les rindió frutos el 2 de octubre del 2016, cuando a punta de
engaños, manipulaciones, infamias y mentiras la gente fue a votar enverracada
en contra de la Paz, luego no se logró el techo para la consulta anticorrupción
y finalmente se eligió (con fraude y todo) a un inepto e inexperimentado títere.
¡Que la cosa funciona... funciona!
Digamos
que lo anterior es normal dentro de la lucha por regresar y convertirse
nuevamente en opción de poder; algo que ostentan hace más de 200 años. Lo que
no está bien, es que un periodismo militante, que se supone debe ser objetivo,
veraz y oportuno no lo sea y haga parte del nefario proyecto político. La gran
prensa como vehículo para de nuevo aupar el autoritarismo en Colombia.
Cultivar
odio es lo más importante y, es el único recurso que veo en la llamada "oposición":
no veo una propuesta, una idea importante, un proyecto de país, solo manejar
odio como recurso político y lo más grave: los medios de comunicación son la
correa de transmisión para cultivarlo, ya hasta lo han Instrumentalizado en los
estadios. Es tal el desespero con miras al 2026, que no interesa en cabeza de
quien se del triunfo electoral; las condiciones mentales, la formación
académica, la inteligencia o las condiciones cognitivas no importan, es lo de
menos, más adelante ya veremos, piensan; a la causa fascista no le interesa
eso, entre más precario, elemental y pánfilo sea el elegido mejor, lo que
importa es la fidelidad a la causa, lo demás vendrá por añadidura.
Lo
anterior explica, elecciones como la de Milei en Argentina, Bolsonaro en
Brasil, Bucarán en Ecuador o el bárbaro del Salvador. Pero no nos vamos muy
lejos, aquí por un pelo no fue elegido Rodolfo Hernández. Eso también explica
tanta persecución al gobierno Petro: un tipo inteligente los intimida, un
presidente autónomo como lo es Petro les resulta incómodo, necesitan un tipo
como Milei, que ha dado muestras de sus limitaciones, un energúmeno como don Rodolfo
o un perrito faldero sin ninguna experiencia como Duque. Pero si queremos jugar
en grandes ligas guardan las esperanzas que Donald Trump regrese.
Con el
cultivo del odio todo puede suceder. Lo estamos viviendo aquí en Colombia
contra un gobierno bien intencionado como el de Gustavo Petro y, lo hemos
vivido al través de toda nuestra historia. No es de poca monta, los odios que
inoculaban desde los púlpitos de las iglesias en la década de los años 50's, en
gobiernos como el de Laureano Gómez y, que padecieron y persiguieron a nuestros
padres, por el hecho de ser liberales.
Nunca
gobernar ha sido fácil, ni lo será, pretender nadar en aguas mansas es una
entelequia, el poder se disfruta y se padece, lo importante es ante las
turbulencias, los vientos desfavorables, los tiburones que acechan, tener un idóneo
capitán al mando del barco. ¡De hecho lo tenemos!
Germán
Peña Córdoba
Arquitecto-
UNIVALLE.