Las protestas y las luchas estudiantiles siempre serán indicadores de movimientos sociales. Sin embargo, exceptuando a la escritora Gabriela Castellanos, con su novela “Jalisco pierde en Cali” y al historiador Adolfo León Atehortúa Cruz, autor de “El movimiento estudiantil en los sesenta”, faltan registros históricos y recreaciones literarias con el tema de sus luchas. Sus actos conmemorativos del genocidio de los trabajadores bananeros de Ciénaga y sus marchas contra la dictadura de Rojas Pinilla, fundamentan el Día del Estudiante.
En junio de 1929, los estudiantes de la
Universidad Nacional marcharon denunciando y pidiendo justicia por el genocidio
ordenado seis meses antes por Miguel Abadía Méndez contra los huelguistas de la
United Fruit Company. Y protestaban contra el teniente Carlos Cortez Vargas,
nombrado director de la policía en Bogotá. Entonces cayó víctima el estudiante Manuel
Bravo Pérez.
El 8 de junio de 1954, veinticinco años
después, los estudiantes se congregaban en la ciudad universitaria para
conmemorar su muerte, pero en arremetida de la fuerza pública cayeron más
mártires: Jaime Pacheco Mora, Álvaro Gutiérrez Góngora, Elino Gómez, Hernando
Morales Rafael Chávez, Jaime Moore, Hernando Ospina, Diego León Velásquez y
otros sin identificar. Alberto Parra Arcila (1931-1957), poeta y
condiscípulo suyo, nacido en Sevilla Valle, escribió en su homenaje:
“Porque soy estudiante llevo ahora/ la corbata negra y la garganta clara. / Porque soy estudiante salí en junio/ a golpear mi voz sobre las armas. / Porque soy estudiante sentí un día/ un diluvio de fuego en la epidermis. / Entonces yo creía que era libre/ pero la libertad aún se hallaba en ciernes. / Aquel día los fusiles tendidos/ le sacaron astillas al silencio y a los huesos. /Las arterias abrieron sus caminos/ y los ángeles negros llegaron desde lejos. /Cayeron como libros de un estante/ la existencia de muchos camaradas. / y como no había cirios, el sol para velarlos/ prendió en la sangre sus alfas llamarada”.
Alberto Parra Arcila, nacido en Sevilla Valle
el 2 de noviembre de 1.931, murió en la carretera en Fusagasugá
(Cundinamarca), el 27 de abril de 1.957. Tenía 25 años y estudiaba Derecho en
la Universidad Nacional.