Texto de Javier Cañas Ángel
¿Cómo puede estar la salud mental de los sevillanos
cuando los factores de riesgo están por las nubes? El miedo al contagio, la
situación económica cada día más golpeada, el aislamiento obligatorio. ¿Y
cuándo la violencia intrafamiliar se ha convertido en otra pandemia? Son
preguntas pertinentes para la Administración Municipal en cabeza de la
Secretaría de Salud del municipio.
Ya estamos cerca de cumplir cinco (5) meses en periodo
de cuarentena. Que, a la fecha, es la cuarentena más larga del mundo. Un Periodo
de aislamiento suficiente para que las patologías mentales y las adicciones que
estaban desapercibidas se hagan presentes.
En Sevilla, municipio de tradición paisa, de
familias tradicionalmente numerosas y patriarcales, la violencia y el machismo son
parte de la idiosincrasia heredada. Comportamiento que se ve reflejado en
frases como estas: “mujer que no jode es macho”, “pegarle
a una mujer no es cobardía, es domarla”, “los hombres no lloran”; entre otras tantas frases que están al
orden del día, pero la cuestión aquí es discutir lo que en realidad hay detrás
de estas frases…. “el machismo”, que
por lo regular está asociado a la homofobia, y que termina en la violencia
intrafamiliar.
Estas prácticas de la violencia simbólica han
sido construidas socialmente en el contexto desigual del poder al interior de
la pareja. Y que luego en el seno de la familia, son los hijos y las hijas
quienes terminan por reproducir dichas prácticas, como si fuera una secuencia
genética.
Con la cuarentena, el sistema de control de las
patologías mentales y las adicciones dejó de funcionar; cuando se cerraron las
discotecas, las iglesias, las casas de juegos de azar, los prostíbulos, los
centros comerciales y se dejó de transmitir el futbol televisado y en directo,
y así, los niveles de ansiedad se dispararon.
La pregunta es: ¿Que programa se ha creado en
el municipio de Sevilla para atender a los pacientes con trastornos de salud
mental bajo el nuevo panorama del Covid – 19?... La verdad lo desconozco,
aunque pudiese existir, pero no sé de él. Que no sea que la Administración
Municipal haya diseñado un gran y novedoso programa para la atención de la
salud mental, y no se haya difundido. Y si así fuera, me encantaría conocer su
dimensión y su alcance,… bueno, y también su presupuesto.
Un estudio realizado por la Universidad
Javeriana en la ciudad de Bogotá, sobre los efectos por el confinamiento por la
pandemia en mil (1.000) adolescentes y cuatrocientos dos (402) adultos, arrojó
los siguientes resultados:
Los síntomas en adolescentes por depresión
fueron del 68% y por ansiedad el 55%, y manifestaron la dificultad para
adquirir los alimentos básicos el 20%.
Los síntomas en adultos por ansiedad fueron el
42%, por insomnio el 40%, por depresión el 31%, por estrés postraumático el 28%
y por obsesión compulsiva el 20%.
Por su parte, la Secretaría de la Mujer en
Bogotá dice que hubo un aumento de las cifras de violencia en el hogar de un
230% reportadas en la Línea Púrpura, con respecto al mes anterior a la pandemia.
De las 996 atenciones del tema de violencia contra la mujer, el 50% tienen que
ver con agresiones psicológicas, 28% físicas, 14% económicas, 4% patrimonial,
3% sexual y 1% verbal.
No sé si exista un informe que presente cifras
reales relacionadas con violencia intrafamiliar u otro tipo de violencias
contra población vulnerable en nuestro municipio, o simplemente se podría extrapolar
esta información a Sevilla. Pero una vez extrapolados esos resultados, se
podrían incrementar en un 30% debido a la naturaleza e idiosincrasia de nuestro
municipio, por lo expuesto en este mismo artículo con anterioridad.
Los trastornos mentales como la ansiedad, la
depresión, el estrés postraumático, intentos de suicidio, posible abuso del
alcohol y otras sustancias, requieren de un programa serio y estructurado para
que los ciudadanos y especialistas puedan estar vigilantes y actuar para contener
una segunda pandemia de sufrimientos psíquicos, complejizados por el desempleo,
la informalidad laboral, el miedo al contagio del Covid – 19, la sensación de
peligro constante, los cambios abruptos de hábitos y rutinas. Y si a lo
anterior le sumamos la vulnerabilidad del sistema sanitario municipal, debido a
que no existe una cultura ciudadana que entienda y acate los protocolos de
bioseguridad, ¿entonces cuál podrá ser nuestro panorama?
Son preguntas que al momento de escribir este
artículo desconozco sus respuestas. Solo espero que la Secretaria de Salud
tenga clara la información sobre las cifras y estadísticas sobre este tema y
cuente con un programa de atención a la población vulnerable del municipio, y
esté cumpliendo con una de sus funciones: “Formular y dirigir las estrategias de promoción
de calidad de la vida y la salud como componente de bienestar y desarrollo
integral de la ciudadanía”. Mientras estas dudas invaden mi cabeza, en los
rincones de las viviendas y los espacios vecinales nuestro espíritu de fiesta
quiere vivir el Festival No. 25 de Bandola, así sea de manera virtual.
Javier Cañas Ángel
Sevilla Valle, 15 de agosto de 2020