Texto de Álvaro Pineda Tabares
Hace varios años salió en varios medios
nacionales una nota denominada: “Turismo sí, pero no así”, evidenciando que la
estrategia adoptada por Salento, Quindío, respecto del turismo, para incentivar
la economía en el municipio, desbocó, en una situación que llevó a varios
problemas sociales.
Según este artículo, en Salento las propiedades
subieron hasta un 500%, los salentunos empezaron a vender sus propiedades,
entusiasmados por los dólares que solo podían ofrecer inversionistas foráneos y
poco a poco, empezaron a verse desplazados de las tierras que por generaciones
habían sido propias.
Subieron los arriendos al punto de que mucha de
la misma población raizal, tuvo que emigrar, algunos que se quedaron,
simplemente cambiaron de oficio de jornaleros a vendedores ambulantes o
meseros.
Con esta tendencia, entre otras cosas, se
perdió una de las delicias de la gastronomía regional, recuerdo que los abuelos
mencionaban el sabor tan especial que tenía la papa salentuna, un producto que
no se volvió a ver.
Los sevillanos desde hace varios años, estamos
enfilando baterías hacia el turismo como una puerta que se nos abre hacia la
reactivación económica, y entidades como la Cámara de Comercio de Sevilla, han
capacitado a varios emprendedores, con el fin de encontrar un camino que nos
conduzca hacia un turismo con oportunidades para los locales y es precisamente
en este sentido que debemos navegar, además teniendo en cuenta que hay lugares
en el municipio, donde la palabra turismo, ni se debería mencionar, como gran
parte de la zona de páramo, que provee de agua a varios municipios y que está
en mora de una declaratoria de área protegida.
A pesar de que muchas personas quisieran ver
cadenas hoteleras, de restaurantes y
ofertas turísticas a gran escala en Sevilla, me alegra mucho ver toda esa
cantidad de iniciativas locales que permiten que el control lo tengamos los
sevillanos, es una forma de creer en lo nuestro, es una forma de generar empleo
con nuestros propios recursos.
La inversión foránea podrá traer miles de millones
de pesos a nuestro municipio, pero de seguro no lo harán gratis y si bien, habrá
ventajas, también se deben mencionar las desventajas. Una de ellas, es que crea
una competencia desigual y dañina para los pequeños emprendimientos locales que
con tantos años de sacrificio, se han inventado, re inventado y volviéndose a
inventar con cada situación , poniéndole el pecho a las circunstancias adversas como la actual y que han creado de
la nada oportunidades para muchas personas.
Otra desventaja es esa generación de dominio
del mercado de grandes inversionistas, con la cual hasta una entidad como el
municipio, queda como un David frente a Goliat a la hora interactuar y entre
otras cosas, generarían más contaminación.
¡Qué vivan todos esos emprendimientos locales!,
no tenemos Decámeron, Sevilla; pero los hoteles que hay son nuestros, no
tenemos la torre Eiffel, pero tenemos el mirador del Profe Zapata y los
restaurantes de tantos muchachos emprendedores.
Debemos ver el espejo de municipios que
desafortunadamente desbordaron todas sus expectativas en un turismo poco
planeado y recordar ejemplos como el que nos contaron a cierto grupo de
sevillanos en Filandia, cuando se encarecieron los arriendos y uno de los
dueños de las mejores casas del lugar, adecuó varios locales y solamente se los
arrendó a personas raizales y a buen precio para que el municipio siguiera
siendo de ellos mismos.
Desde esta perspectiva, Sevilla debe seguir
siendo para los sevillanos y empezar buscándole alguna solución a un problema
latente que lleva varios años y es esa burbuja inmobiliaria que está creciendo
sin control.