Paleografía de la palabra “Sevilla”

26 de mayo de 20200 COMENTARIOS AQUÍ

 Un texto de Hernán Darío García Gutiérrez


Fotos de la palabra “Sevilla” aparecida en textos medievales españoles. Notas sobre la historia de la palabra y los tipos de letra utilizados para escribirla.

La paleografía es el estudio y la interpretación de los caracteres en escrituras antiguas. En éste se identifican las formas de las letras y su evolución, y se clasifican los tipos de letra según la época y el lugar de origen de los textos. A continuación, presento algunas fotos de la palabra “Sevilla” en documentos antiguos españoles. La mayoría de los documentos consultados fueron seleccionados por los profesores Diego Navarro, Eduardo Juárez y José Luis La Torre (q. e. p. d.), de la universidad Carlos III de Madrid, para su curso en línea de paleografía y caligrafía hispánicas. Las fotos de los fragmentos de la Etimologiae y de la Crónica de tres reyes fueron obtenidas de los libros escaneados publicados en la Biblioteca Digital Hispánica.

El origen de la ciudad de Sevilla, actualmente capital de la comunidad autónoma de Andalucía en el sur de España, se remonta a la época prerromana. No se conoce a ciencia cierta el significado de su nombre original, que los romanos documentaron como Hispal, porque no se sabe de qué lengua proviene. Era ésta ciudad del pueblo Turdetano, asentado en el sur de la península antes del siglo I a. n. e., pero en esta región hubo también colonias de la Ciudad de Cartago, y hay quienes afirman que el grupo de sonidos /-sp-/ (entre la primera y la segunda sílabas, Hispal) puede venir de la lengua de los colonizadores: el fenicio. Para documentarse más sobre las hipótesis acerca del más temprano origen de la palabra Sevilla recomiendo leer la ponencia de Pascal Barea publicada en este sitio web:
 https://rodin.uca.es/xmlui/handle/10498/15101.


Durante la dominación romana la ciudad pasó a llamarse Hispalis, y con el paso del tiempo fue adoptando otros nombres: Hispalo, Ispalis, Spalis. En el libro Etimologiae, el arzobispo Isidoro de Sevilla, religioso cuyo nombre en latín es Isidorus Hispalensis, propone una explicación sobre el origen del topónimo. Esta obra fue concebida entre los años 627 y 630, pero el fragmento a continuación es de la versión del Códice Toledano, escrito en el siglo IX:


Allí se lee en latín: Hispalim Cesar Iulius condidit quam / ex suo et Romae urbis vocabulo Iuliam / Romulam nuncupavit. Hispalo autem / a situ cognominata est et quod in solo / palustris suffixis in profundo pulir lo/cata sit ne lubrico atque instabili funda/mento cederet.

La traducción al español hecha por José Oroz y Manuel Marcos es la siguiente: “Julio César fue el instaurador de Hispalis (=Sevilla), a la cual dio el nombre de Julia Rómula haciéndolo derivar del suyo y del de Roma. Debe su denominación de Hispalis al lugar en que fue emplazada, porque se levantó sobre un suelo palustre, sostenida por maderos fijos en el fondo de las aguas, para que no se hundiera en ese terreno inestable y resbaladizo.”


Esta es la palabra Hispalo, que aparece casi al final de la tercera línea del fragmento, escrita en letra visigótico-mozárabe. Algunas de las características de esta grafía que podemos evidenciar en la palabra es que la letra s parece r, y la a siempre es abierta por arriba y puede confundirse con la letra u.


A continuación, otra transcripción de la palabra en el mismo fragmento de la obra, en una versión del siglo X. Aquí está transcrita como Spalo, los mismos caracteres visigótico-mozárabes.


La escritura visigótico-mozárabe fue la escritura nacional de los reinos peninsulares cristianos a partir del siglo VIII, y cuando dejó de utilizarse cedió su puesto a la letra carolina, llamada así porque comenzó a emplearse en época de Carlomagno. Esta es otra transcripción de Hispalo, en letra carolina, de un manuscrito producido alrededor del año 1160.


Pascal Barea afirma que a finales del siglo VII, los visigodos residentes en la península se referirían a la ciudad como *Ispalia. A partir de la conquista por parte de los musulmanes, estos la “rebautizaron” como Isibilia. Se debió a que en lengua árabe no existe el sonido /p/; lo más cercano que tienen a nuestra letra p es el sonido /b/, y el grupo de sonidos /-sb-/ tampoco es normal en dicha lengua. En otras palabras: a los musulmanes que ocuparon la península ibérica les quedaba más fácil pronunciar Isibilia que Ispalia.


Los cristianos residentes en la península, a su vez, fueron transformando la forma de mencionar la ciudad, modificando el ya modificado nombre de Isibilia por Sibilia, Sibilla, Sebilla y, por último, Seuilla o Sevilla. En tiempos del apogeo de la reconquista española, a mediados de los años 1200, la letra carolina empezó a ser remplazada por las letras góticas, que podían ser de libros o cursivas. Los documentos oficiales se encomendaban al rey o a los reyes, y tenían una intitulación que enumeraba los territorios sobre los que los monarcas gobernaban. Ésta es una intitulación de un documento oficial firmado por el rey Alfonso X: “Como yo don Alfonso por la graçia de Dios rey de Castiella, de Toledo, de Leon, de Gallizia, de Sevilla, de Cordova, de Murcia e de Jahen”. Del fragmento leído, extraigo la palabra desde una fotografía del documento original escrito en caracteres de letra de privilegios.


El documento de la fotografía anterior está fechado en el año 1293 de la era hispánica. Dicha era comienza en el año 38 antes de Cristo, por lo tanto, provendría en realidad del año 1255 de nuestra era. La siguiente foto de la bonita palabra Sevilla, escrita también en letra de privilegios, data de otra intitulación del año 1323.


El siguiente es un fragmento de la Crónica de tres reyes, que comienza con la narración de la reconquista católica encabezada por Fernando III de Castilla. Se mencionan allí los consejos de los hombres del rey para fuese a tomar a Sevilla, ciudad musulmana hasta aquel entonces. En esta versión de la palabra, la letra s parece a una f sin el trazo intermedio, y se liga a la letra e posterior.


Los unos desiendol que enbiase / correr contra tierra de Sevilla; los otros, que / se fuese echar sobre algunos de los castillos / que eran por cobrar de los moros e que los / fuesen conqueryr”.


A continuación, un recorte de una intitulación de un texto de 1335, en donde se lee “de Sevilla de Cordova”. La grafía empleada es letra de albalaes. La letra a, del final de la palabra Sevilla, se encuentra abreviada por una línea que atraviesa los astiles de la doble ele.


Alrededor de 1400 se desarrolla en España una nueva grafía cursiva, la de la letra cortesana. Esta es más ilegible que las anteriores. A continuación, dos versiones de la palabra en letra cortesana aparecidas en intitulaciones, la primera de un documento de 1459 y la segunda de 1472. La letra e se encuentra completamente pegada a la letra S. En la de abajo parece que dijera “Sevylla”.



Paralela las grafías góticas cursivas hispánicas que hemos mencionado, reservadas para cartas y documentos oficiales, en Europa se habían desarrollado los caracteres góticos de libros. Aquí la palabra en letra gótica redonda:

Y no quise terminar sin incluir la foto del texto del cual extraje la grafía anterior, esto con el fin de deleitar al lector con la imagen de la bella mayúscula inicial decorada. Al comienzo de la intitulación podemos leer los nombres de los reyes católicos, “Don Fernando e doña Ysabel”.

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