Lecturas de cuarentena en tiempos de coronavirus

5 de mayo de 20200 COMENTARIOS AQUÍ


Notas del libro “La Enzima Prodigiosa” de Hiromi Shinya “Una forma de vida sin enfermar”

El libro publicado en el año 2008 con más de dos millones de copias vendidas, es la principal obra del médico japonés, radicado en los Estados Unidos, Hiromi Shinya, Jefe de la Unidad de Endoscopia Quirúrgica del Centro Medico Beth Israel en Nueva York y profesor de Cirugía Clínica del Colegio de Medicina Albert Einstein de esta ciudad. El Dr. Shinya es conocido en estados unidos y el mundo entero por introducir la polipectomia endoscópica, la extracción de pólipos del colón a través de un endoscopio, sin necesidad de diseccionar al paciente; método innovador que alivió esta otrora dolorosa intervención quirúrgica.
A continuación, presento algunos conceptos e ideas centrales del libro, que más que un texto de medicina, es sobre alimentación y salud, o como el propio autor subtitula el libro “una forma de vida sin enfermar”.

El texto rescata en primer lugar, el valor de las enzimas en todos los procesos metabólicos del organismo, en los procesos digestivos, inmunológicos, de síntesis proteica, en la producción de hormonas y en la eliminación de esas peligrosas partículas de oxigeno “oxidado” que viajan por la sangre destruyendo los tejidos celulares, conocidas como radicales libres, causa de muchos males en el organismo como envejecimiento de los tejidos celulares, enfermedades cardiovasculares y muchas otras.

Señala la importancia de consumir enzimas a través de los alimentos, como complemento de las enzimas que produce internamente el organismo en la flora intestinal; estas se encuentran especialmente en las verduras y frutas. Subraya que la vida humana está atada a la producción de enzimas, que esta comienza a desfallecer cuando estas proteínas comienzan a agotarse en el cuerpo, bien sea por malos hábitos alimenticios, de vida o por la vejez.

Un valioso concepto presente en el libro es el de la homeostasis, que es la capacidad que tiene el organismo de autorregularse, de desintoxicarse, de defenderse de agentes extraños; señala que los buenos hábitos de vida y de alimentación crean las condiciones favorables para que el organismo regule sus funciones, se estabilice y, en caso de enfermedad, sane. En este punto hace énfasis en que la principal causa de la mayoría de las enfermedades, son los malos hábitos alimenticios adquiridos en nuestra infancia, más que los factores genéticos; en palabras del Dr Shinya: “los buenos hábitos pueden derrotar los malos genes”.

Debe existir un completo equilibrio en el organismo, en su nivel de acidez (pH), en los niveles de nutrientes, hormonales, en los minerales, proteínas y vitaminas que consumimos; el organismo tiene capacidad de mantener este equilibrio, de normalizar su funcionamiento, hasta cierto límite; si el desbalance es prolongado o agudo, se producen las enfermedades crónicas que todos conocemos, cardiovasculares, diabetes y otras.

Así, por ejemplo, si consumimos regularmente productos que aumenten el nivel de acidez en la sangre como las carnes rojas o productos lácteos, el organismo equilibra este desbalance del pH a través del calcio, extrayéndolo muchas veces de los órganos en los que es vital este mineral, como los huesos o dientes, descalcificándolos y generando enfermedades como la osteopenia o la osteoporosis.

Un concepto central que trae el libro es el daño que produce en el organismo una dieta basada en proteína animal, proveniente especialmente de carnes rojas y productos lácteos, ricas en grasas saturadas y colesterol. Señala que trae muchos problemas y enfermedades, tales como acidez en la sangre, ingesta de toxinas como el amoniaco y el ácido úrico, deficiencia de fibra, producción de radicales libres, lo cual altera el normal funcionamiento de órganos vitales como el hígado y el riñón y causa de múltiples enfermedades y dolencias como alergias, inflamación, estreñimiento, cardiovasculares y muchas más.

De ahí la importancia de una dieta balanceada, centrada especialmente en el consumo de proteína vegetal, carbohidratos, minerales, vitaminas y enzimas, presente en las legumbres, cereales preferiblemente integrales, frutas, verduras y proteína animal, preferiblemente la proveniente de la fauna marina. Señala que el consumo de carnes rojas y productos lácteos, no debe sobrepasar el 15% o 20% de la ingesta diaria.

Otro concepto central del libro, del cual no somos muy conscientes, es la estrecha integración que tenemos con nuestro entorno natural y cómo la alteración y destrucción de este entorno afecta seriamente nuestra salud y bienestar. Señala que el uso exagerado de agroquímicos en la agricultura, altera no solo la calidad nutricional de los alimentos, sino que los convierte en fuente directa de toxinas y radicales libres.

El autor trae varios ejemplos de esta alteración y deterioro del entorno natural: el uso intensivo de herbicidas destruye no solo la “maleza”, sino los microorganismos presentes en los suelos, privándonos de sus valiosos nutrientes y de su energía vital; el uso de invernaderos para proteger los cultivos contra insectos “dañinos” y controlar la temperatura, no le permite a las plantas generar antioxidantes para protegerse de los rayos ultravioleta, cuando están expuestas al sol, privándonos de tal vez la principal fuente de este valioso arsenal anti-oxidante.

De igual forma, el uso de insecticidas, además de dejar residuos tóxicos en los suelos y aguas, destruye la fuente de valiosos nutrientes como la quitina, que depositan los insectos en las plantas. En este punto recomienda consumir preferiblemente productos orgánicos o por lo menos con uso controlado de agroquímicos.

Señala la importancia de consumir “buen agua” necesaria para la hidratación del organismo y mantener los diferentes flujos corporales, como el sanguíneo, linfático, digestivo. El autor entiende por “buen agua”, agua pura, alcalina, oxigenada, rica en minerales como magnesio, calcio, hierro, como la que se encuentra en las fuentes naturales, no en los grifos de nuestras casas, la cual es agua potable pero carente de minerales, muchas veces oxidada y fuente de radicales libres. Por esto recomienda el uso de filtros especiales, purificadores de agua que la ionicen y enriquezca.

Algunas conclusiones.

La lectura del libro suscita preguntas y reflexiones como todo buen libro; presento a continuación una reflexión sobre la relación entre la salud humana y el modelo de producción agrícola imperante hoy en el mundo.

El modelo de producción agrícola instaurada a partir de la “revolución verde” en la 2ª mitad del siglo XX, basado en la especialización productiva (léase monocultivos), productividad de los cultivos, manipulación genética (cultivos transgénicos) y dependencia de insumos agrícolas provenientes de grandes empresas multinacionales, está haciendo cada día más crisis.

Este modelo que se ha justificado por haber liberado del hambre a millones de seres humanos en el mundo, está hoy en crisis por las graves consecuencias que está trayendo a la estabilidad biológica del planeta y el deterioro creciente del medio ambiente.

En primer lugar, este modelo agroindustrial está afectando gravemente el equilibrio biológico en la tierra, minando su capacidad de autorregularse y estabilizarse, por la pérdida de biodiversidad, generando nuevos problemas y enfermedades como la pérdida de la capacidad de polinización de las plantas por la muerte de las abejas, la salinización y esterilización de los suelos, enfermedades como las pestes bovina y porcina.

En segundo lugar, el deterioro causado al medio ambiente, aumenta la contaminación atmosférica, del aire, los suelos, el agua, alterando los ciclos de las lluvias y generando serios problemas como sequias e inundaciones.

Un tercer factor, es que este modelo hace inviable económicamente la pequeña producción agrícola, de la cual depende la alimentación de gran parte de la población, especialmente de los países en desarrollo; así por ejemplo en Colombia, la pequeña producción agrícola es responsable de la producción de alrededor del 70% de los alimentos, llamados “cultivos de pan coger”. La dependencia creciente de las pequeñas parcelas de los insumos agrícolas producidos por grandes laboratorios transnacionales, elevan cada día los costos de producción, haciendo inviable económicamente los cultivos, el cultivo del café es un buen ejemplo de esta problemática.

Un cuarto factor es el deterioro de la calidad nutricional de los alimentos, por la pérdida de nutrientes de los suelos, la manipulación genética y el uso indiscriminado de agroquímicos, entre otros factores.
El trigo transgénico, el principal cereal que se produce y comercializa hoy en el mundo, es un buen ejemplo de esta situación. Este cereal, originalmente rico en carbohidratos, minerales y vitaminas, ha sido modificado genéticamente para concentrar la carga nutricional en carbohidratos y gluten, proteína utilizada en muchas industrias, para la producción de pan, pastas, pastelería, pero que está trayendo problemas y enfermedades a muchos seres humanos, como la enfermedad autoinmune “celiaca” o la intolerancia del organismo al gluten.

Esta crisis del modelo de producción agroindustrial a gran escala, está llevando a un cambio de paradigmas, que están planteando nuevos modelos de producción y rescate de “antiguas” sanas prácticas agrícolas, como la producción agroecológica, más limpia, orgánica y sostenible ambientalmente.

Los países de la unión europea, con Alemania a la cabeza, en el marco del “Pacto verde” y las nuevas directrices de la “Política Agraria Común”, están planteando nuevos modelos y diseñando nuevas políticas agrícolas y agroindustriales. Así, por ejemplo, el “Paquete Agrario” aprobado por el Parlamento Alemán en el año 2018, que tiene como meta para el año 2030 que el 20% de la producción agrícola de este país sea orgánica, plantea programas y objetivos como el uso limitado de fertilizantes, la prohibición de herbicidas e insecticidas en zonas ecológicamente vulnerables, la prohibición del uso de glifosato para el año 2023; el programa de protección de insectos. Qué ironía, Alemania país sede de la multinacional Bayer, que adquirió recientemente la firma Monsanto,  productora del glifosato, ahora prohíbe este herbicida.

Europa y otros países, liderados por los partidos verdes, están trazando el camino que la humanidad debe recorrer para salvar el planeta de su destrucción por el cambio climático, esta grave crisis del coronavirus es una clara advertencia de la naturaleza a la humanidad.

Wilson Zapata
Texto escrito en la cuarentena por el coronavirus.
Cali, 01-05-2020

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