La relación entre un jefe y un secretario
privado con pensamientos distintos.
Se realizó este jueves en El Nogal un sentido
homenaje al constituyente de 1991, codirector del Banco de la República y
contralor general Carlos Ossa Escobar, fallecido recientemente, como preludio a
la publicación de un libro con sus memorias.
Estas fueron mis palabras: fui secretario
privado de Carlos Ossa en la campaña al Concejo de Bogotá, en el Concejo y en
la Contraloría General de la República.
En dos sentidos fundamentales Carlos Ossa marcó
mi vida: 1) me dio una gran oportunidad, y 2) me hizo buscar mi propio camino.
A alguien de mis modestos orígenes, estudiante
de la Nacional, solo una persona generosa y poco convencional como Carlos Ossa
podía darle tanta responsabilidad y posibilidad.
Entre muchas cosas, me enseñó el respeto por
las ideas del otro. Siempre respetó mis opiniones.
Tuve una columna en La Prensa de Juan Carlos
Pastrana durante el paso por el Concejo, y claramente Ossa era amigo de Serpa,
con el perdón del expresidente Samper aquí presente.
Después de la Contraloría, yo podía seguir bajo
su ala y buscar que me mantuviera en la alta burocracia.
Pero una noche le oí un discurso bastante a la
izquierda para mi sensibilidad y supe que estaba en el Polo.
Ya no podía seguir bajo su ala, y me fui a
buscar otra oportunidad, otro camino, en el asfalto incierto.
Muchas veces extrañé la figura del jefe amable
Ossa.
Con el tiempo, pasó lo que supe aquella noche:
estábamos en orillas opuestas.
Aun así, le entendí a su hijo Juan Pablo que se
tomaba con humor la distancia y decía que yo siempre había pensado así.
Si pudiera devolver el tiempo, algo que haría
sería frecuentar a Carlos Ossa.
Tendré que seguir viviendo con el sentimiento
de haber cometido “parricidio” político-ideológico.
De ese tamaño es el significado de Carlos Ossa
en mi vida.
Una anécdota que es más una actitud que revela
la esencia de Carlos Ossa.
Respetaba tanto a las personas que no me ordenó
que como secretario privado llevara los papeles confidenciales, para mí
molestos, que nos ocasionaron el mayor revés en la Contraloría ante la opinión
pública.
Si yo hubiera llevado los listados de los
nombramientos en cargos provisionales mientras se aprobaba la reestructuración
que cambió la Contraloría, como dijo el excontralor Antonio Hernández, nunca se
habrían filtrado a la revista Cambio, como ocurrió por un asesor desleal.
Si pudiera devolver el tiempo, dejaría los
remilgos y me ofrecería para llevar esos listados. No hay un año en el que no
piense en eso. Gracias.
Por: Daniel Mera Villamizar