Por: Edgar Alzate Díaz.
Para mi estimada amiga María Elena Zapata
Valencia.
Que se puede decir de Sevilla, después de los
festejos de los 116 años de su fundación. Sevilla tierra de musicalias. El Sol,
en todo su esplendor le regaló al pueblo una temporada veranera en la que sus
acostumbrados amarillos estelares y un azul de cielo, nos acompañaron en estos
días.
Fueron días intensos en el desenvolvimiento
artístico. Es esta Sevilla que se niega a perder su saber, su intenso amor por
el arte. La hermosa noche del bolero en
el homenaje a los músicos del Conjunto Serenata. Como es imposible,
desafortunadamente, tener el poder de la ubicuidad, tuvimos que escoger a
cuáles eventos asistir pues no pudimos verlo todo. Los únicos seres que tienen este poder es el Grupo Bandola que al mismo tiempo
participan, organizan y dirigen, en un lado y en el otro de los distintos actos
artísticos que se representaron.
Considero que Sevilla tiene una posición que se
puede denominar como sideral, y estoy convencido de que los altos de Monserrate
y de La Cruz, fueron, en las épocas precolombinas, sitios sagrados y miradores
astrológicos y astronómicos. Su posición de 180 grados sobre la geografía y
sobre el cielo, indica que fueron utilizados para ceremonias sagradas y eventos
científicos en la época de las culturas indígenas que lo habitaron. Esta
posición astronómica de Sevilla Valle y la combinación del aire, los vientos
del páramo, su neblina, su gama de colores en su atmosfera, combinado con la
intensidad de la naturaleza que se refugia en su suelo, ríos, lagunas, páramos,
hicieron que sus habitantes desde muchos años atrás, disfrutaran del color
sagrado del arte.
Por eso durante los días de realizaciones
artísticas en Sevilla, es como si toda esta tradición histórica que el espacio
Sevillano tiene, desde los primitivos habitantes, hasta sus colonizadores y sus
herederos, interiorizáramos una extraña energía que sustenta el desarrollo del
arte en Sevilla.
Después de presenciar los diversos eventos
artísticos y compartir con un público que llenó todos los espacios en todos los
lugares, todos estos eventos decorados con colores fuertes, tropicales,
alegres, retando el invierno, el frío, hicieron que esta celebración a pesar de
algunos baches, deje en nosotros una sensación de que las palabras transmitidas
en canciones, poesías, danzas e historia, van metidas en nuestra sangre y que cada
tantos meses, mediante una jornada de arte, con cualesquiera disculpa, se
renuevan estas energías y vuelven a fluir estos saberes que se trasladan por
todas las calles del pueblo.
En la Casa de la Cultura, con la música ingresó
la poesía en el espacio artístico Sevillano. No porque no existiera, sino que
se les dio una presentación oficial a estas palabras. La poesía que recoge sus
adeptos, sus admiradores, presentada desde las voces y palabras de sus
constructoras de versos. Fue una noche de homenaje a la poesía femenina
sevillana. Cuatro, de las muchas poetas de Sevilla, leyeron sus poemas,
adornado el escenario con flores rojas y lilas, manteles psicodélicos
tropicales, con muy bien diseñados afiches que reforzaron este homenaje a la
mujer poeta de nuestro suelo.
De las cuatro poetas, empezaré por Karina
Rendón Estrada, quien colocó en su afiche, una poesía que con su
contundencia de nostalgia y tristeza nos lleva al filo de la nada. El perro
callejero, compañero de la miseria y del desamparo, es utilizado como imagen
del desasosiego que la poeta nos transmite en estas imágenes grises, frías,
como la lluvia de Sevilla en la tarde, en el filo de la noche: “Bajo el lecho de su/ desamparo/ver la tarde
hacerse líquida/ como sus esperanzas/.”
Veamos este hermoso poema completo:
CIELO GRIS
Los perros se refugian de la/ lluvia/ como yo
de la nostalgia. /
Bajo el lecho de su/ desamparo / ven la tarde
hacerse líquida/ como sus esperanzas/
Mientras a través de la/ ventana/ veo la vida
en un resumen/verde/igual que la nada/igual que la espera/ igual que la foto
sin sonrisa, /me ve hacerme gris/como la tarde/como los perros vagabundos/.
Otra poeta que aquel día nos deleitó con sus
palabras, fue Magnolia Gutiérrez Cardona, de quién en ocasión anterior dije
que, con sus palabras laceradas pero sentimentales y cercanas a la vida misma
era una mujer con un verso enmarcado en el sentimiento y la sensualidad de las
relaciones humanas. Para ella la palabra es transparencia y energía. Veamos un
poema de Magnolia Gutiérrez:
SUSURRO DEL VIENTO SOY
Llegan a mis oídos/antes que a mi piel…/ ¡los
susurros del viento/que acarician mi piel! /Llegan fugaces/como saetas
heridas/alterando mi tez…/ ¡una y otra vez! / Susurros que permean/cicatrizando
mi piel/con el fin exclusivo…/¡De perfumar mis sentidos!/En un sinfín de
sonidos/que se vuelven soplos/ ¡Una y otra vez!/ mi espíritu anclado/con el
viento alado/¡se resguarda y restaura en el!/Buscando la manera de sembrar y
florecer/el jardín de rosas marchitas/magnolias dormidas/ que el vaivén de la
vida…/¡Me impuso cada vez!/¡Pero esta vez!/ Como un renacer de
primaveras/libertando y libando flores/en los poros…de mi piel/
También participó María del Socorro Vélez,
de la que ya habíamos conocido su libro denominado “Menú del día”, del cual publicamos en el “Ciudadano en la Red” algunos poemas. Es una poesía de la
cotidianidad y del trasegar por las calles, en el nomadismo que las palabras
recogen y aderezada con las viejas recetas culinarias de nuestra tierra. Es una
poesía nomádica aferrada a las mixturas y a las músicas del bolero y el tango.
Podríamos afirmar, es una poesía de los límites y de lo poco que nos puede
importar el final de las cosas en la vida.
El siguiente es uno de los poemas leídos por María del Socorro Vélez, en el homenaje
que la Casa de la Cultura le rindió a
las mujeres poetas de Sevilla durante la celebración de los 116 años de vida de
nuestro pueblo:
DESMEMORIA
Se fuga la calle/donde ayer hice mercado/deja
en mi memoria/la luz de los nísperos/las papilas de la mora/y el olor de
cilantro/.
Pierdo a diario/el mismo
tango/canto/tarareo/gozo esa voz binaria/la nostalgia esquiva/en la punta de mi
lengua/.
No hay indicios /de dónde guardo/partidas de/
bautismo/ni registros de defunción/. Las huellas inalterables/de ida y vuelta/me
bastan. /
Otro poema muy hermoso de María del Socorro, es el siguiente, dedicado a nuestra querida
amiga Tania Ceballos Pino, quien murió ya hace varios años:
“A TANIA”
La madrugada
descoció tu mirar
para pegarlo sobre montañas.
A otros…
Nos desbarató la nostalgia
Otra excelente poeta que presentó su poesía
aquella noche es Sandra Ocampo Buitrago, de la que me gusta como son cortadas
sus palabras, sus afirmaciones, sin adornos primaverales, ni ensueños de vida.
Es una poesía alojada entre la tierra, el hombre y el desarraigo. Poesía de
preguntas, que trabaja las palabras como el artesano con su buril, preciso, sin
faltar, ni sobrar, modelándolas en una técnica perfecta. Veamos entonces este
poema de Sandra:
INVIERNO
Te creo cuando llegas/y conviertes/los momentos
en neblina, /en/tristeza entre los árboles/
Pintor de hojas húmedas/Hoy quiero salir de
casa, /Caminar fuera de la cerca, /bordear apenas el mundo, /con mis manos. /
Otro poema de Sandra es el siguiente, que increpa
y llama a la acción, cuando llama a la humanidad a despertar en medio de la
miseria, la humillación, la guerra y el desencanto:
“ESCRIBE POETA”
Escribe poeta tu verso de tristeza, de
desencanto / escribe poeta de este mundo podrido, repugnante / escribe poeta de
los hombres. /
Diles que la esperanza huyó un día de sus vidas
/ háblales de sus quejas y sollozos / de sus cuerpos encorvados y de sus
frentes sudorosas /cuéntales de la masacre de los ríos y de los bosques. /
¿Y por qué no? Escribe poeta de los niños /
única excusa para que el mundo exista. /
Así nos desgarra Sandra Ocampo Buitrago, dejando al final una leve brizna de
esperanza frente al desencanto.
Como dije al principio de este texto, Sevilla
se cubre de arte, y la estética camina y se desenvuelve por sus calles y
parques, donde los niños y niñas, jóvenes y viejos, nos deleitamos con
multitudes de palabras, músicas, cantos y danzas. Un pueblo que a buena hora
está recogiendo sus saberes, plasmando las composiciones de sus múltiples pintores,
músicos, poetas, escenógrafos. Por esto afirmo que Sevilla lleva en su raíz la
sombra del árbol ancestral, donde nuestra ubicación geográfica es garantía para
que el firmamento nos siga iluminando y llenando de colores y alegrías.