El Simbolismo del Árbol en la mitología

4 de junio de 20190 COMENTARIOS AQUÍ


Por: Edgar Alzate Díaz
A propósito del árbol del Festival Bandola 2.019

Bandola elaboró para el Festival de 2.019, un árbol amarillo y verde del color del sol, color locura, el color de los girasoles. Para una temporada de festival, de carnaval. El árbol como tal, tiene en la mayoría de las sociedades y sus respectivas culturas, un significado especial, sagrado o profano. 

Para los indígenas Sikuani, de los Llanos Orientales u Orinoquía colombiana, el árbol significa el origen de los alimentos. El árbol de Kaliwirnae, o árbol de la vida, sagrado. Los primeros seres espirituales entre seres humanos y espíritus animales, siguiendo a un animalito espíritu, el cusi cusi, veían que este traía comida, frutas, hojas, yuca, bueno cosas de comer sabrosas. Lo siguen los espíritus sagrados ancestrales como Kaliwirnae, Furnaminali, Kajuyali, para saber dónde saca comida este cusi cusi y encuentran el árbol de la comida, pero debían derribarlo para recuperar la comida. Y así se inicia una historia que tiene como centro al árbol, como apoyo de un mito de los alimentos y de origen.

En los Nasa, del departamento del Cauca, el árbol representa el cuerpo humano. “El cuerpo humano es considerado como un árbol. khaty ~ "piel" y en el árbol es la "corteza". wetse es en el árbol, lo que corresponde a la "raíz" y en el cuerpo humano es el equivalente a "tendón". ndyi? t en el cuerpo humano es "hueso" y en el maíz tierno corresponde a "tallo". ku?ta es el "hombro" o el "brazo" en el cuerpo humano, pero también es parte del nombre de la rama del árbol fyitü: ku?ta, en donde fyitü es "árbol" y ku?ta "brazo" o sea el "brazo del árbol". La declaración que hacen en el mundo nasa "Yo soy árbol" es tan natural como decir "yo soy indio", simplemente que el hombre se percibe íntimamente ligado a la naturaleza, identificado con ella; de tal forma que puede ser un árbol. 

Qué el cuerpo sea considerado como árbol es un indicio más de la intimidad con la naturaleza, reforzando además, la importancia de ndyihu kiwe (el mundo de abajo), como lugar donde se inicia el ciclo vital para plantas animales y personas, que no sólo se corresponde con el proceso biológico de nacer crecer y morir; sino con un ciclo temporal y cosmogónico que recoge toda la experiencia originaria y de perpetuidad del grupo. [1]

Entre los Emberá, existe también un mito del árbol, “El Árbol de Jejene” del cual solo dejamos constancia acá pues es muy extenso.
“Karagabí reunió entonces a toda su gente y les preguntó:
“¿Qué podemos hacer para derribar este jenené?”.
A lo cual la gente respondió: “No sabemos, no podemos decidir”.
Entonces Karagabí ordenó que se llamara a todos y que ninguno faltara. Y que cada uno trajera hachas de piedra. Así fue que todos madrugaron y empezaron a darle hacha para tumbar al jenené.
Pero el palo era muy fuerte y las hachas rebotaban. Entonces Karagabí mandó a hacer hachas más finas, que parecían de metal. Y así lograron abrirle un corte al árbol. Ya entrada la noche Karagabí decidió suspender el trabajo para reanudarlo al día siguiente. Pero al día siguiente observaron que el corte que habían hecho se había cerrado.

Esto no puede ser” dijo Karagabí “empecemos de nuevo.
Pero al otro día cuando volvieron el árbol se había cerrado de nuevo.
Y así sucedió durante varios días.”[2]

También existen los árboles que traen hechicerías. Entre los Zenú de Córdoba, hay unos montes por entre los que pasa algún camino, sitios donde hay árboles grandes y fríos, que le roban el alma a los niños que pasan por este sitio y se deben hacer una serie de rezos para la recuperación del niño o niña. Otros árboles alojan espíritus que asustan a los borrachos cuando pasan cerca y no le hacen reverencia tirando un trago para el espíritu. Si no, los duerme y los deja tirados. En Bogotá, en el Parque Natural de Entre Nubes, en el Sur de la ciudad, se localiza el árbol del ahorcado, por alguien que hace años se quitó la vida allí. Cada año se realizan caminatas y visitas al árbol del ahorcado que además tiene una bonita vista sobre la ciudad.

Como se observa brevemente, el árbol amarillo, de ramas y flores desparramadas y encendidas, como tela de Van Gogh, evoca los saberes mitológicos de muchas culturas en el mundo y en nuestro país. Por esta razón quise hacer este aporte en este homenaje a nuestros árboles sagrados y profanos.

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