“Desde su juventud anhelaba venir al Quindío
pero nunca olvidó su ciudad natal y sus jornadas en el campo en las tierras de
Cumbarco donde su padre Domingo era campesino de racamandaca...”
Destacada figura cívica y notable comerciante,
nació en Sevilla, Valle del Cauca, el 19 de junio de 1918 y murió en Armenia,
Quindío, el 21 de noviembre de 2000. Sus padres Domingo Jaramillo, de Salamina
y Virginia Botero, de Abejorral. Seis hijos: Marcos, Oscar, Miriam, Gustavo, Teresita
y Aníbal. Domingo, arriero, guaquero y campesino de oficio, levantó su familia
en la parte más alta de la vereda Cumbarco, zona limítrofe de Génova con
Sevilla. En los recuerdos de su familia se observa una foto de Domingo con
Heraclio Uribe, fundador de Sevilla.
Aníbal estudió hasta tercero de bachillerato
en el colegio General Santander de Sevilla, fue discípulo del expresidente
ecuatoriano José María Velasco Ibarra y en 1938 decidió viajar al Quindío, el
lugar de sus ensueños.
Recién llegado a la Ciudad Milagro, trabajó
con su cuñado Alberto Botero Jiménez, en su reputado almacén de ropa pero en
1945 se independizó y montó sociedad con su señora madre Virginia, fundando el
conocido almacén que llevaba su nombre y que funcionaba en la plaza de Bolívar,
hasta el incendio de 1953.
Esta famosa conflagración quemó un amplio
sector de la plaza de Bolívar y como se demoró la reconstrucción del sector, la
circunstancia permitió la apertura del Pasaje Bolívar, como se conoce hasta
hoy, de acuerdo con el historiador Miguel Ángel Rojas Arias, experto en
historia de Armenia.
En 1961 se asoció con los conocidos
comerciantes Guillermo Vallejo y Alfonso Cardona para poner en marcha los
reconocidos Almacenes Valher en tres sucursales que funcionaron muy bien
durante varios años, una imagen de seriedad y calidad ante una sociedad cada
vez más creciente. En 1974 los socios decidieron liquidar la empresa, quedando
Don Aníbal en poder de dos: Almacenes Valher 1 y 3. Con ahínco, pundonor y
determinación continúo al frente de su actividad económica hasta el terremoto
del 25 de enero de 1999, en Armenia y
por esta razón, debió trasladarse frente al Parque Fundadores, enseguida de la
iglesia del Espíritu Santo, donde personalmente atendió hasta 2006 con la
colaboración de algunos de sus hijos, especialmente Guillermo.
Paralelo a su inagotable capacidad de
trabajo, desarrolló una vasta tarea cívica como uno de los forjadores de la
Fundación Anita Gutiérrez de Echeverri, hizo parte muchos años de su Junta
Directiva y antes de partir a la eternidad, alcanzó a comprar el lote y poner
la primera piedra de la moderna sede de El Caimo. Se destacó como uno de los
fundadores de Comfenalco y por mucho tiempo hizo parte de la junta directiva de
Fenalco. Fue un miembro destacado de la benemérita Sociedad de Mejoras Públicas
de Armenia y concejal de la capital en la lista oficial del Partido Liberal,
orientado por Ancízar López López.
¡Sevilla
en mi corazón!
A menudo
se reunía con la colonia sevillana, horas de recuerdo y simpatía sin fin, con
otro sevillano Henry Gómez Tabares, el conocido ex gobernador y otros
coterráneos.
Desde su juventud anhelaba venir al Quindío
pero nunca olvidó su ciudad natal y sus jornadas en el campo en las tierras de
Cumbarco, donde su padre Domingo era campesino de racamandaca, pero al mismo
tiempo guaquero de recorrido y persistencia, conocido como ‘Sacamuelas’. Era
fama en la región que el viejo Domingo le decía al ocasional adolorido de una
muela: “recuéstese ahí, encima de ese bulto”, y con toda tranquilidad y alicate
en mano, atendía al paciente del cuento.
Su familia honorable que sirve bien en varias
actividades, ha recogido la herencia moral de un padre ejemplar. Sus cenizas,
de acuerdo a su deseo, esparcidas en nuestra geografía, abonaron con vigor y
esperanza los anhelos de los nuevos tiempos; alcanzaron a volar por los aires
hasta Sevilla. ¡Un gran ciudadano que permanece en el recuerdo!
Por| Gabriel
Echeverri González