Según
estadísticas, la lectura anual en Colombia es escasamente de medio libro por
persona, lo cual nos está indicando que no hemos aprendido a querer la lectura.
Se dice que a los estudiantes se les enseña a descifrar las letras, pero no a
querer la lectura.
Por
supuesto, que no habrá ninguna diferencia, entre un analfabeta y una persona
que sepa leer, a menos que este último ¡Lea!
Una cosa es leer corrientemente y otra hacerlo correctamente, porque le
podría suceder lo de la viejecita, que por no acentuar bien las palabras y
hacer la puntuación correcta, leía así, la oración de San Cayetano “San Cayeta no era santo, comía como vestía y
dormía sobre una vieja, estera la vida del santo” Resulta que la oración
decía: “San Cayetano era un santo, comía
como vestía y dormía sobre una vieja estera, así vivía el santo”.
Si
usted no se disciplina en la lectura diaria, dificultoso que tenga estructura y
mientras esta no sea sólida, la primera borrasca se lo llevará hacia el
fracaso.
Se
dice: que toda lectura debe ir acompañada de reflexión, y es la única manera de
encontrar en los libros lo que muchos no hallan en ellos.
La
lectura diaria es la posibilidad que tenemos de relacionarnos, con grandes
personajes que hicieron de su vida algo que valió la pena y que aún después de
fallecidos, decimos que podemos escuchar. Es como sentarse con ellos y nos
contaran sus historias, o tuviéramos una clase particular, en donde nos hablan
de determinado tema exclusivamente para nosotros.
Así como se puede hablar con un científico,
también lo podemos hacer con filósofos, periodistas, poetas, historiadores,
etc. Se pueden compartir algunas experiencias y asimilar enseñanzas.
Se
dice, que los grandes hombres no mueren para este mundo, sino que en los libros
sus espíritus perduran. Tengamos en cuenta que los libros son una voz viviente,
son inteligencias que nos hablan y por qué no decirlo que nos escuchan.
Si
usted es estudiante en un colegio o universidad, nunca se limite a leer solamente
lo que le dejan como tarea; aproveche los espacios de tiempo libre, para
abordar otros autores sobre el tema impuesto; recuerde que no se trata de
estudiar, mas bien de aprender y para ello es importante tener otros conceptos.
Se
conocen personas que tienen una fortuna determinada, pero carecen de sustento
intelectual y ello hace que a veces su futuro sea incierto. La historia nos ha
contado, que han existido hombres muy ricos, que en poco tiempo y producto de
situaciones adversas, perdieron todo lo que tenían. Cuando se viera en idéntica
situación y tuviera que empezar de nuevo sin saber por donde… desde luego que
sería muy grave; en tanto que si se tiene desarrollo intelectual, cada vez que
se encuentre en las encrucijadas que le presente la vida, las resolverá con mas
seguridad y en corto tiempo se recuperará, porque ya sabe cómo debe actuar.
Muchas
veces nos encontramos con jóvenes, que iniciaron una carrera profesional sin
saber por qué la escogieron. Entre las respuestas encontramos. “Me presenté a dos universidades a estudiar
dos carreras diferentes y pasé en esta” “Estoy aquí porque mi papá quería
que estudiara esta carrera” Si realmente está convencido de su carrera
profesional, acéptela y quiérala, comprométase con ella bajo toda
circunstancia.
¡Qué pesar! cuando se estudia para terminar un ciclo y emplearse en otro oficio,
que muchas veces nada tiene que ver con su profesión, y es allí donde se
desperdician los conocimientos adquiridos, conformándose con una nueva
situación.
Al
analizar estos conceptos, encontramos en nuestro país a muchos profesionales
desempeñando actividades que no tienen nada que ver con sus estudios. En otros
países que decimos desarrollados, encontramos ingenieros en petróleos con
especializaciones como ministros de minas, Ingenieros civiles con posgrados en el ministerio de obras públicas, mientras que acá en locombia
tenemos gente que lo único que han hecho es política, en altos cargos y que con
poco estudio, llegaron a concejales, alcaldes, diputados y terminan hasta de
ministros; otros que no conocen un cafeto como gerentes de la Federación
Nacional de Cafeteros. Y entonces se cumple aquella frase de: “el que sabe, sabe y el que no es jefe”
Lic., Danilo Useche G.