Enriquecimiento intelectual

25 de julio de 20160 COMENTARIOS AQUÍ

Según estadísticas, la lectura anual en Colombia es escasamente de medio libro por persona, lo cual nos está indicando que no hemos aprendido a querer la lectura. Se dice que a los estudiantes se les enseña a descifrar las letras, pero no a querer la lectura.

Por supuesto, que no habrá ninguna diferencia, entre un analfabeta y una persona que sepa leer, a menos que este último ¡Lea! Una cosa es leer corrientemente y otra hacerlo correctamente, porque le podría suceder lo de la viejecita, que por no acentuar bien las palabras y hacer la puntuación correcta, leía así, la oración de San Cayetano “San Cayeta no era santo, comía como vestía y dormía sobre una vieja, estera la vida del santo” Resulta que la oración decía: “San Cayetano era un santo, comía como vestía y dormía sobre una vieja estera, así vivía el santo”.

Si usted no se disciplina en la lectura diaria, dificultoso que tenga estructura y mientras esta no sea sólida, la primera borrasca se lo llevará hacia el fracaso.
Se dice: que toda lectura debe ir acompañada de reflexión, y es la única manera de encontrar en los libros lo que muchos no hallan en ellos.

La lectura diaria es la posibilidad que tenemos de relacionarnos, con grandes personajes que hicieron de su vida algo que valió la pena y que aún después de fallecidos, decimos que podemos escuchar. Es como sentarse con ellos y nos contaran sus historias, o tuviéramos una clase particular, en donde nos hablan de determinado tema exclusivamente para nosotros.

 Así como se puede hablar con un científico, también lo podemos hacer con filósofos, periodistas, poetas, historiadores, etc. Se pueden compartir algunas experiencias y asimilar enseñanzas.

Se dice, que los grandes hombres no mueren para este mundo, sino que en los libros sus espíritus perduran. Tengamos en cuenta que los libros son una voz viviente, son inteligencias que nos hablan y por qué no decirlo que nos escuchan.

Si usted es estudiante en un colegio o universidad, nunca se limite a leer solamente lo que le dejan como tarea; aproveche los espacios de tiempo libre, para abordar otros autores sobre el tema impuesto; recuerde que no se trata de estudiar, mas bien de aprender y para ello es importante tener otros conceptos.

Se conocen personas que tienen una fortuna determinada, pero carecen de sustento intelectual y ello hace que a veces su futuro sea incierto. La historia nos ha contado, que han existido hombres muy ricos, que en poco tiempo y producto de situaciones adversas, perdieron todo lo que tenían. Cuando se viera en idéntica situación y tuviera que empezar de nuevo sin saber por donde… desde luego que sería muy grave; en tanto que si se tiene desarrollo intelectual, cada vez que se encuentre en las encrucijadas que le presente la vida, las resolverá con mas seguridad y en corto tiempo se recuperará, porque ya sabe cómo debe actuar.

Muchas veces nos encontramos con jóvenes, que iniciaron una carrera profesional sin saber por qué la escogieron. Entre las respuestas encontramos. “Me presenté a dos universidades a estudiar dos carreras diferentes y pasé en esta” “Estoy aquí  porque mi papá quería que estudiara esta carrera” Si realmente está convencido de su carrera profesional, acéptela y quiérala, comprométase con ella bajo toda circunstancia.

¡Qué pesar! cuando se estudia para terminar un ciclo y emplearse en otro oficio, que muchas veces nada tiene que ver con su profesión, y es allí donde se desperdician los conocimientos adquiridos, conformándose con una nueva situación.

Al analizar estos conceptos, encontramos en nuestro país a muchos profesionales desempeñando actividades que no tienen nada que ver con sus estudios. En otros países que decimos desarrollados, encontramos ingenieros en petróleos con especializaciones como ministros de minas, Ingenieros  civiles con posgrados en el ministerio  de  obras públicas, mientras que acá en locombia tenemos gente que lo único que han hecho es política, en altos cargos y que con poco estudio, llegaron a concejales, alcaldes, diputados y terminan hasta de ministros; otros que no conocen un cafeto como gerentes de la Federación Nacional de Cafeteros. Y entonces se cumple aquella frase de: “el que sabe, sabe y el que no es jefe”
Lic., Danilo Useche G.
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