Estaba en Bogotá
con Manuela y Marcela.
Hice
presentaciones en Casa TEA, la nueva sala del Grupo de Teatro Alcaraván
que dirige mi hermano Álvaro, de miércoles a sábado. “No me hallo” y “20 años
de música y humor”, una selección de “éxitos” de mis primeros 20 años como
solista.
Tenía la duda de
regresar antes a Cali, pues mi hermana Luz Mery estaba muy mal de salud.
Toda la vida mi
hermana querida fue música y carcajadas y toda la vida estuvimos juntos en la
risa y el humor.
Hace casi dos
meses, hicimos una tarde musical, donde todos cantamos y tocamos al lado de su
cama. También fue María del Mar, una chica violinista maravillosa que cantó en
el coro de los niños y que ahora toca con la Filarmónica Joven de Colombia.
Luzma estuvo feliz.
El pasado sábado 4
de julio, María del Mar supo que estábamos en Bogotá y nos invitó a un
concierto de la orquesta, en el Auditorio León de Greiff de la Universidad
Nacional, que presentaban el domingo 5 de julio del 2015 a las 11 de la mañana.
Ya en el
auditorio, cuando sonó el primer timbre, mi sobrina me envió un mensaje: “Creo que Luzma está en su momento final.”
Entonces le
escribí esta nota en la penumbra de la sala:
“Querida Lucita, Manuela, Marcela y yo, te deseamos un hermoso viaje a las estrellas.
Nos has dejado risa para toda la vida, una inmensa dosis de amor y una
generosidad que nos enseña a vivir. Si mis ojos tienen una lagrima, mi boca
sonríe con cada recuerdo tuyo. Lo mejor para ti y que parte de tu equipaje sea
el amor inmenso de nosotros tres por tu ser maravilloso.”
Y le pedí a mi
sobrina Magda, que la acogió en su casa los últimos días de su vida, que le
leyera el mensaje suave al oído. Ella lo hizo, Luzma respiro unas tres veces
lentamente y ya nunca más tomó aire de nuevo.
Cuando me ha
tocado ver partir la gente, mi madre por ejemplo, veo que es sencillo lo de la
muerte si observamos el último suspiro: toman aire, pausa, sueltan el aire…y la
pausa es infinita, nunca más vuelve el oxígeno a su cuerpo.
Ya el concierto estaba volando.
Hicieron la
versión más hermosa y bien tocada que he visto de la Consagración de la Primavera
de Stravinski, con danza, luces y puesta en escena, todo hecho por los mismos
músicos, no había artistas invitados. Siempre he pensado en lo que puede hacer
un músico sinfónico en los 40 compases de espera que a veces “le tocan” en su
partitura.
El director,
maravilloso, Andrés Orozco-Estrada colombiano estudió dirección en Viena.
Fue un momento
sublime, el auditorio absolutamente lleno estaba levitando.
Ese era el
momento, María del Mar tocando en semejante concierto, mi hermana muriendo,
Marcela daba teta a Manuelita, la niña prendida de mi dedo índice, a veces
soltaba la teta y miraba el concierto.
Al final todo el
mundo sonriente y con lágrimas en los ojos, yo con lágrimas en los ojos y
sonriente. Fue un ritual como los que solo el arte permite vivir, había tanta
energía y tanta felicidad en ese momento, que sentía la vida diciéndole a la
muerte, “nunca podrás conmigo”.
Al salir un abrazo
con María del Mar, que estaba con una tremenda emoción y los ojos llorosos, nos
contó que todos los músicos y el director lloraron tocando la obra, nosotros
también, fue un remolino energético que se creó conjuntamente entre la escena y
el público, era una sola energía, era la belleza creativa humana en su esencia,
sin nada cosmético, sin descrestes innecesarios, creí que el techo del
auditorio no aguantaría esa energía y podría levantarse como un platillo
volador, todo salía de las entrañas del arte musical y escénico.
Cuando le contamos
que mi hermana se marchó en el compás 70 de la Consagración, cambió el llanto
de todos, pero al momento volvimos a la alegría.
El lunes 6 fue una
despedida musical, serena y alegre, una hora de música con tangos, bambucos,
boleros, canciones y diverso repertorio, al final en el último instante, canté
la sevillana española El Adiós, y todos tocamos palmas y armamos un tremendo
bullicio alegre y rumbero, como lo hubiera hecho mi hermana del alma, antes de
la cremación.
Las cenizas
llegaron a nuestra casa el miércoles en la tarde. El jueves en la mañana
pusimos toda la música de Luzma y lloramos tanto que trapeamos la casa con las
lágrimas.
Me asomé a la
ventana, miré al cielo y lo vi con más luz.
El sábado las
cenizas volvieron a la tierra y ahora forman parte de un bosque de Guayacanes,
Cominos Crespos, Cedros, flores de todos los colores, nacimientos de agua y
mariposas.
Ya estos días
María del Mar está de gira, con la orquesta en Houston, haciendo florecer la
Consagración de la Primavera, nosotros nos dedicamos nuevamente a cultivar para
la vida instantes bellos.
La vida sigue
diciendo a la muerte y al sistema que no podrán.
Suena el violín de
María del Mar, nuestra pequeña Manuela sonríe y la esperanza se renueva.
|Julián Rodríguez Granada
P.D. Una cosa es la vida y otra cosa es el
sistema. Asco producen los negocios “legales” del sistema y el laberinto
burocrático que se inventaron para todo: el nacimiento, la vida diaria, la
salud, la vivienda, la educación, la muerte, burocracia mercachifle de empresas
intermediarias que ganan por cada colombiano que evaden atender y cuyos
gerentes en Colombia se ganan al mes de 60 a 90 millones de pesos, lo que
quiere decir el salario mínimo de mil o mil quinientas personas.
Esa violencia sigue intacta y
lo peor está “legalizada” y se inventaron además que es constitucional. Esa si
es una guerra impune contra todos y con muchos muertos que no están en la
"guerra".
"NO
SOLO DE PAZ VIVE EL HAMBRE"