Esta semana al salir de Cali, quedé maravillado con los
girasoles de la vía Panorama, coqueteando con su figura en un una pose de
desdén mirando hacia el oriente. Paré a comer un helado con mi familia,
mientras hacíamos un recorrido por los parques de Yumbo, donde respiramos aire
puro y solo se escuchaba el trinar de pájaros migrantes haciendo residencia en
aquellos bellos humedales urbanos.
Volvimos a partir y antes de salir a Buga, centenares de personas
realizando deportes náuticos y pescando en el malecón del cristalino Río Cauca.
Continúe mi camino y con asombro caí en la cuenta de no haber encontrado peajes
sobre esas majestuosas vías.
El sorgo, el maíz, el algodón y los pastizales, se
alternaban por la ventana de mi carro,
dando paso, a jugosos cultivos de mangos maduros y verdes cañadulzales. En Uribe, llené el tanque de combustible con
gasolina a tres mil pesos el galón y un
monumental puente parecido al helicoidal de
Santa Rosa, se abrió en dos para dar paso a una autopista de doble
calzada que me llevaría a Sevilla. Al paso por La Paila, una inmensa estructura
elevada nos condujo hacia Sevilla; avisos
de bienvenida a la entrada para El Volga, donde ofrecen zonas de camping y
turismo ecológico en la hacienda Gualanday. En la Astelia, retozamos en la reconstruida
fonda de Padilla y tuvimos una corta entrevista con El Creador, en la capilla
de la vereda.
Al abordar de nuevo el pavimento, resulta curiosa pero
muy original, la primera ciclo ruta de
montaña que conozco, la que empieza en Paila Arriba y termina en Caicedonia. Seguimos
ya con un poco de oscuridad, pero la perfecta señalización de la vía, al igual que soldados de dedo gordo
parado, nos garantizaba la seguridad.
Al paso por el viaducto de La Cristalina, en los miradores turísticos de
El Popal desde donde se domina el majestuoso Valle del Cauca, con sus
multicolores tejidos que forman esa colcha de retazos hecha con los matices de
los diferentes cultivos, ya se veían también la iluminación led de energía
solar de mi pueblo. Fue sobrecogedor, ingresé a Sevilla por el Terminal Rural
de Willis, que ahora son mas para turismo, porque las carreteras veredales
están a casi el ochenta por ciento pavimentadas. El terminal queda a un lado
del Parque Infantil que construyeron en Monserrate. Valió la pena, fue mejor
hacer el viaje por carretera, aunque el aeropuerto de La Tebaida me quedaba a
solo veinte minutos por la circunvalar de Los Kingos. Después de atravesar la
zona donde se hallan las universidades, pasé por el sector de las ferreterías a
comprar unas tijeras nuevas para podar el jardín de nuestra casa, ubicada en uno de los condominios campestres de la vía
a Tres Esquinas.
Al día siguiente, vi pasar alegres a los estudiantes de
La Cuchilla, prestos a iniciar clases, no sin antes dar cuenta de un opíparo desayuno
que a lo mejor hoy es con tamal que les brinda a diario la Alcaldía, iban en su
buseta marcada con el logo del colegio. Me llamó también la atención que no volví a escuchar los
pregoneros. El Tigre, tiene un carro publicitario con avisos luminosos y
silenciosos. Según se, solo por la
salida a Cumbarco, donde instalaron a todas las iglesias y cultos, no permiten
aun publicidad con imágenes de mujeres en bikini, como las que lleva Pineda en
su triciclo.
Salí con mi esposa a hacer una visita importante. Fuimos
al Refugio de animales a llevar un poco de alimento concentrado. Allí, los perritos
corren y se divierten a la espera de un amo protector. Claro, con razón no me
he vuelto a ensuciar los zapatos por las calles de mi pueblo. En Tres Esquinas, tomé la ruta del bus urbano
que pasa por Puyana para luego subir al hospital, pero me bajé en El Terminal
de buses de Villalinda para conocer una empresa nueva que abrió ruta para
Sevilla.
Me pareció de muy buen gusto, que ahora el parque tenga
esa infraestructura para la rumba organizada. Esos locales uniformes con cubiertas
arquitectónicas y mesas afuera para evitar que la gente tome licor en las
calles, me pareció genial. Una vez allí, fui a la Secretaría de Agricultura a
solicitar una asesoría para certificarme con el ICA en mi cultivo de café, para
exportar como la mayoría de sevillanos. Observé que en la Alcaldía había como
una reunión abierta y me acerqué. El Alcalde cívico de Sevilla, estaba
liderando un proceso de contratación de obras, mediante un sorteo con
empresarios locales que ya estaban avalados. El les estaba diciendo que, quien
se ganara cada contrato y cumpliera a cabalidad, debía esperar a que los demás
contratistas salieran favorecidos en nuevos sorteos, antes de volver a
contratar con el municipio. Me pareció de gran transparencia y equidad. Subí al
ascensor y me tomé un café en la terraza del Palacio Municipal, para fotografiar
desde allí las copas de las bellas araucarias del parque Uribe y en ese sitio,
había una informal reunión del comité cívico asesor de la Alcaldía, donde
pidieron mi opinión sobre temas de prosperidad.
Me cogió un poco la tarde y había que llevar provisiones.
Compré en las tiendas de abasto ubicadas a las afueras del complejo
agroindustrial en la antigua galería, donde se compran las cosechas campesinas
y mediante la figura de asociación, procesan, embalan y exportan variados
productos de nuestra zona cafetera. Me dijeron allí, que en uno de los
pabellones del Museo de la Cultura Cafetera que queda donde antes era la
Federación, estaban homenajeando al Colegio Santander por los resultados de
vanguardia en las pruebas de Estado.
Allí fue donde conocí el trazado de la nueva carretera construida por
Cartón Colombia, para evitar el daño a la infraestructura local con sus
camiones, lo tenían en un mapa en un stand que ellos patrocinan.
Ya caminando por las bien pavimentadas e impecables
calles de mi pueblo, me gustó mucho que ARA se aburriera en Sevilla y que el
Vesubio volviera a su sitio de origen, mas ahora que ya no hay indigentes por
las calles mendigando en los locales, porque ya contamos con políticas de
prevención y un centro campestre de acogida de los Hogares Claret, para
resocializar a esta población, los cuales trabajan de manera articulada con el
Bienestar Familiar, apoyados alimentariamente en la Granja Integral Auto
suficiente que tienen en Carangal, para niños y jóvenes abandonados. Contiguo a
este lugar, ya casi termina la construcción del nuevo complejo deportivo que
bien llamaron “Bertha Oliva Sánchez” donde será la sede de nuestro equipo de
fútbol que llegó a la primera A, gracias al talento sevillano y la dirección
del profesor “mellizo” Carmona.
Como es época electoral, tendré la oportunidad de
reunirme con los dos candidatos a la alcaldía y los veintidós aspirantes al
Concejo. Ellos están ahora firmando un pacto por el desarrollo local, en donde
el que pierda, apoya al ganador. Voy a darles unas ideas que tengo.
Debo partir, porque quedé de encontrarme con Tarantini,
en el nuevo parque – mirador del Alto de la Cruz, para ayudarle con un tema de
imagen para su Fundación Social, que se dedica a recuperación de jóvenes
drogadictos y personas alcohólicas. De allí, puedo salir a cualquier hora
porque no en vano, la nuestra es una de las ciudades con mayor seguridad urbana.
Creo que ahora que Sevilla es el municipio con mayor
escolaridad del departamento y uno de los primeros a nivel nacional en
nutrición infantil, es muy importante esa sede de la UNICEF que están
construyendo en Las Margaritas.
Pueden ser solo utópicos anhelos o un simple ejercicio de
masturbación mental, pero recuerdo que un controvertido alcalde de mi
desdichado pueblo, acuñó esta frase en campaña….. “si lo podemos soñar, lo podemos lograr”!!!
Oscar Humberto Aranzazu Rendón
Imagen de Redes Sociales