Como pocas veces, los colombianos hemos sacado la
gallardía y la hemos expuesto sin inhibiciones. Nunca antes, después de una
derrota se habían escuchado y leído tantos comentarios positivos y tantos
reconocimientos colectivos e individuales, como después del partido entre
Colombia y Brasil en el que fuimos eliminados.
En los anteriores partidos a éste, las celebraciones se
desbordaban y los ánimos se caldeaban hasta la violencia, aunque fuera de puro
fragor de hincha. Pero después de ser
eliminados del mundial en un partido para muchos “amañado”, era fácil suponer
desmanes y actos bochornosos tanto en Colombia como en Brasil, pero no, Colombia entendió que lo realizado había sido
épico y de una vez se empezó a dar tratamiento de héroes a estos muchachos y a
su "viejo" entrenador al que adoptamos como colombiano por agradecimiento y
generosidad.
No faltaron los llamados “memes” que se burlan del
árbitro, que acusan a la FIFA, que tildan de mafia el evento, pero en todo caso
desde el buen humor que nos caracteriza. Atrás quedaron al parecer, las épocas
de revanchismo y odios manifestados en amenazas, destrucción y malos
comportamientos.
Para la comunidad mundial, no solo la selección Colombia
de fútbol sino también el pueblo colombiano representado por miles en Brasil,
seguramente somos lo que mostramos; alegría, solidaridad, positivismo y
emprendimiento porque muchas fueron las historias de los viajeros que por
muchos medios y con gran inventiva lograron llegar a Brasil. Las calles de las
diferentes sedes del mundial, se atiborraron del amarillo encendido de las
camisetas colombianas. En cada grupo de compatriotas había un pequeño carnaval
y una muestra representativa de lo que realmente somos los colombianos.
Esta ha sido la mejor “ronda de negocios” que ha tenido
el país, fue la oportunidad para alejar los fantasmas de la guerra y los miedos
de la comunidad mundial hacia nuestra patria. Con caras alegres, cánticos y
sonrisas permanentes se hizo la mejor venta de imagen de Colombia ante el
mundo. Fuimos uno de los países con mayor número de fanáticos acompañando a su
selección y eso si, la mas estruendosa, la mas noctámbula y parrandera del
mundial. Hay miles de historias de los
que salieron del país por primera vez y que por cuenta del mundial se las
arreglaron para estar allí.
Esposos amantes del fútbol fueron licenciados por sus cónyuges
para asistir a esta cita mundialista. Otras, decidieron interesarse por este deporte y viajar también, en una maniobra
de “marcación personal individual”. Hubo muchos casos con el de mi familia, que
no tuvimos para ir todos, pero enviamos a nuestro representante (mi hijo) y estamos
felices de saberlo disfrutando en su correría. En este mundial se desvanecieron
los egoísmos, se debilitaron las envidias y se fortalecieron los lazos entre
hermanos de un mismo país.
Para los que nos quedamos en Colombia, el evento
mundialista sirvió para realizar reuniones familiares y de amigos, para buscar
ollas mas grandes para el almuerzo, para brindar con guaro en el recogimiento
del hogar, en otras palabras, para unir a las familias y hacer programas de
integración con los amigos y vecinos. Hasta las autoridades contribuyeron con
declaratorias de días cívicos, pantallas gigantes y zonas de rumba autorizadas.
Nunca en la historia de nuestro país, habíamos enarbolado y agitado tal
cantidad de banderas patrias, el país fue amarillo, azul y rojo y lo mejor, no
por obligación sino por amor y sentimiento de orgullo.
En todas las ciudades sedes mundialistas hubo las
llamadas FIFA FAN FEST, pantallas gigantes y espectáculos al aire libre
dispuestos por la organización. Todos tenían colombianos aunque no jugara
Colombia ese día. Los brasileros fueron excelentes anfitriones y con su
desprendimiento y hospitalidad hicieron sentir a los colombianos jugando de
locales. Todo, porque a diferencia de lo
que se cree, generamos confianza y despertamos simpatía frente a otras culturas,
(hay contadas excepciones, pero son casos individuales de comportamiento).
La proeza realizada por la selección Colombia en cabeza
de Pékerman, quien se ha convertido en héroe nacional, fue durante veinte días
un aliciente por el qué despertarnos cada mañana, a imaginar hazañas y hacer
cuentas alegres como corresponde a todo aquel que no teme soñar. Lo hecho anteriormente por
otras selecciones nuestras que llegaron al mundial, fue igualmente grande, si
se tiene en cuenta que cada época ha estado acompañada por conflictos
diferentes y todo repercute en temas de apoyo, de credibilidad y desempeño.
Esta vez, todo el país rodeó a su selección y a eso también se debe que hayan
llegado tan lejos y fue el mejor ejemplo de unión popular con propósitos
comunes, que hemos tenido por Colombia.
La camiseta que vestimos durante este mundial los
colombianos fue la misma, todos éramos del mismo equipo, no hubo uribistas,
santistas o comunistas, no hubo católicos, evangélicos o cristianos. Hasta los
estereotipos que dejan ver diferencias entre ricos y pobres se diluyeron, entre
otras cosas por las buenas imitaciones que le hicieron a ADIDAS y así nos vimos
igualitos!
Los colombianos nos fusionamos en un solo abrazo con cada gol de nuestro equipo, lloramos de alegría y todo el país fuimos uno solo. Durante estos días, no volvimos a escuchar de chuzadas, hackers, demandas, contrademandas, procuradores, senadores…..nada de esa porquería. Entonces….Claro que si ganamos! Hemos demostrado que solo nos falta un propósito común, que nos motive, que nos proyecte hacia las victorias parciales y nos ilusione con el gran triunfo, que para Colombia bien podría ser, la equidad social, la paz y reconciliación que tanto necesitamos.
Los colombianos nos fusionamos en un solo abrazo con cada gol de nuestro equipo, lloramos de alegría y todo el país fuimos uno solo. Durante estos días, no volvimos a escuchar de chuzadas, hackers, demandas, contrademandas, procuradores, senadores…..nada de esa porquería. Entonces….Claro que si ganamos! Hemos demostrado que solo nos falta un propósito común, que nos motive, que nos proyecte hacia las victorias parciales y nos ilusione con el gran triunfo, que para Colombia bien podría ser, la equidad social, la paz y reconciliación que tanto necesitamos.
EEE O EEEE O EE O EE O AA!!!! COLOMBIA!
Por, Oscar Humberto Aránzazu Rendón
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