Texto de Germán Peña Córdoba
El 21 de abril de 1970, el presidente Carlos Lleras
Restrepo (1966-1970), al final de su mandato en una fugaz
alocución presidencial, y en un llamado "acto de valentía", con la
mirada fija sobre su fino reloj de pulso, decretó en directo para la televisión
en blanco y negro, el toque de queda y envió a dormir a los colombianos a las 9
de la noche. Este acto ha sido falsamente valorado por la sesgada narrativa
tradicional como el mayor acto de valentía de un presidente en ejercicio de su
cargo en Colombia
Mucha tinta ha corrido sobre este histórico hecho.
Era la última elección del Frente Nacional, diseñado en
1958 en la isla Benidorm, España, por Alberto Lleras Camargo y el tenebroso
Laureano Gómez Castro. En este excluyente sistema, se alternaban cada cuatro
años el poder, el partido Liberal y el partido Conservador. El Frente Nacional
fue la única expresión de perversa equidad que conoció nuestra generación. En
ese momento, se enfrentaba el General Gustavo Rojas Pinilla y el advenedizo,
desconocido y recién llegado a la política Misael Pastrana Borrero, completaba
la terna Conservadora el candidato Costeño Evaristo Sourdis. El triunfo del
General Rojas era evidente, el escrutinio en horas de la noche le favorecía y
lo daba como seguro ganador. "El Enano Lleras" y su bizarra
personalidad, nos mandó a dormir a todos, luego se fue la luz y no se volvió a
ofrecer datos de la elección en curso. Al otro día como por arte de magia,
amaneció como ganador Misael Pastrana, con una pírrica ventaja de 74.000 votos.
El fraude fue evidente, pero el fino reloj de Carlos
lleras Restrepo fue registrado por la amañada historia como el mayor acto de
Valentía de presidente alguno. Así las cosas, para el momento y para la
historia el robo a las elecciones, quedó en un segundo plano. Este grotesco
robo electoral originó la aparición del M-19.
Un año después, en el gobierno de Misael Pastrana y el
joven ministro de educación Luis Carlos Galán, ad portas de la justa deportiva,
VI Juegos Panamericanos, de 1970, una revuelta nunca antes vista sacudió a
Santiago de Cali y se expandió por todo el país. Ese fatídico 26 de febrero
hubo 45 muertos en Cali; en su mayoría estudiantes asesinados por la tenebrosa
PM Policía Militar. En ese tiempo donde los derechos humanos eran violentados
sistemáticamente, "La PM" era muy temida por el estudiantado. Fue una
respuesta desproporcionada del estado, a la manifestación estudiantil
enturbiada por el vil asesinato del estudiante Edgar Mejía Lenis
"Jalisco", en pleno parque de Carulla, San Fernando Viejo. Fue una
desproporcionada medida represiva de las muchas que vivieron después como
"actos de valentía", del presidente Julio Cesar Turbay Ayala
(1978-1982).
¿Eran actos de valentía, el fraude electoral, la represión
contra la protesta estudiantil o las torturas en las caballerizas de Usaquén?
No.
El mayor acto de valentía que le he conocido a un
presidente en ejercicio fue el discurso disruptivo de Gustavo Petro. hablándole
al mundo y al imperio con inteligencia, sobre las realidades que nadie se ha
atrevido tocar ni hablar.
¡Nadie se había atrevido a tanto!
Considero que lo mejor que pudo haber pasado para que
se diera algo tan trascendental como el discurso de Petro en la ONU, fue la
descertificación, pues esta nos habilito, nos dejó con las manos libres para
hablar claramente sobre temas jamás tocado por los tibios y obsecuentes
presidentes que antecedieron al actual gobernante. Sin descertificación no se
habría dado tan disruptivo discurso, que puso a pensar a la humanidad
Creían que el
presidente iba a hablar de los siete enanitos o a llevarle saludos al rey de
parte del "presidente Uribe", o hacer cabecitas con un balón. Creían
que con una descertificación Gustavo Petro se amilanaría y se arrodillaría.
Pensaban que su odiosa arbitraria y unilateral medida, sería un balde de agua
fría que liquidaría su emotividad, su destreza, y congelaría sus huesos.
Pensaban que Petro quedaría impávido a merced de los nefarios que tratan de
asfixiarlo; pensaban que Petro se paralizaría quedaría pasmado y sin ganas de
seguir luchando.
Se equivocaron de cabo a rabo sus enemigos
parroquiales.
Petro es un toro de casta que la pulla de la vara lo
crece. Cuan equivocados estaban, pues se les ha crecido. Los apátridas cipayos
de la ultraderecha esperaban que la indigna decisión unilateral lanzaría a
Petro al ostracismo. Nada de eso sucedió porque logro convertir con
inteligencia una decisión vergonzosa aplaudida por la ultraderecha
ultramontana, en una situación favorable a sus convicciones políticas. No paso
lo deseado. A Petro le sobra lo que a la acobardada y cipaya ultraderecha colombiana
le falta: valor y dignidad
Mi abuela Petrona Oliveros de Peña, es mi alter ego y
ella a los 103 años vividos, para cada hecho que se presentaba en la vida tenía
un acertado y severo aforismo, que encajaba perfectamente en cada situación
vivida: "no hay mal que por bien no venga mijo" diría ella en este
caso.
Germán
Peña Córdoba
Arquitecto-UNIVALLE