Texto de Guillermo Salazar Jiménez
Alrededor de tres horas, tiempo que duró el vuelo de
Turkish Airlines desde Munich a Estambul, Juanita Lectora admiró el color rojo
y gris de la falda de las azafatas, sobre todo el gorrito rojo típico turco que
les daba un toque de elegancia y distinción. Nunca imaginó el caos vehicular
vivido hasta el hotel que le recordó las avenidas y calles imposibles de
transitar libremente en Armenia, su ciudad.
Al día siguiente, miércoles agosto 27 de 2025,
RusbelCaminante salió temprano en compañía de la familia para visitar con
Víctor, guía y profesor universitario, el famoso Palacio de Topkapi, construido
por el sultán Mehmed II en 1459. Antes de entrar Rusbel y familia admiraron
desde los balcones del patio de entrada el azul profundo del Bósforo, el Cuerno
de Oro y el Mar de Mármara. Juanita acotó que el Bósforo es el estrecho marino
de Estambul que separa a Europa de Asia, por lo tanto, motivo de disputas y guerras
a lo largo de la historia. El Cuerno de oro es un estuario espectacular que
remata en el Bósforo y divide a Estambul en dos partes, utilizado por griegos,
romanos, bizantinos y otomanos para protegerse y cuidar sus barcos por
múltiples siglos. Mármara, agregó Juanita, es un brazo del mar que une las
aguas de los mares Negro y Egeo.
El Topkapi, inmenso palacio con cuatro patios
interiores, escuchó Rusbel de Víctor el guía durante la visita, el primero
albergaba los establos y administración, en el segundo estaba la cocina con
espacios especiales según tipo de comida, el tercero, considerado el más
exclusivo, comprendía la Cámara del Tesoro y las oficinas privadas del sultán y
el cuarto era lugar de retiro con espacios privados y jardines. Sirvió para
reunir invitados que podían superar los 4000 en épocas de mayor auge para
compartir con la familia real, funcionarios, sirvientes y miembros del harén.
Interesada en el harén, Juanita Lectora atendió las
respuestas del guía a sus preguntas. Espacio privado del Sultán, con 400
habitaciones rodeadas de patios y jardines. No solo habitaban las concubinas
del Sultán, también sus esposas, alrededor de 1000 mujeres, hijos y la reina
madre –Valide Sultan –que cumplía la labor de jefe y como máxima autoridad
supervisaba el buen comportamiento y fidelidad de las demás mujeres, además
cumplía la tarea de seleccionar las jóvenes que podían ir a los aposentos del Sultán.
Por Víctor, Juanita recordó que muchas madres de
Estambul llevaban sus hijas entre 16 y 19 años con el ideal de tener un nieto
del Sultán y salir de la pobreza. Otras jóvenes, con suerte, si pasados dos
viernes sin ser tocadas tenían el derecho a salir cargadas con baúles repletos
de objetos de valor. Sin embargo, comentó Juanita que dichas mujeres recibían
educación que incluía literatura, música, danza y artes para entretener al
Sultán e invitados. Por el número de personas el harén se convirtió en sitio de
intrigas, envidias, asesinatos políticos y conflictos de dinastías. Al salir,
Rusbel admiró la espada del Profeta Mahoma y su manto.