La
semana pasada, según algunas redes sociales, se “presentaron” varios
apocalipsis menores que causaron un efecto de temor metafísico, o de
superstición esotérica de varias tragedias inminentes, o de reacción en cadena
respecto del apagón de comienzos de semana en España, Portugal y parte de
Francia. Algo así como que el desastre planetario ya había comenzado, como
producto, para algunos, de ataques de extraterrestres, hackers, accidentes
tecnológicos o manifestaciones extremas del cambio climático.
Una de
esas muestras gratis de apocalipsis la encontré en Instagram, y decía: “apagón
en Chile”, con gráficos persuasivos y con su respectiva penumbra en un paraje
del país austral. Otra informaba del mismo fenómeno en Baja California, y otra
más en Buenos Aires. De inmediato, me puse a hacer seguimiento de esas noticias
en otras plataformas o portales –no sé cómo designar eso entre la profusión de
neologismos tecnológicos–, y no encontré noticias similares en los sitios que
busqué. Al final como que no pasó nada. De modo que subvaloré la crecida
peligrosa del río Medellín, que alcanzó a provocar algunos daños, y que fue
cierta.
Al día
siguiente, creo que también en Instagram, encontré una noticia con un audio muy
convincente, la voz de Jorge Ramos, y una imagen de radio-patrullas
estadounidenses a toda velocidad, que informaba que Donald Trump acababa de ser
capturado y era conducido a la cárcel. Busqué en otros canales y no, nada
confirmaba lo acabado de ver. Otra inocentada. Encontré, sí, muchas tomas
documentales de España, mostrando a muchos ciudadanos españoles siendo
rescatados de los trenes que durante el apagón se habían quedado varados en
túneles durante 15 ó 20 horas. 35.000 fueron los pasajeros, distribuidos en
cien trenes de alta velocidad española. Los pasajeros se bajaban, ya después de
aparecer el sol, en parajes rurales, saltando matorrales. O en los propios
túneles, caminando en el estrecho espacio que hay entre cada tren y las paredes
de piedra. O entre un tren y otros en dirección contraria. Terrible
experiencia.
Entre
los datos que no me impactaron estuvo el hecho de que lo primero que la gente
asaltó en los trenes fueron los depósitos de papel higiénico. Este producto,
además, es lo que recibe la prioridad en los saqueos de los grandes
supermercados cuando hay calamidades naturales o protestas públicas.
La
señora Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, atribuyó a
Rusia la decisión de dejar en tinieblas a España. Eso, dicho sin plena prueba,
es una afirmación peligrosa y obtusa. Pero además, dicha señora divulgó después
del apagón español un “Kit de supervivencia” por 72 horas para que cada
ciudadano lo prepare y lo tenga listo. La primera advertencia que hace es que,
si un misil estalla en Polonia, diez minutos después estallará en Madrid. Obvio
que esos misiles vienen del Este, adivine de dónde.
Kit de
la unión europea: Cuatro bidones de agua (de cuatro litros c/u, por cada
persona), pan, papas, geles energéticos, pastillas de yodo, un hacha, navaja
suiza, cuerda, agua oxigenada, antibióticos y medicamentos a personales,
tijeras, linterna, batería, bolsas plásticas, mechero, hornilla, comida no
perecedera, caldo de pollo, placa solar para cargar el móvil y un transistor.
Les faltó el papel higiénico.