¿Y dónde está el centro?

15 de mayo de 20240 COMENTARIOS AQUÍ

Texto de Germán peña Córdoba.

El llamado centro del espectro político colombiano, desapareció o en el peor de los casos se alió sin sonrojarse, con la hirsuta ultraderecha. Si lo anterior fue lo que sucedió, el centro desaparece, pierde su razón de ser y su esencia. Hoy en Colombia el centro político no se siente, ni se inmuta o quizás se fue a "ver ballenas", como se fue Sergio Fajardo en el momento que más se necesitaba. El espectro del centro es indiferente ante la delicada coyuntura política que conspira una vez más, con la "ruptura institucional", muchas veces denunciada, y hoy con esta tesitura lo vemos con claridad meridiana.

La guerra jurídica, o el llamado "Lawfare", no es un cuento, ya llegó, y los interesados en negarlo son los primeros en auparla. La negación del hecho y el subestimarlo, es la prueba reina de su existencia. Es por eso que el movimiento Progresista va un paso adelante en su oportuna denuncia. El burdo complot, en sociedad con el impresentable magistrado Prada, de la CNE, hay que tomarlo en serio, denunciarlo con vehemencia, y que su eco llegue lejos, para que el mundo se entere.

Pero, regresemos a la pregunta.

¿En este momento histórico, donde está el "centro", conformado por ilustres personajes del talante de Humberto De la Calle Lombana? Donde están y qué se hicieron, los otros que fallidamente integraron el centro en la pasada elección presidencial, unidos en "la Coalición de la Esperanza" y que finalmente optaron por apoyar a Rodolfo Hernández. Personajes del mundo político y las letras, como Sergio Fajardo, el escritor William Ospina, el sabiondo exministro de salud y educación, Alejandro Gaviria, incluso la díscola Ingrid Betancourt, ejes de este espectro; ellos, los llamados del centrismo, deberían aportar con su liderazgo, para lograr un gran acuerdo nacional que clama el gobierno Progresista.

El centro político, funge como una vacuna contra la polarización extrema, es una opción donde se ubican muchas personas que desean estar por fuera de la pugnacidad política, y que quieren asumir una postura ecléctica; se encuentran los que quieren desplazarse rectamente por el centro del camino, como objetivo superior, los que añoran lo intermedio y la moderación política, como esencia. Los extremos son la antítesis del centro; la tolerancia ideológica debe ser su norte, la cautela y la precaución su draconiana disciplina.

Los anteriores valores, hacen del centro una doctrina localizada en las antípodas del extremismo de derecha o neoliberalismo, y el extremismo de izquierda que representan las guerrillas con, "la combinación de todas las diferentes formas de lucha"; que, para decir la verdad, si han existido las causas objetivas que determinaron su existencia.

En Colombia el llamado centro desapareció, como desaparece todo lo efímero, "La Coalición de la Esperanza" fue una coyuntura de intereses electorales de momento, donde la señora Ingrid Betancourt se encargó de implosionarla, de manera controlada, y que finalmente termino coadyuvando al candidato de la extrema derecha Rodolfo Hernández.

El centro como doctrina, en su postulado central, se identifica más con el movimiento político "la Tercera Vía", de Tony Blair y Antony Giddens, donde su más visible representante en Colombia ha sido Juan Manuel Santos: "el mercado hasta donde sea posible, el estado hasta donde sea necesario". Lo anterior, trata de una intervención moderada del estado en la economía, contrario a lo que preconiza el neoliberalismo, que es una drástica reducción del tamaño del estado.

El llamado centro político, necesariamente tiene matices, y allí es cuando el Progresismo debe asumir un papel preponderante, dentro del matiz de centro izquierda. El Progresismo, donde uno de los líderes en Latinoamérica y el mundo es el expresidente Colombiano Ernesto Samper Pizano; necesariamente debe liderar el cambio social que el país reclama con urgencia. El progresismo debe tomarse el espectro político del centro, con un matiz de izquierda moderada, y tener como programa básico, la gratuidad de la educación, la paz total, la reforma agraria, las reformas a la salud, laboral y pensional; reformas que harían de nuestro territorio un país más justo y menos desigual.

Germán Peña Córdoba

Arquitecto- UNIVALLE

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