La palabra radical ha sido largamente estigmatizada,
igual q la palabra revolución. Se es radical, como su nombre lo indica, porque
se va a la raíz y se dirige a lo más profundo de las cosas. Ser radical es
indiferente a la terquedad, la tozudez o el querer ganarlas todas, pues estas básicamente
se apoyan en las emociones y no en la razón. El estado de radicalidad no es
incompatible con la democracia, en ella se puede argumentar y esgrimir razones
válidas.
Muy diferente es la práctica del Radicalismo, que son
posturas extremistas mas no eclécticas y que buscan afanosamente un cambio
extremo de un sistema político. Cuando se es radical se tiene carácter, fuerza,
se busca lo fundamental, se busca el principio, lo prioritario sin llegar al
Fundamentalismo, que es cosa distinta.
El presidente Gustavo
Petro ha sido inducido a endurecer su discurso y, las razones no faltan para
hacerlo: es radical, puesto que va a la raíz de los problemas. En este orden,
dijo el presidente: "los medios RCN y Caracol embrutecen a la sociedad colombiana".
El mandatario acuso a ambos medios de "adormilar a la sociedad colombiana
y le va haciendo sentir, que la muerte en masacres es algo normal".
¡Total! Le faltó al presidente, incluir a Revista Semana, Blue Radio, Pulzo, El
Colombiano, el periódico El Tiempo etc. Esta declaración radical en ningún
momento miente: ese rol de los medios hegemónicas, hoy se ha agudizado y se
convirtieron en cómplices del autoritarismo y del Fascismo criollo. A estos
medios se les extravió la objetividad y sus falacias deambulan sin rumbo fijo
haciendo de su credibilidad cero.
Son muchas las movidas que dan pistas del endurecimiento en
las posturas y las actuaciones del gobierno Petro. El lenguaje es una de ellas.
Cuando en el discurso el presidente expone permanentemente el contexto
histórico, que tanto incomoda a la hirsuta derecha y, deja al desnudo las
causas objetivas del sempiterno descontento social; en él se puede observar el
cansancio, que pone fin a la moderación que Inicialmente aupó dando ostensible
muestra de querer un " Gran Acuerdo Nacional". Pasado el
tiempo y por motivos de la polarización extrema, hoy ya casi nadie impulsa el
acuerdo que desactivaría los odios y facilitaría un dialogo entre improbables.
En fin, son muchas las causas que imponen una postura radical
de parte del ejecutivo. Una de las más dicientes, es las medidas que se toman
para procurar cumplir con lo prometido. Ahí entra en juego su Plan de
Desarrollo que intrínsecamente contiene las promesas de campaña. Los debates
que generan los nombramientos de Alexander López en Planeación Nacional y
Gustavo Bolívar en el Departamento de Prosperidad Social, representan la eterna
discusión entre técnicos y políticos, la discusión entre la inconveniencia de
nombrar activistas afines en ideología, en reemplazo de los fríos tecnócratas
neoliberales.
Los nombramientos en mención, se convierten en una decisión
radical en la búsqueda de acelerar procesos de cumplimiento de lo prometido. La
decisión es aleatoria y un tanto arriesgada: como puede resultar un tiro en un
pie, también puede ser una decisión que rinda frutos, en la ejecución, que
muchas veces la fría tecnocracia frena, con el prurito y la ortodoxia del "no
se puede". Considero que entre técnicos y políticos debe existir una relación
simbiótica similar a la que la naturaleza nos brinda, entre la rémora y el
tiburón, que es una clara demostración del trabajo en equipo.
Germán Peña Córdoba
Arquitecto- UNIVALLE.