Texto de Guillermo Salazar Jiménez
Una manera de comprender la oposición irracional al cambio es
escuchar las palabras ofensivas, sin fundamento, que circulan en medios y redes
sociales, consideró Rusbel Caminante, triste reconocer la facilidad con la cual
varios colombianos desconocen las realizaciones del gobierno actual. Destacan
lo negativo para ocultar las realizaciones, muchos repiten lo que medios
afirman o políticos condicionan.
La gran mayoría de detractores alimentan la envidia como
aquel sentimiento surgido de la capacidad de liderazgo del presidente, agregó
Rusbel Caminante, de sus intenciones de cambiar el rumbo del país y que los
anteriores gobernantes no lo hicieron realidad. Resienten los logros alcanzados
como persona y profesional, no le perdonan pasar de guerrillero a presidente,
no soportan la osadía de representar dignamente a Colombia ante el mundo.
Envidian los éxitos alcanzados. Lo aseguró el músico y activista antinuclear
Jackson Browne, “La envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al
talento.”
En lugar de luchar contra la desigualdad social y sitiar la
corrupción, explicó Juanita Lectora, dirigentes políticos, comunicadores
entregados al capital y colombianos sin cultura ciudadana, envidian los logros
gubernamentales alcanzados en los últimos 18 meses. Añadió, como lo dijo Goethe
que de la envidia al odio hay un solo paso. Odio irracional atrapado en el
resentimiento por ver realizaciones a favor de los humildes y olvidados. Odio
parido de la envidia que resultan en insultos contra ellos mismos porque las
reformas sociales que favorecen al país entero incluyen millares de
agraviantes.
Aseguró Juanita Lectora que el odio originado por la envidia
deriva en conflictos, erróneamente tomados como problemas a evitar o sin
solución. Consideró al conflicto como aquella oportunidad para llegar a
consensos sobre soluciones y cambios radicales, porque se trata de una lucha de
lo nuevo contra lo caduco. Porque los conflictos hacen parte de nuestra vida
resulta imposible evitarlos, pero sí educarnos para saber cómo
enfrentarlos. Así, el conflicto no sería
un obstáculo sino la oportunidad de escucharnos para construir nuevas formas de
pensar y actuar. “El conflicto es el comienzo de la conciencia”, afirmó la
sicóloga Esther Harding.
Rusbel Caminante recordó al maestro Estanislao Zuleta quién consideró una mejor sociedad como aquella capaz de soportar los conflictos. “De vivir no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en ellos”. Entendió la importancia de cambiar las actitudes de aquellos opositores gratuitos al cambio, porque son aquellas las que afectarán los conflictos resultantes de las reformas. Los conflictos generan divisiones que podrían ser productivas si los contendientes se unen por objetivos compartidos. En este sentido resultan positivas las reuniones del gobierno para lograr consensos, agregó Rusbel Caminante, porque a la envidia y al conflicto no hay que temerles tanto, es necesario considerarlos como aliados para construir, entre todos, un país diferente. Se apoyó en Nietzsche para afirmar que Colombia necesita crear las condiciones precisas para competir entre adversarios y no erróneamente tratar de eliminar al enemigo.