Por allá en los años sesenta, en la población de Sevilla, los paisanos respiraban una mezcla de aire que emanaban los cafetales y la pasión por el futbol. El campeonato municipal atrapaba la atención de los fanáticos que se apretujaban en las graderías naturales de barro duro de los barrancos del Colegio General Santander. Un domingo de campeonato cuando el sol iluminaba todos los resquicios humedecidos por la lluvia de la noche anterior. Dos equipos locales se trenzaron en una ardua disputa por la conquista de un gol.
Faltaban cuatro minutos para terminar el trascurso de un juego aburridor y sin goles, sucedió un falta al borde del área de las diez y ocho yardas a favor del equipo rojinegro. La gente se emocionó por primera vez y empezó a corear con furia, “que lo cobre Gacho”, “que lo cobre Gacho”, “que lo cobre Gacho”,…
Gacho, era en esa época un mulato fuerte y brusco, con alma de niño, que alzaba bultos inmensos con la facilidad con que los niños se comen un caramelo. Gacho, de familia de futbolistas destacados de Sevilla, era el de menos, pues nunca pudo superar su porte de troglodita y había cambiado la sutiliza de sus hermanos por la potencia de su chute. Y era eso precisamente lo que la gente reclamaba. En el mismo partido, ya lo había intentado dos veces, pero los disparos con sus guayos número cuarenta y tres habían sido infructuosos.
Barrera de diez hombres delante del arquero y el balón que es colocado a nueve pasos de la misma, el árbitro pide orden, y Gacho obligado por el público y con la angustia de su técnico se dispone a patear. El público hace la bulla del silencio y la respiración y los corazones se paralizan. Gacho se alista, y ya cuando va a coger impulso se detiene, y en medio de la incredulidad de todos se quita los guayos, las medias y las vendas que cubren su pie derecho.
Gacho, toma impulso y recordando quizás sus tardes de barriada jugando a pie limpio, dispara un balazo y los aficionados se abrazan gritando gol. Celebra, y al final el árbitro amonesta a Gacho por quitarse el guayo, pues es un acto incorrecto en el futbol.
Paz en su tumba José Manuel Suaza Ramírez “Gacho”