“Cuando la gente ve a una mujer de luto al lado de una tumba, piensa automáticamente: la viuda”, decía Eisenstein, el padre del montaje intelectual en el cine. Su idea era yuxtaponer dos elementos: la tumba y la mujer de luto, para que surja un tercer valor que está en la mente del espectador: la viuda. Una asociación rápida y obvia. De esa manera se construye el relato en el cine, según el cineasta ruso.
En Semana debieron hacer un diplomado al respecto y aprendieron eso. Y lo están poniendo en práctica no para construir un gran relato histórico, tipo Iván el Terrible, sino para empantanar, más aún, con conjeturas de mala leche, la reputación de Piedad Córdoba y por ahí derecho hacer carambola contra la candidatura de Gustavo Petro.
Me explico: un hermano de Petro, Juan Fernando, fue a La Picota en Semana Santa para un asunto que forma parte de su rutina: hablar de perdón con un interno célebre por su pillaje. Juan Fernando es católico, pertenece a una fundación misional y quería honrar ese calendario sin avizorar que eso tendría consecuencias políticas. Los piadosos son así, nada que hacerle. Ellos quieren salvar el mundo. A partir de ahí, La Picota fue estigmatizada electoralmente y se maximizó esa visita como si fuera una “negociación con corruptos” a nombre de Gustavo Petro. Alias Fico, entonces, convocó adeptos a una rueda de prensa en las puertas de esa penitenciaría el lunes posterior a la resurrección. Repartió fotos arrodillado en un reclinatorio, a la manera de Savonarola, como para espantar demonios, e hizo un revoltillo entre sacramentos y elecciones para impresionar a votantes incautos. Pero esa yuxtaposición no prosperó y asunto olvidado.
Luego fue Piedad Córdoba a visitar a un hermano interno en el pabellón de extraditables (por un entrampamiento clásico) y en Semana se les prendió el bombillo perverso con la gran chiva: “¡Tenemos videos de Piedad Córdoba entrando a La Picota!”. No mencionan al hermano para nada, o sea que no estamos ante “la viuda”, ni la mujer va vestida de luto. Pero la fórmula funciona para confundir. Muestran a Piedad entrando a esa cárcel y saliendo de nuevo 45 minutos después. Ya satanizado ese lugar, esa parecía ser una noticia suculenta. Las preguntas que hago son: A) ¿Qué tiene de raro que Piedad visite a un hermano preso? B) ¿De qué le sirve a Petro que Piedad hable con un extraditable? Se inventaron la suspicacia de que fue allí a hablar con un tal Douglas, “para favorecer la campaña de Petro”. Entrevistado Douglas por radio, dijo: “No conozco a esa señora. Aquí hay 40 cámaras para que busquen a ver si he hablado con ella”. Alguien me dijo: “¿Viste lo de Piedad entrando a La Picota?”. Le contesté: “... ¿Y?”.
Dos días después, apareció otra noticia: “Hermana de Piedad Córdoba trató de introducir $2 millones en billetes de $50.000 a La Picota”. La pregunta que hago es: “... ¿Y?”. Cualquiera sabe que estar preso no es gratis. La noticia agrega que “hay inquietud acerca de si Piedad informó de ese dinero al Pacto Histórico”. Hágame el bendito favor.
La lógica de Semana es bastante arrevesada, pues hace una semana decían que Petro mandó a su hermano a pedir apoyo del carrusel de la contratación y ahora se aparecen con qué Piedad mandó a su hermana a llevarles plata. Bastante poquita, por lo demás. Qué barato está el eje del mal.