Sevilla, una ciudad inurbana (2da.- Parte)

15 de diciembre de 20200 COMENTARIOS AQUÍ

Texto de Javier Cañas Ángel

  En Sevilla, en otra época, muchos adultos mayores no conocieron de afanes y se sentían a gusto y tranquilos al caminar por el borde de la calle, como si fueran por el andén y tampoco tenían inconvenientes al cruzar una calle, pues sabían que las personas que viajaban en los vehículos eran también tranquilas.  Creo que esas personas que iban al frente de su volante, tenían clara la dimensión de sus tiempos, el respeto para con los otros y el tamaño real del casco urbano. Para ese tiempo, al igual que ahora, la distancia más larga sigue siendo la misma; usando como referencia los dos puntos más distantes donde existen núcleos poblados o barrios.  Para este caso, el primer punto está ubicado en la iglesia del Divino Niño en el barrio las Margaritas, y el segundo punto será los corrales de ferias, donde está la entrada al barrio Popular. La distancia más corta, usando las vías vehiculares de manera correcta, es de 3.4 kilómetros. Si se viaja en un vehículo, llámese carro o moto, este trayecto sin interrupciones, a una velocidad de 30 Km/Hora, se recorre en 6 minutos y 48 segundos. Pero pensando en los pequeños imprevistos que se puedan encontrar en este recorrido…se puede redondear el tiempo a 10 minutos. Si lo que estoy planteando es real, entonces, ¿cuál es el afán?

  Esa población que venía envejeciendo de manera lenta y tranquila hasta hace algunos años, hoy día son los que corren un mayor riesgo cuando salen a la calle. Un riesgo que independientemente de la edad y del despiste, se hace latente en cada cruce de calle, o cuando las construcciones invaden las zonas peatonales o cuando se permite sin planificación la invasión del espacio público, pues nos toca de manera involuntaria entrar a competir en franca lid por el espacio de la calle con los vehículos.

  ¿Por qué se ha perdido el encanto y disfrute del caminar tranquilo por las calles de Sevilla? Ya no solamente es por las irregularidades de los andenes, sino, por el riesgo de ser atropellado, pues al momento de poner un pie en la calle, se siente como si se estuviese invadiendo una pista de carreras de motos. Ya es normal que se sienta el vértigo cuando en horas de la tarde uno atraviesa la calle de la pista de un andén a otro entre la galería y la calle 50. La carrera 52, que en los años cincuenta del siglo pasado era el hipódromo de Sevilla, donde competían los mejores jinetes con sus caballos; pasó de ser el hipódromo de ayer, a ser el día de hoy la gran autopista de Sevilla. Las cosas serían muy distintas, si se regularan y aplicaran las normas de tránsito en nuestro municipio o se contará con un programa de educación para conductores.

  Entre los requisitos que debe tener un municipio para ser y mantener el título de “Pueblo Mágico”, está el de “Garantizar servicios de salud y seguridad pública para el turista”. Así, que si lo que queremos es ser y mantener a Sevilla con el título de “Pueblo Mágico”, se hace necesario crear una estrategia pedagógica para los conductores y aplicar las normas existentes de tránsito a nivel nacional para zonas urbanas.

  La Ley 1239 de 2008 establece que el límite de velocidad en zonas urbanas para vehículos de servicio público, de carga y escolar, será de 60 km/hora. Esta norma aplica para zonas urbanas donde existe una malla vial con circunvalares, autopistas y avenidas; que no es nuestro caso. Esta misma Ley establece que para zonas escolares y residenciales la velocidad no excederá los 30 km/hora. Esta norma sí se ajusta a nuestra naturaleza urbana.

  Al revisar la tipología de uso del suelo en el Estatuto Urbano del municipio de Sevilla del 13 de diciembre de 2014, se encuentra que de los treinta y tres (33) barrios y la Urbanización Fernando Botero, treinta y uno (31) están clasificados como barrios residenciales. La tipología de los tres restantes está clasificada de la siguiente manera: Barrio el Estadio (Mixto e institucional) y los barrios Alfonso Ossa (Mixto) y el barrio Gaitán (Mixto). Donde la tipología mixta está más relacionada a zonas verdes de protección o con zonas de alta vulnerabilidad. Cabe aclarar que de los treinta y tres (33) barrios residenciales, hay veintiún (21) barrios que están con una o dos clasificaciones adicionales, como: mixtos, Institucionales, industriales, comercio y de servicios.

  Aún con las especificaciones anteriores, el 91.18% de nuestro casco urbano es residencial. Así que, según la normatividad de tránsito nacional, los vehículos deberían transitar por casi la totalidad de nuestras calles a una velocidad que no debería exceder los 30 km por hora.

  Y en lo que corresponde a las carreteras nacionales que atraviesan nuestro casco urbano, se debería aplicar el Artículo 106 de la misma Ley 1239 de 2008: En las vías urbanas las velocidades máximas y mínimas para vehículos de servicio público o particular será determinada y debidamente señalizada por la autoridad de Tránsito competente en el distrito o municipio respectivo. Además, debe establecer los límites de velocidad de forma sectorizada, razonable, apropiada y coherente con el tráfico vehicular, las condiciones del medio ambiente, la infraestructura vial, el estado de las vías, visibilidad, las especificaciones de la vía, su velocidad de diseño, las características de operación de la vía. Para la aplicación de la norma, se hace necesario resaltar que esta carretera nacional atraviesa por varios barrios residenciales.

  En el libro “Vientos Verdes”, en el capítulo No. 4 titulado La Vida Lenta, Rubén Pesci escribe como epígrafe lo siguiente: “Lentitud para vivir; más horas para integrarnos, solidarizarnos, leer, escribir, gozar y trabajar creativamente. Necesitamos otra sociedad, otro paradigma de desarrollo para hacer más sustentable la sociedad y la tierra”. En este escrito recoge la historia de una localidad italiana llamada Bra. Esta localidad es la cuna del movimiento Slow Life (vida lenta). Y surge con el propósito de luchar contra el estrés y la absurda velocidad de la vida moderna. Este movimiento de “ciudades lentas” nace en el año 1999 por iniciativa del alcalde de Greve in Chianti, llamado Paolo Saturnini.

  En Colombia, en un municipio vecino al nuestro llamado Pijao, a partir del año 2014 se inscribió en la filosofía Cittaslow (ciudad lenta en italiano). Siendo esta la primera localidad de América Latina en entrar a formar parte de esta red. Este logro se debió principalmente a Mónica Flórez Arcila, comunicadora e investigadora etnográfica que fue concejala de dicho municipio.

  Para algunos como yo, la vida lenta es una oportunidad que nos permitiría redescubrir nuestra identidad, nuestro territorio y la cultura local. En una ciudad lenta un turista se puede sentir en casa, y lograr conocer los valores profundos y su cultura, creándose nuevas formas de turismo sustentable. Y para sus habitantes naturales será la oportunidad de recobrar la memoria de aquel bello pasado que los abrigó y cuidó, mientras caminan por el presente.

Javier Cañas Ángel


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