Bambuco Instrumental
(Composición Fabio Velásquez Vega)
Don Pedro Emilio Gil escribió sus recuerdos del
viaje en familia desde la Antigua Antioquia hasta estos terrenos sevillanos,
describiendo esa Odisea con puntos y señales, sacrificios y logros. Es un texto
hermoso que aún gozo recorriendo ese pasado e imaginándome esos momentos
difíciles pero motivados por la esperanza y el buen futuro. Su Libro llama
“Sevilla en mis Recuerdos”.
Quise emular con mis notas musicales en este
bambuco instrumental que compuse ya hace unos años atrás, “Mi Sevilla en mis recuerdos”, en mi pueblo con mi familia, mis
calles, mi escuela, mis maestros, mis compañeros de clase, mi hogar, mi
recorridos ya tarde, en la noche con mis compañeros del colegio, con el gabán
café oscuro de botones de baloncito de fútbol, para mitigar el frio con
neblina, mis picaditos de baloncesto, mis amigas y novias sevillanas, el olor a
café recién tostado en Café Ginebra de Don Jaime Posada, los experimentos y
elaboraciones de micrófonos con parlantes de radio transistor para la guitarra
de mi hermano Juan Carlos y la mía donde Radio Miguel, los juegos entre la
viruta y el magistral manejo del torno de Cesar Aguirre en la Cepilladora El
Cóndor, el bajar desde Carangal en carritos de balineras, o en el llevo llevo
de Don Juan Aguirre, las hermanitas Rodríguez cantando acompañadas de su padre
cuando mi mamá me mandaba a comprar diez centavos de coles para los frijoles
cultivados en el patio de Don Manuel Rodríguez, el bordoneo de la guitarra de
Don Bernardo Gallego del cual aprendí Rosa María se fue a la playa, la música
de mi hermano Fernando con su acordeón acompañando el canto de mis hermanos
Mario y Marco Julio, y sus discos 78 de Juan Arvizu y tenores boleristas de la
época, las moneditas de plátano verde, que mi hermana Rosita, tan bella ella
nos hacía y empacaba en bolsitas de papel para llevar a la escuela, mi papá
cantando música Napolitana y tomando vino Cinzano, mientras mi mamá y mis
hermanas preparaba el almuerzo dominical para toda la familia e invitados, la
tía Isaura batiendo la masa para esas ricas tortas que hacía en el horno mágico,
mis hermanas bailando ye-ye y go-go del Club del Clan, con sus faldas inmensas,
los cafetales, como no recordar los cafetales floridos y en cosecha que siempre
motivaban en mis padres la esperanza de una buena cosecha, el Almacén y
Sastrería Velásquez lleno de cosas hermosas y misteriosas.
No sigo puedo aburrirlos, pero continuo
llevando a Sevilla en mis recuerdos.
Tal vez algún día los publique también en letras, pero por ahora les entrego
este bambuco muy sentido, con los sonidos de las guitarras, zampoñas, el tiple
y coros en el homenaje que le brido a mi Pueblo Natal Sevilla la Capital
Cafetera de Colombia.