Doctor José
María Velasco Ibarra
Rector del Colegio General Santander de Sevilla
En las páginas de la historia de Sevilla y del
Colegio General Santander, hay un episodio que siempre se recordará con
profunda gratitud y admirable respeto; el paso por la Rectoría del doctor José
María Velasco Ibarra. En 1935, un acontecimiento afortunado para el Colegio
`General Santander` fue el nombramiento del Doctor José María Velasco Ibarra,
cinco veces presidente del Ecuador, como Rector del Colegio. Él aceptó complacido
dicho nombramiento; se trasladó a la ciudad y el día 18 de octubre de 1935 tomó
posesión. La Gobernación del Departamento dictó el decreto número 67 del mes de
octubre de 1935, por medio del cual lo nombró Rector del Colegio.
¿Por qué fue nombrado Rector del Colegio un
expresidente de la República del Ecuador?, ¿cómo
vino a parar a Sevilla, una ciudad nueva, sin tradiciones históricas ni
culturales, de escasa extensión, de ambiente semi-rural, de muy escasos
atractivos si se exceptúan su espíritu acogedor y una sociedad distinguida?
Podemos responder con las siguientes líneas: El
18 de octubre de 1935 llegó a la ciudad el Doctor José María Velasco Ibarra
para asumir la Rectoría del Colegio. El acontecimiento fue así: un día el
Doctor Ramón Jaramillo Gutiérrez, uno de los ciudadanos que más vivamente se
preocupan por cuanto dice relación a esta población, concibió la idea de
ofrecerle la rectoría del Colegio Público al ilustre estadista ecuatoriano. El
Doctor Velasco Ibarra agradeció el ofrecimiento y pidió ocho días de término
para resolver de su aceptación. El martes 8 de octubre el Presidente Alfonso
López Pumarejo llamó desde la telegrafía de Palacio al Doctor Ramón Jaramillo
para averiguarle detalles acerca de la oferta hecha al Doctor Velasco Ibarra;
expresó la complacencia del gobierno por tan laudable empeño, ofreció
entenderse con el Doctor Velasco Ibarra y llamar nuevamente para definir la
situación. Horas más tarde el presidente de la República hizo llamar nuevamente
al Doctor Jaramillo, quien a su vez citó a varios de los ciudadanos que han de
integrar el próximo Concejo. En esta segunda conferencia intervino ya
directamente el Doctor Velasco Ibarra, quien después de exponer su pensamiento
con entera claridad, y después de cerciorarse de las condiciones en que le
tocaría trabajar, aceptó sin vacilaciones y ofreció venirse a Sevilla dentro de
los doce días siguientes a aquella fecha, lo cual cumplió estrictamente, al
salir el jueves de Bogotá y llegar en la tarde a Sevilla.
Desde que José María Velasco Ibarra, se embarcó
en un carro de ferrocarril para dirigirse a las montañas de Sevilla, se eclipsó
para la opinión pública. Llevaba consigo sus desilusiones, su sonrisa llena de
salud física y moral, y los pocos libros filosóficos que logró reunir en las
librerías bogotanas. Ahora escribe íntimamente para expresar el regocijo que le
produce la adquisición de una hacienda que acaba de comprar el Municipio para
su colegio. Sevilla no sólo llamó a su rincón a uno de los más altos valores de
América, sino que es quizá el primer municipio de Colombia que adquiere al fin
la conciencia del área.
En aquella época se valoró su presencia
altamente: Un gesto de suprema gallardía que Sevilla nunca alcanzará a
agradecer suficientemente, coloca hoy al Doctor Velasco Ibarra, ilustre
estadista americano, que rigió con lujo de acierto e insuperable decoro, los
destinos de la hermana República del Ecuador, su patria dilecta, frente a la
rectoría del Colegio General Santander de esta ciudad. El Doctor Velasco Ibarra
consagra con su prestancia de varón de perfiles continentales, a Sevilla a
nivel nacional.
En cuanto a su personalidad, Velasco Ibarra, de
temperamento estudioso, meditativo, y un poco huraño, inclinado notoriamente al
recogimiento, por más que paradójicamente aparezca de tiempo en tiempo como uno
de los más vehementes agitadores de multitudes. Cuando estaba en la rectoría
del colegio hizo construir un rústico albergue en la suave ladera oriental. No
vivió Velasco Ibarra en palacios sino en la vida común, se alejaba de las
agitaciones de cualquier índole para consagrarse al estudio y a las
cavilaciones.
Tenía una severa noción del cumplimiento del
deber. Enseñaba con el ejemplo. Llegaba al colegio antes de iniciarse las
labores, con toda cortesía llamaba la atención de los educadores, enseñándoles
el reloj.
Fue un período memorable para la historia del
Colegio y de la ciudad; fue aquel un período de intensa actividad. Un grupo de
estudiantes entre los cuales sobresalían Hugo Toro Echeverri, Héctor Abad
Gómez, José Cardona Hoyos, Raúl Arias López, Florentino Muñoz García, Carlos E.
González, Guillermo Vallejo, entre otros, admiradores de su rector, atentos a
sus orientaciones, aparte de sus afanes por los estudios, de notorio
aprovechamiento, animaban centros literarios y demostraban una gran inquietud
por todas las cosas atañederas a las cuestiones de la cultura.
De hecho y sin lugar a dudas, se nota cómo el
entusiasmo, la asiduidad, la abnegación y constancia con que el Doctor Velasco
Ibarra entró a llenar las funciones de su cargo, dicen claramente que las
palabras del eminente estadista son hijas de una acendrada y profunda fe en el
porvenir de la juventud, juventud que es común a los estudiantes.
Al Doctor Velasco Ibarra no lo asustaban las
dificultades que por el momento se presentaban, pero creyó que Sevilla no había
dado exacta cuenta de lo que el Colegio significa para su porvenir. Sus
propósitos como Rector tendieron a hacer del Colegio uno de los institutos de
mayor renombre, como realmente ocurrió. Nació y murió en Quito, Ecuador,
1893-1979.
Fuentes consultadas:
La Escuela en el Departamento del Valle del
Cauca, publicación dirigida por Tulio Ramírez R., director de Educación,
Imprenta Departamental, Cali, 1938.
Monografía de José Dolores Muñoz y Ricardo
Esponda, ejemplar publicado en 1943.
Ulises Vásquez Vargas, Almanaque Histórico
Sevilla, publicación realizada en 1971.
Ulises Vásquez Vargas, Sevilla, Valle del
Cauca. Otro hito de una concepción colonizadora, Imprenta Departamental del
Valle del Cauca, 1998.
Prospecto del Colegio Oficial de Varones de
Sevilla, Valle, para el año lectivo 1935-1936.
Prospecto del Colegio Oficial de Varones de
Sevilla, Valle, para el año lectivo 1950-1951.
Revista Cincuentenario, edición dirigida por
Don Pedro Emilio Gil Jaramillo.
Reseña del Colegio General Santander por Pedro
Emilio Gil Jaramillo, Sevilla, Valle, 1962.
Antorcha, órgano cultural del Centro Literario
“Guillermo Valencia” del Colegio General Santander, edición dirigida por Otilio
Valencia Pineda, Sevilla, mayo de 1951, Número 2.
www.biografiasyvidas.com/biografia/v/velasco_ibarra.htm
Anuario Santanderino, director Wbeimar Muñoz
Ceballos, Sevilla, agosto de 1958.
Elaboró: Pbro. Rodrigo Gallego Trujillo
Ad Maiorem Dei Gloriam