Titulo así el artículo de esta semana, porque
quienes hemos leído algunas obras del escritor Jaime Lopera, en las cuales
refiere anécdotas, que nos llevan a reflexiones como puede ser con los acuerdos
del proceso de paz, encontramos alguna similitud al escuchar y leer que unos y
otros se echan la culpa al no encontrar las respuestas correctas que satisfagan
sus intenciones.
En “La culpa es de la vaca” hace referencia a
unos artículos elaborados con piel de vacunos y que después de haber salido al
comercio, los clientes se quejaron de su regular calidad y entonces se inició
la correspondiente investigación para conocer la causa.
El investigador se dirigió al almacén que
expendía los mencionados artículos (bolsos, carteras, billeteras. etc.) y le
inquirió al comerciante “dígame ¿a qué se debe la regular calidad de los
artículos de cuero que usted vende? y el señor le respondió: los artículos
llegan aquí directamente de la distribuidora y no le puedo dar respuesta.
Entonces, se fue a la distribuidora, haciendo la misma pregunta y la respuesta
era, que así llegaban de la fábrica; entonces pasó a ella, interrogándole al
fabricante y le contestó, que la calidad de las pieles de elaboración venía de
la talabartería. Pasó allí, tratando de hallar la verdadera causa y se encontró
con que el problema podría venir de la
curtiembre, en donde al hacer la pregunta, le dijeron que los responsables eran
los de la planta de sacrificio que no hacían buenos cortes de las pieles, pasó
entonces a la planta y allí la respuesta era de que los animales llegaban de la
ganadería con heridas en la piel. Lo último que hizo el investigador fue
trasladarse a la hacienda ganadera, donde la respuesta final fue que ellos no
eran culpables de nada, que lo que pasaba era que al arriar el ganado algunos
animales se brincaban por las cercas de púas y algunos se herían la piel. La
conclusión final fue que “la culpa era de las vacas”
En un artículo pasado, me refería a los
mecanismos de participación ciudadana.
Derecho de petición, acción de tutela, acción de cumplimiento, referendo y
plebiscito; ahora están de moda otros como el fast track, que es una figura utilizada en el constitucionalismo
de los Estados Unidos. Acto legislativo 157 de 20015 Cámara, Senado 04 de 2015 que otorga mejores poderes
al ejecutivo, o sea al Presidente de la República, para proponer actos
normativos que han de ser aprobados por el Congreso. En otras palabras, le da
poderes especiales al presidente.
A raíz del proceso de paz también salió la refrendación y la implementación. El
primero, no es más que la aprobación o autenticación que el Presidente Santos
sin necesidad, pero haciendo uso de la democracia, lo sometió a plebiscito (porque
podría haberlo hecho con el congreso) entre el Si y el No, ganando este último,
en el cual no hubo un verdadero consenso, puesto que no votaron el 65% de la
capacidad votante, siendo el verdadero ganador la abstención.
La implementación consiste en que cada uno de los puntos del
acuerdo serán sometidos a estudio o procesos legislativos en el Congreso y
sometidos a aprobación.
Precisamente los representantes del NO
después de haber llegado en la Habana a unos
¿acuerdos? y cerrada la negociación, aparecen con el cuento “que les
hicieron conejo” porque el Presidente Juan Manuel Santos al hacer uso del fast
track en el Congreso para su refrendación e implementación era ¿ilegítimo?
Entonces concluyendo este enredo, como el de “La culpa es de la vaca”, quiere decir,
que el Congreso donde hay 20 promotores del NO, ¿es también ilegítimo? y
mirando el espejo retrovisor, también fue ilegítima la reelección del entonces
presidente Álvaro Uribe, alterando la Constitución Política y de ñapa
cometiendo cohecho “el que peca por la paga y el que paga por pecar” y con
mermelada que en esa época así se disfrazaban los auxilios parlamentarios ¿recuerdan?
Recordemos que los promotores del NO hicieron
una marcha contra los acuerdos de paz, sin conocerlos, y ahora que los
discutieron salen con el cuento que van a hacer una marcha de resistencia
contra la paz y al final como en el cuento de la “Culpa es de la vaca” dirán
que la culpa la tendrá el pueblo, quien como siempre es quien sufre las
consecuencias de las metidas de pata de sus dirigentes.
Por| Licenciado, Danilo Useche G.
»
