Texto de Edgar Alzate Díaz
Sara Herrera Fontan, exquisita pintora ambientalista a quien conocí de un día de nacida, hija de mi buen amigo el antropólogo Diego Herrera Gómez. La siguiente es una crónica acerca de una exposición pictórica de Sara.
En Medellín unos años atrás fueron vistos algunos jaguares en la Reserva Natural propiedad de Empresas Municipales de Medellín, estos felinos se encontraron cerca del borde de la Reserva, o sea, en las goteras de esa ciudad, la pintora Sara Herrera realizó algunas pinturas en las paredes más emblemáticas de la ciudad para proteger a los jaguares, por esta razón decidí escribir este artículo.
Autora Sara Herrera Fontan, grafitis con jaguares pintados en la Universidad de Antioquia.
El jaguar se acerca al borde de la meseta, detrás están los arboles húmedos y grandes, musgosos por el frío de su hábitat. El jaguar se acerca y mira la ciudad, ve las luces y se inquieta. Mira despacio, acerca su hocico para percibir el gusto de esa extraña colmena urbana que aparece en sus sensaciones.
Desde la ciudad otra mirada lo acerca y percibe al animal. Conoce sus angustias y su indecisión de si acercarse a la colmena o solo mirarla. La mujer lo percibe, lo siente y se inquieta también por la situación del jaguar. De su espacio, de sus sensaciones.
Y entonces recogiéndolo en el papel dándole su figura, el espíritu del animal felino, espíritu ancestral de los indios, espíritu del poder y la sabiduría. Es por esto que lo pinta plateado, refulgente e iluminante con la luz, el oro sagrado que convierte al animal en energía de luz, destello del metal y de la simulación del color. Felino que protege y es protegido por la pintora que lo recoge y lo atrapa dejando que la figura del animal se incorpore a la ciudad.
Esto es lo que creo que Sara Herrera Fontan nos trae con sus animales: Zarigüeyas que son coronas en las plantas protegiéndolas, que se encuentran iluminando las figuras de la naturaleza, espíritus selváticos, animales selváticos, acuáticos, como una constelación sagrada antes del hombre.
Es la vuelta al saber ancestral, a la figura que está en el borde, mirando la ciudad en una naturaleza que se acaba. Hermoso trabajo este de Sara Herrera.
Pintura: Fortuna. Autora Sara Herrera Fontan. Galería Policroma.
Sabemos que el jaguar es animal sagrado, devenir del chaman en ser jaguar, el yopo que ilumina y nos hace ver transparentes, para conversar y conocer con la ayuda de los seres espirituales las enfermedades, la salud y el bienestar. El Clan ancestral, tótem de mis antepasados dicen los Sikuani, ya solo quedan dos clanes, el Nebütjumomowi o el clan del tigre, y Maja Momowi del papagayo. El Tsamani, Payé, Dopatuwinü, se transforma en el jaguar mientras el ave de colores y plumas intensas le adorna su cabeza mientras sorbe el polvo sagrado del árbol de los seres de espíritu. Sara Herrera recoge este espíritu, protege a este Clan viejo que atravesó las sabanas, anduvo con los primeros seres, les dio a los humanos su protección, mientras el viejo chamán intercambia energía con este jaguar sagrado para entre los dos ayudarse para no desaparecer.
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