Bandola: un festival intercultural

18 de agosto de 20160 COMENTARIOS AQUÍ

En antropología se define intercultural, como la relación afectuosa y respetuosa entre diferentes culturas en los que se producen intercambios de saberes y conocimientos en diferentes aspectos: Música, pintura, danzas, cantos, coreografías, cosmovisiones y muchas más. En este aspecto ya hemos dicho en anteriores ocasiones, que los sentidos tienen un importante papel en la adquisición del conocimiento y en el festival Bandola los sentidos como el oído, el olfato, la vista, la palabra, dirigieron la senda del conocimiento. La multitud de colores que sus escenografías mostraron, las danzas y temáticas regionales que trajeron nuevas visiones y saberes  para los cientos de asistentes que observamos como la teatralidad y musicalidad de nuestro país y del Continente suramericano llegó hasta nuestra casa y se paseó por el parque y en la atmósfera del pueblo. Desde las gélidas zonas de La Patagonia, los representantes argentinos y las voces de las mujeres cantadoras incorporaron el Sur del Continente con Sevilla Valle. Como dijo el poeta: “Vamos, vamos al Norte, aunque sea yendo por el Sur”.

Los espacios que los niños y niñas convirtieron en un destello de colores, como los ojos de mujeres hermosas que lanzan luces en la noche, así los colores de los vestidos de los niños y niñas con sus voces nos trajeron un mar musical. Los instrumentos que tocaron los niños,  las hermosas voces infantiles. Un trabajo digno de cualquier espacio universal. Además se comprueba que Sevilla es el mejor lugar para pasar la locura, pues por épocas, la luna sevillana nos envía sus rayos y su gravedad para dejar que la razón de paso a la locura.

Mediante las notas musicales, Bandola desde Sevilla Valle nos lanza a todas partes. La coreografía del grupo caleño que integra danzas y tonos del Perú. Los danzantes con un vestido negro y gris, lanzando estrellas y moviendo los brazos y piernas, en una especie de rock nativo. Bandola nos da la oportunidad de conocer como los jóvenes indígenas que viven en las ciudades, están adoptando esta danza y esta música integrándola en sus saberes y en sus gustos y adaptándola como adolescentes indígenas urbanos que son.

Pero, en el fondo de este espectáculo, de esta policromía en las montañas cafeteras, cuando la naturaleza se unió en un intenso verano con esta temporada, se produce lo más importante de esta fiesta como es el encuentro con los amigos y las amigas. A muchos amigos no los vemos desde hace años, pero la alegría de vernos reafirma que en las amistades no hay nada nuevo, pues es como si los amigos se acabaran de ver. Los abrazos y los besos con amigos y amigas, la alegría rebosante en este encuentro, es tal vez lo más valioso de este tenaz esfuerzo que hace Bandola para vernos felices.

En esta temporada se unió la naturaleza con su color amarillo y su sol intenso, la feracidad de los colores del ambiente de Sevilla se desplegó en azules, verdes, amarillos, como esplendorosos arreboles nocturnos los colores de nuestra atmósfera se unieron con los del escenario y con los vestidos de Bandola. Se une el poeta, el músico y el actor nacional en medio del jolgorio, de la jarana, de la vida sevillana en épocas de Festival.

Con todo este panorama, me pregunto si sabemos cuántos recursos económicos le pueden dejar a Sevilla estos tres días de Carnaval musical. Se benefician de este festival: los cantineros que rodean la plaza y hasta más allá, los hoteles y restaurantes, los taxistas, los almacenes, los artesanos con sus carpas, los vendedores de tinto, los vagos y los ladrones. En Sevilla estos días dejan un ingreso económico que ojalá  la cosecha cafetera lo diera. Se benefician los políticos que aparecen y los opositores al Festival que critican sin analizar cuanto le ingresa a Sevilla y cuanto le egresa. El apreciado amigo Ernesto Pino, economista sevillano de vastos  conocimientos estadísticos y futbolísticos, puede realizar el algoritmo y el cálculo exponencial que nos dará los datos del festival con relación al impacto positivo en la vida de las gentes.

Pero los economistas versados en números y estadísticas, se verán a gatas para darle un valor a la amistad, a las risas y esparcimiento, al desarrollo del arte del vestido, del maquillaje, de la simulación. La escenografía del espectáculo, de los participantes, el desarrollo mismo del evento, la integración con los asistentes es la mayor demostración de un arte social en los términos del acceso a él. Cuánto valor tiene este espectáculo desde otras miradas capitalistas?

Los sevillanos amamos el arte, el teatro y la música que son parte de nuestra existencia desde épocas familiares y estudiantiles. Ahora Bandola permite que estos genes que todos llevamos, salgan y se expresen en el desfile de los abrazos, de los disfraces, del color y el sin sentido, un hermoso homenaje a la vida, que nuestro amigo y paisano Oscar Gallego, nos deja en cada Festival. 

Finalmente una pequeña recomendación a pesar de los elogios. El sonido, es importante hacer un esfuerzo por mejorarlo.

Por| Edgar Álzate Díaz
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