Toda
vida humana es un camino; la Vida verdadera es el Camino y todo esto tiene
nombre propio: Cristo Jesús; y Él es el Amado cantado y proclamado por Teresa
Sánchez Cepeda y Ahumada, la gran doctora de las cumbres místicas que supo
hacer vivible su desposorio espiritual con el Esposo Místico y transformar en
su tiempo la vida religiosa del Carmelo, haciendo de éste un rinconcito del
cielo en la tierra.
Venerable
monja; enclaustrada por buscar al “Amor de su vida”; andariega por anunciar al
Amor de su vida, preclara escritora por obediencia filial para legar a
generaciones del porvenir su gran virtud oracional.
La
honramos porque ha dado a la Iglesia un incalculable tesoro de espiritualidad
que nos ha enseñado a exclamar: “vivo sin vivir en mí” […] “mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado”. Llegó hasta el empíreo y nos lo abajó para poseerlo y practicarlo; viajó por las estancias del
Castillo Interior y llegó a la Morada del Señor en el Eterno Convite hasta la
gloria de la transverberación que la hizo proferir con solemne sentencia:
“Hirióme con una flecha enherbolada de amor y mi alma quedó hecha una con su
Criador; ya yo no quiero otro amor, pues a mi Dios me he entregado […]”.
Hoy te
suplicamos doctoral intercesora: “Enséñanos el amor, Teresa Madre, Teresa;
descúbrenos la alegría y la pobreza [porque] el hombre se muere de hambre y
están repletas sus mesas, lo que falta es repartir entre todos la pobreza”.
Cuando el hombre tiene más menos sabe de alegría, que sirve la mesa llena
cuando el alma está vacía”.
Nos
alienta la esperanza de saber que tu vida fue un trasegar por luchas y agrestes
caminos; tus pasos peregrinos fueron marcados por la clave inigualable del amor
de Dios que todo lo hace nuevo, joven y alegre; nos entusiasma saber que amaste
a quien debemos seguir de verdad desde el corazón sellado por el Espíritu
Divino; nos alegra comprender que sólo se llega a la boda, que engendra vida,
pasando por el lábaro de la cruz.
Ayúdanos
a imitar tu ejemplo para unirnos a Cristo el Señor, por siempre, desde este
peregrinaje por el mundo temporal hasta la dicha celestial. Instrúyenos en el
arte de cantar que “nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se
muda, la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: ¡sólo
Dios basta!”.
Buga, 2015, en el jubilar
del quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, Virgen y Doctora
de la Iglesia.
P. Rodrigo Gallego Trujillo|
Rector del Seminario de Buga.