Bien sé, Hugo, que mi pluma es
apenas un pálido medio por el cual trato de dejar correr ese torrente de
quejas, lamentos y recuerdos, que contristan el alma de tu pueblo desde que te
fuiste.
La foto fue cambiada por esta del doctor Hugo Toro
Pero bien sabes, Hugo, que con
mis palabras sencillas van envueltas: toda la gratitud de tus gentes, toda la
sencilla emoción de tus campesinos y el más sincero tributo de admiración y
cariño que esta tierra pueda ofrecerte.
Tu vida, tu nombre y tu pluma
obraron el prodigio de la multiplicación porque permaneces vivo en el corazón
de cada sevillano.
No importa que tus pies ya no
tengan el poder físico de pisar con orgullo los caminos y praderas de tu amada
tierra (sí,... tu tierra, porque todo te pudieron quitar menos el derecho a
ella) llevando en todas direcciones el ritmo suave y lento de un bolero o la
ingenua alegría de un bambuco en la fiesta de alpargatas y muleras.
No importa, porque nos queda el
recuerdo de tus pasos que seguirán resonando jubilosamente a través de la
historia y del espacio, pregonando tu nombre a las generaciones venideras.
No importa que tu mano ya no
pueda cerrarse para empuñar la péñola hidalga que, con tanta donosura y pureza
de lenguaje, esgrimiste para cantar los ingenuos amores de tus hermanos del
campo.
No importa, porque ella flotará eternamente
en todas las ventanas donde haya enredaderas, rosales y jazmineros; en todos
los ranchos donde haya morenas con ojos de fuego, que furtivamente miren al
mozo más garrido de la corte; y, en todas las toldas donde haya arrieros, que
cansadamente recuesten sus cabezas sobre las enjalmas y los aparejos.
No importa que tu lira ya no
cante la belleza angelical de nuestras reinas.
No importa, porque ella seguirá
viviendo en conjunción eterna con el fulgor radiante de sus ojos, con la
clásica esbeltez de sus siluetas y con la primaveral fragancia de sus bocas.
No importa que a tu violín le
hayan quitado la dulce delicadeza de tus dedos, para que no entone más sus
serenatas a las muchachas pueblerinas en las noches de amor y de estrellas.
No importa, porque él seguirá
viviendo en los conciertos montañeros de las aves, en el canto misterioso dé
las fuentes y en la canción del viento entre las ramas.
No importa que tu voz magnífica
ya no cante en la coronación triunfal de nuestras reinas, en el acto de jubilación
de nuestras viejas maestras o en la humilde velada de la escuela. No importa
que tu voz callada ya no pueda vapulear con su franqueza a aquellos hombres
malos sin conciencia, que desesperados por su pequeñez, matan, creyendo así
opacar la grandeza ajena.
No importa.... Tu palabra tiene
más poder ahora que nunca y estará en todas partes; en donde la justicia no
impere, pidiendo su imperio; en donde hay poesía, cantando a la belleza; y, en
donde haya gente humilde, gritando con voz viva las quejas de Juan Pueblo.
Plutarco
Tomado del Anuario Santanderino.
Fundador-Director: Weimar Muñoz Ceballos. Agosto 1958.
Foto de Hugo Toro Echeverri.
Tomada por Arthur Weimberg
Investigación: Comunidad El Búho