
Hilvanar palabras, tejer utopías, recordar la
Sevilla de otrora, tratar con afecto a sus semejantes, recitar poemas de Neruda,
inspirarse en pasillos y bambucos fueron parte de su diario vivir. Hablar con
ella, era ingresar a los linderos de la más encumbrada cultura, porque recreó
sus horas en selectas lecturas y hablaba con facilidad de los clásicos griegos,
de los grandes maestros de la música universal, de los virtuosos de la pintura
y el arte, de los grandes líderes universales, inclinando su admiración por
Gandhi, Martin Luther King y la madre Teresa de Calcuta. Por la poesía, sentía
gran admiración y su poeta preferido, además de Neruda, fue Sor Juana Inés de
la Cruz. Ella, con alguna frecuencia, recitaba estos dos sonetos:
“Dos dudas en que escoger
tengo yo, y no se a cual prefiera
pues vos sentís que no quiera
y yo sintiera querer.
Y sea esta la sentencia
porque no os podáis quejar
que entre aborrecer y amar
se parta la diferencia…”
Como abogada de profesión, la doctora María
Virginia ocupó importantes cargos dentro del contexto departamental. Fue Juez
promiscuo, en Obando; juez segundo penal, en Sevilla; Diputada a la Asamblea
por el Valle del Cauca, Concejal del municipio, Secretaria General de Emsirva,
Gerente de la Industria de Licores del Valle, alcaldesa de Sevilla, Directora
del Departamento de ejidos de la alcaldía de Cali, Directora del Departamento
Administrativo de Tránsito del Valle (Datt).
Como es un deber, honrar la vida y obra de
nuestra ilustre sevillana, hay que poner memoria y monumento en su nombre. Paz
en la cripta de nuestra inolvidable amiga y paz en las horas de su familia, en
este momento de orfandad y duelo.
Héctor Fabio Valencia Aguirre
Javier Marulanda
Imagen de Redes Sociales