El mes de abril del año 2001 marcó el inicio de
muchas cosas. Tuvo lugar en la ciudad de Armenia en el Parque Rafael Uribe
Uribe, la primera versión del Festival Cuyabrito de Oro y el primero de muchos
que ganaría Jessica Jaramillo. Sin siquiera presentirlo, los dos se inscribían
en una de las páginas más importantes de la historia musical colombiana.
Armenia y la música
En la ciudad de Armenia es muy fácil encontrar
niños y niñas que desde muy temprana edad llevan bajo el brazo un instrumento
musical.
Guitarras, tiples, flautas, e incluso,
clarinetes se pasean por la 14 y entre el Parque Sucre y la Catedral Inmaculada
Concepción de Armenia, se van entonando desafinadas melodías que pronto se
convierten en obras maestras.
“Pasé por el xilófono, por la lira y ya después
empecé en clarinete 3, que era lo más básico; después clarinete 2 y ya pude ser
clarinete 1 que era lo mejor y entonces todo el mundo lo respetaba a uno”.
Ella es Jessica Alejandra Jaramillo Olaya,
nació en el balcón del Valle del Cauca, en Sevilla, pero fue su paso por la
ciudad de Armenia, lo que enriqueció su carrera musical y despejó sus dudas
frente a su oficio.
La capital quindiana fue su punto de partida
para pisar los más grandes escenarios de la música andina en Colombia y en el
mundo.
“Mi papá fue el que me enseñó a cantar, el que
me mostró las canciones. Mi papá sufría mucho porque mi voz era muy plana, no
tenía vibrato. Entonces él se desesperaba”
Así pasaba las tardes con Javier Antonio
Jaramillo, su padre. Entonando canciones
colombianas, bambucos, torbellinos; ensayando lo que con el paso de los años,
se convertiría en su repertorio para subir a la tarima del Festival Infantil de
Música Andina Colombiana Cuyabrito de Oro.
El Cuyabrito de Jessica
“Yo creo que el Cuyabrito ha sido un semillero
súper grande. Todos los que allí
empiezan, hasta el momento no han dejado de hacer música andina colombiana”,
afirma Jessica.
El Cuyabrito de Oro es uno de los festivales de
música más importantes de la región y del país. Tobías Bastidas es su creador,
es amigo de la familia Jaramillo y uno de los primeros que se interesó en su
voz, en la de Jessica. Javier Antonio y
Tobías pasaban horas conversando sobre música, sobre Sevilla, Armenia y sobre
el talento de Jessica. Ese año, el 2001,
Jessica Alejandra ganó su primer festival, ganó el Cuyabrito de Oro, una
guitarra, un trofeo y algo de dinero para ella “era mucho”.
“Y de ahí no paré. Ese mismo año Tobías empezó
a llevarme a los concursos. Entonces me llevó a Pasilleritos, me llevó a Belén
de Umbría, me llevó al Cacique Tundama, me llevó a Santa Rosa de Cabal al
festival de villancicos”
El Mono Núñez
El Cuyabrito había trazado el camino. Pero lo
que le esperaba a Jessica y a su enorme talento, iba mucho más allá. La meta de muchos de los mejores intérpretes
de música andina es el Mono Núñez, para Jessica, era la meca, lo más importante
en su carrera. Fue allí donde su amorío
con Armenia y el departamento, empezó a consumarse. Por azares del destino,
Diego, su pareja, y Jessica no lograron representar al Valle, su departamento,
y se inscribieron como representantes del Quindío.
“Me acuerdo que fuimos con una guitarra
prestada del párroco de la iglesia de Sevilla, de la iglesia de San Luis. Me
acuerdo mucho del padre Luis Norberto, y nos fuimos”
Era el
año 2008, se presentaron con guitarra y voz. Y junto con su esposo Diego Ariza,
ganaron, en su primera visita al Mono Núñez. Al encuentro de música andina más
importante del país y uno de los más reconocidos del continente.
Es
natural que para ella, esos azares que la llevaron a cantar como quindiana,
hayan tenido tanto significado.
“Soy sevillana pero con la mitad de mi corazón
en el Quindío porque también me ha dado muchas cosas maravillosas”
El
recibimiento en el Atahualpa Yupanqui
Jessica Alejandra Jaramillo es intérprete de
música andina colombiana. Es tanto
sevillana, como cuyabra. Pero ante todo
es colombiana. Uno de sus mayores
orgullos justamente tiene que ver con eso, con presentar la mejor cara de
Colombia en el exterior.
El año 2016 fueron invitados al Festival
Nacional de Folclore de Cosquín, el festival más importante de música
folclórica de Argentina y de América Latina. El evento que tradicionalmente se
lleva a cabo en la ciudad de Cosquín, en la provincia de Córdoba. Esta vez era el Atahualpa Yupanqui, en la gran
plaza Próspero Molina, conocida como la Plaza Nacional del Folklore; quien
recibiría a Jessica.
“Ellos tienen un agüero con el Atahualpa y es
que cuando allí hace mucho viento y las hojas se alzan, es porque el Atahualpa
te está recibiendo con los brazos abiertos y te da como su aprobación de cantar
allí. Cuando nosotros nos subimos a la tarima, eso pasó y no lo podíamos creer”
El Show
del Café
Todo empezó en las calles de Sevilla y Armenia,
en sus parques. Con un raspa’o en la mano y el clarinete en la otra, soñando,
pero ante todo, disfrutando. Siempre siendo la misma, una sevillana con el
corazón cuyabro. Micrófono en mano,
Jessica ha estado en el Cuyabrito de Oro, el Mono Núñez, el Festival de Cosquín
y Viña del Mar. Ahora, hace parte del
selecto grupo de artistas que presenta hace más de doce años el Show del Café,
un espectáculo sin igual.
"El
Show del Café, es la compañía de baile más hermosa que tiene Colombia por todo
lo que transmite, por sus artistas, porque son unas personas maravillosas y me
han enseñado lo que no está escrito. Yo me siento muy feliz acá”
Hoy, dieciséis años después, es inevitable que
Jessica recuerde aquella tarde. Su punto de partida.
“Si yo no entro al Cuyabrito, yo creo que no
sería cantante. El Cuyabrito es el culpable de que yo esté en esta locura y que
me sienta la mujer más feliz del mundo cada vez que puedo cantar”
Ese sueño que Jessica empezó hace 17 años, ha
dejado una enorme cosecha, se ven nuevos frutos y al mismo tiempo se va arando
el terreno para una nueva siembra.
Jessica
sueña con seguir trabajando por la difusión de la música andina colombiana,
especialmente en los nuevos públicos, los más jóvenes y los nuevos
talentos. Esos que como ella, hoy
empiezan a escribir una nueva historia en el Cuyabrito de Oro.
Juan Ricardo Pulido.